G3 N15, [Kol & Klaus Mikaelson].

Prólogo.

prólogo¡

Génesis aun recordaba cuando la Bruja Escarlata se había dado a conocer. Había parecido un sueño.

Desde la cama de su hogar sintió como una luz amarilla intensa se asomó por la ventana cegándola, se levantó lentamente con curiosidad hacia lo que era. Abrió su ventana y una fuerte ráfaga de viento casi la lanza al suelo, haciendo que sus ojos se entrecierren levemente para seguir observando.
Lo primero que se le vino a la mente fueron alienígenas, pero sus ojos se abrieron de par en par ante la figura de la figura de mujer bajando desde el cielo y acercándose hacia su ventana y hacia ella pero luego de eso todo se volvió negro.

Y junto la presencia de la Bruja Escarlata en su ser, todos los recuerdos, sentimientos y emociones de su vidas pasadas la golpearon de golpe; desde la primera vez que reencarnó y la confusión que se sentía en los años antes de Cristo, así como también su vida pasada anterior a ella.

La Bruja Escarlata vagaba por la tierra hacía miles y miles de años, probablemente desde mucho antes que los homosappiens descubran la magia entre sus venas. Había pasado por tantos momentos históricos que aquellos recuerdos valían oro para Génesis. 

Moría y reencarnaba.
Morir. Reencarnar.
Morir. Reencarnar.
Morir. Reencarnar.
Un ciclo sin fin.

Una maldición infinita.

Génesis había vagado por mucho tiempo en soledad consiguiendo asilo, dinero, comida, todo lo que necesitaba para sobrevivir a base del control mental; hasta que se topó con la mujer equivocada.

Hayley Marshall la había sacado de todo aquello y la encaminó en la vida. No había sido fácil, Génesis no ganaría nada con mentirles. Años y años de reivindicación y confianza que la Hayley le proporcionaba.

—¿Por qué me ayudas? ¿Crees que por hacerlo vas a tener una fuente de magia infinita?— Génesis le reprochó a la mujer dejando caer los lápices que estaba utilizando, llamando la atención de Hope, quien para ese entonces tenía 3 años.

Hayley apretó los labios al ver la actitud de Génesis delante de Hope, que había tomado inocentemente los lápices que había tirado  para comenzar a usarlos en su propio dibujo.

—Estuve en tu lugar cuando tenía tu edad. Estaba sola, confundida y con habilidades que nadie me explico ni enseño— Génesis apartó la mirada. —Si, primero lo hice por tu magia. Porque se que eres poderosa, puedes ayudarme a traer a mi familia de vuelta y Hope necesita aprender, pero ahora mismo eso ya lo deje atrás.

Y había sido cierto.
Al pasar de los años, Hayley nunca le había pedido ayuda sobre el asunto de los Mikaelson y el sueño profundo en el que estaban.

Pero esos tiempos se habían acabado.
Tras la partida de Génesis, los Mikaelson estaban devuelta.
Y más caóticos que nunca.