-La encantadora Victoria- dijo una voz metálica que provenía desde un aparato que se mantenía colocado en medio de su cuello.

-Que ingenioso Boss, te escondes detrás de un disfraz y para completar usas un cambia voz- comenté sin interés en su presencia.

Miedo era lo último que sentía por él pero al parecer quería infringir por el hecho que lo ví hurgar entre sus ropas para luego sacar un cuchillo pequeño que se veía a kilómetros que tenía un filo mortal, pero seguía dándome risa, no sería la primera vez que idiotas pensaban que mostrándome un arma sentiría miedo y no sería la última.

-Eres igual que tu padre, finge no tener miedo o sentimientos para no salir perjudicado, clásico en los Smirnova- alegó sentándose en una silla que el tipo que estaba a mi izquierda le había proporcionado.

Le sonreí por pura molestia para sus ojos.

-Vienes a decirme que soy igual a mi padre o estas aquí para dejar tus propósitos sobre la mesa así podré salir de esta podrida celda, sabes que no soy idiota por lo que estoy cien porciento segura que el que robo la espada eres tu pero tus movimientos son muy débiles a comparación de los míos- le dije acomodando mi saco sobre la silla.

El silencio se hizo denso a nuestro alrededor al momento que las luces comenzaron a parpadear de una manera desquiciante, tenía la rara sensación de que él en serio me odiaba pero no tenía mucha información sobre la razón lógica sobre su sentimiento negativo hacía mi y ahora me importaba más salir de aquí viva o muerta que seguir viéndole la cara espantosa que tenía.

-Tienes razón, no he venido para decirte tus similitudes con el idiota de tu padre y muy bien por sacar conclusiones acertadas, tengo la espada en mi poder y en pocas palabras también tu vida- respondió sin miramientos.

-No me digas que comenzará tu monólogo de malvado de la historia porque en pocas palabras no tengo mucho interés en saber tus maquiavélicos planes, solamente dime que quieres de mí y considéralo hecho- le ofrecí sin más.

Si quería salir de ahí tenía que ser rápido ya que Máximo no tardaría en llegar, y si el Boss quería sentir aunque sea un poco de poder se lo concedería.

-Quiero que te alejes de Vital y te largues del puesto de la mafia Francesa así yo tendré el poder, tengo el informe completo de tu familia lo que me dice que si la nueva jefa o jefe muere se celebra una fiesta para considerar el nuevo Señor o Señora de dicha organización- explicó con simpleza.

Le sonreí con normalidad al mismo tiempo que me levantaba sobre mis pies al momento que me reclinaba sobre mi abdomen mientras colocaba mi mano derecha donde estaba mi ombligo, me incline por unos minutos donde mi visión solamente estaba en el suelo, sus lustrosos zapatos llamaron mi atención por unos instantes ya que conocía a alguien que usaba el mismo calzado pero no me impresionaba, era bastante obvio.

Levanté mi cuerpo despacio y me acerque a él al instante que él levantaba su mano enguantada hacía mi cara como signo de nobleza, sostuve su extremidad entre las mía al momento que dejaba un casto besos sobre sus nudillos y conseguía que una sonrisa cruel surcara sus labios.

-Un placer estar frente a una eminencia como el Boss y nuevo jefe del linaje Smirnova- decrete su título como si fuera el más importante.

Levanté mi mirada hacía él y en ese instante otra cosa lo descubrió más delante de mi escrutinio, El Boss muy en el fondo de su cabeza quería pensar que nadie sabía de quién era en verdad.

-Buenas noches Señor Vital- le susurre en el momento que lo golpeaba con mi frente logrando que cayera de espaldas.

En ese momento las luces se apagaron de golpe y las puertas de las celdas se abrieron logrando que los dos idiotas salieran corriendo a toda velocidad, me aparte en el momento que vi como El Boss quedaba tirado en el medio de mi perfecta escapada pero sabía que estaba consciente por los movimientos voluntarios que hacía su cuerpo.

Me pegué a la reja al mismo tiempo que escuchaba como Máximo entraba provocando una explosión, pero cuando quise moverme por la ausencia de los barrotes algo sostuvo mi cabello al momento que me hacía para atrás así tirarme sobre las rejas.

-Vas a morir por mi mano tal y como tu padre lo hizo con mi mujer, sangre por sangre- amenazó con su mano sobre mi cuello que lograba levantarme del suelo.

El aire me faltaba a medida que me estrangulaba con gran sadismo ignorando cómo unos hombres que supuse eran sus guardias que le decían con desesperación que los búhos venían en su búsqueda, pero no le importo en lo absoluto ya que me golpeó con su puño sin medirse en fuerza logrando que de apoco todo mi alrededor me diera vueltas mientras escuchaba las últimas palabras que me había dicho hace unos minutos atrás.

En mis últimos segundos logré visualizar como unas llamas se hacían más grandes y de a poco iban llegando a donde nos encontrábamos, en ese instante escuché el grito desgarrador de una chica que era consumida por las llamas, me daba la impresión que era una policía que había llegado en el segundo equivocado pero gracias a esa pedida de auxilio el Boss me soltó dejándome sobre el suelo mientras la sangre cubría mis ropas con rapidez sin que pudiera hacer nada para controlarlo, con un solo ojo vi cómo se fue con sus hombres y corría lejos del fuego.

Mientras me desvanecía sentí como alguien me sostenía en sus brazos de manera protectora, me sacaron de ahí con tranquilidad al momento que escuchaba la voz de mi hermano que se hacía presente en mis oídos.

-Metan a esa chica en la celda, desde este día Victoria Smirnova está muerta para los ojos de la sociedad delictiva- ordenó con seriedad.

Desde ese momento no supe más del mundo al instante que me desvanecía en los brazos de mi hermano que me abrazó con posesividad sin soltarme, haciendo que me sintiera a salvo cómo nunca antes me había sentido.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now