–Damelo —mi mamá estiró sus brazos luego de limpiarse las lágrimas—. Anda a dormir un ratito.

–No quiero dormir —contesté negando con la cabeza—. ¿Viste a Paulo hoy? Me desperté y ya no estaba

–No —negó con la cabeza y me sacó a Luca de mis brazos—. Quiero que comas, tenés que alimentarte bien.

–¿Papá?

–Le dejé el desayuno en la cama, está desayunando algo al menos... ¿Como se portó?

–No se despierta en la noche si duerme en el pecho de Paulo, duerme todo seguido.

Ella lo abrazó y le besó la frente. Él era lo único que mantenía cuerdos a todos.

Paulo llegó a mi casa y luego de saludarme con un beso en la frente, se sentó a desayunar conmigo en pleno silencio.

Mientras Luca estaba on su papá, aproveché a bañarme y limpiar toda nuestra habitación, dejar que entre sol y estirar la cama. Obviamente el bebé dormía en medio de los dos si es que Paulo no lo hacía dormir encima de él.

Cuando terminé, Paulo entró con Luca en brazos y lo dejó en medio de la cama.

–¿Podemos hablar?

Dijo mientras solo miraba a su hijo y yo buscaba la mirada de él sin encontrarla porque él la evitaba.

–¿Que pasa?

–Me voy a ir unos días a la pensión de Instituto.

–¿Unos días? ¿Cuánto es unos días?

–Un tiempo... no sé.

–¿Y cuando pensas volver? ¿Cuando Luca ya hable, gatee, camine?

–Los fin de semana voy a venir, Luana..

–Está bien, lo que quieras.

Asentí y me recosté al lado de mi hijo.

–Necesito concentrarme en otra cosa ahora, estar en mi casa o estar acá me hace mal y no quiero estar así con mi hijo que no merece nada de esto.

–No, y tampoco merece que lo dejes... ahora más que nunca deberías estar con él, quedarte con tu hijo, apegarte a él para que todo se te haga un poco más fácil.

No respondió y solo miraba a su hijo mientras tomaba su manito.

–No me podés dejar sola... yo no voy a poder sola —negué con la cabeza y él a ese punto ya estaba ppor llorar, otra vez.

–No te estoy dejando sola, está mi mamá, la tuya, tu papá... no sé si te acordás, pero ya no tengo papá, se murió hace unos días, vos si lo tenés.

–Yo no tengo la culpa de esto y Luca tampoco, no merecemos esto.

–No te estoy echando la culpa, pero necesito pensar y respirar.

–Hace dos semanas que yo necesito respirar pero no puedo, estuve prácticamente sola... tu papá muriéndose, Alicia a su lado como corresponde, mi papá cayendo en depresión por la muerte de su mejor amigo, mi mamá haciendo malabares para que todos estemos bien, yo cuidándote a vos y a Luca.

–Perdón, todo esto me supera.

–¿Y a mí no? Todas las noches hace una semana me despierto escuchando como lloras por tu papá y a la vez tratas de cuidar a tu hijo, yo sé que es difícil pero yo no puedo sola, no podés dejarme acá y mandarte a mudar.

–No me estoy mandando a mudar, Lu, no quiero que ustedes dos convivan con una persona que no puede ni con su vida.

–Perfecto, andá que yo me voy arreglar como sea.

anyone ; paulo dybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora