8

16 7 14
                                    

Nunca en mi vida me había atrevido a decir tantas cosas. Y todo era verdad.

Yo a mi hermano lo quería, lo admiraba, era mi ejemplo a seguir y si hubiera tenido que dar mi vida por el lo hubiera hecho sin dudar.
Pero en tiempo pasado, la vida seguía. Y ahora no sentía más que desepcion pura.

Pero había una duda en mi interior, ¿Está era yo? Claro que no.

La anterior Carol no guardaría rencor ni aunque le hubieran hecho daño. Trataría de disimular.
No podría ser está versión.

Salí de inmediato de mi habitación. Mis padres estaban con mi hermano en la sala.
Baje lo más rápido que pude, y sin más lo abrace.

En ese abrazo se fue mi dolor, mi desesperación, mi soledad, mi irá. En ese momento todo se había ido por el caño. Para poder empezar de nuevo siendo la misma yo.

—Perdon hermano—dije—perdoname yo era una tonta— decía llorando una y otra vez.

Mis padres y mi hermano estaba anonadados por mi cambio tan repentino de actitud.

Me aleje y me seque las lágrimas.

—Debo cambiarme el maquillaje—informe a todos

Fui a mi habitación y cambie mi atuendo por un vestido negro ajustado con mangas de encaje. Y tacones negros con brillo. Retoque el maquillaje y baje.

Salí a dónde estaba la fiesta.

—Hola Enrique—dije y el se quedó observandomé

—Estas muy linda cariño

—Gracias amor

—Suficiente miel—dijo Dayana— tengan compasión de los solteros.

—ok hermanita—dijo Enrique— ¿Quieres algo de tomar?

—si amor, una copa de vino—le conteste

Fue a buscar lo que le había pedido y mi sorpresa fue que regreso con un vaso de refresco

—No es enserio Enrique? —le dije

—no te voy a dejar tomar

—pero déjame plis—le dije con mi carita más tierna

—tiene razón mi hermano, no deberías tomar y tampoco él debería hacerlo—contesto Dayana

La fiesta se animó aún más. La sorpresa de la noche fue increíble. Llevaron dj. Mis padres sabían que me encantaba la música electrónica. Me gustaba la sensación que me daba. Me relajaba y me hacía sentir que todo estaba bien aunque no fuera así.

Jamás había bailado tanto en mi vida como esa noche.

Esa noche mis padres salieron de viaje junto con mi hermano. Me dejaron la casa sola.

Pero se quedaron a dormir Dayana y Enrique. Dayana se quedó en mi habitación Y Enrique en una habitación para invitados.

Me puse una piyama que constaba de una blusa de tirantes y un short muy corto. Dayana en cuanto tocó la cama se quedó dormida.

Había olvidado el agua, siempre duermo con agua para beberla en cuanto me despierto.

Salí de la habitación y me dirigí a la cocina. Pero en la sala estaba él.

—Joder nunca se había visto tan guapo Enrique— pensé.
No podía pensar eso. No ahora.

Seguí caminando y su voz me impidió seguir caminando.

—Hola

—Hola Enrique— me acerque a dónde se encontraba sentado.

Me observaba cuidadosamente, como si quisiera grabar en su mente cada detalle de mi.

—que linda piyama, creo que el rosa es tu color

—gracias igual te queda bien el negro.

—¿Eso crees?—me dijo pícaro
¿Cree que eso me pondrá nerviosa a mi? En sus sueños.
Me acerque peligrosamente a el. Y me senté a orcajadas en el.

Nos miramos directamente a los ojos y en ese momento me di cuenta que esto era un error.

Me trate de levantar pero sus manos me detuvieron.

—termina lo que empezaste—ordeno

—¿Y si no quiero?

—lo tendrás que seguir—termino de decir la oración y me besó.

Un beso que fue subiendo de intencidad. Hasta que por falta de aire nos separamos.

—no se cuánto resistiré si haces esto.

—no quiero que lo hagas— dije con voz entrecortada

Me volvío a besar y su mano se deslizo debajo de mi blusa.
Nos dirigimos a la habitación en la que se quedaba. Y ahí me dijo

—tengo muchas ganas de estar contigo pero todo a su tiempo

—gracias

—de nada

Se hizo el silencio

—pero quiero pedir algo si quieres

—dime

—quiero dormir contigo aquí—dije algo apenada.

Un loco amorWhere stories live. Discover now