Los demonios conocen al ángel

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—Oh, conque es uno de esos tipos.—repuso Loona, comiendo una pequeña galleta de la mesa de café. —. ¿Oye, como es que murieron exactamente el resto de tus hermanos?

— ¡Loona!—siseó Millie ante el comentario.

—...No quiero hablar de eso.—murmuró Moxxie dándose la vuelta con un suspiro.—. Es... es difícil hablar de ello.

Millie se apresuró a tomar su garra entre la suya, sonriéndole cálidamente. —Está bien, cariño. No tienes que decir nada. Concéntrate en las cosas buenas. 

...Una vez más, Blitzø sintió que su envidia aumentaba al ver a la pareja de diablillos mirándose con amor... Todavía le recordaba demasiado lo que había perdido, y sabía que estaba mal sentirse así. Especialmente después de todo lo que Moxxie y Millie habían hecho por él... pero no podía evitarlo.

Miró un cuadro de su... ¿novio? ¿Amante? ¿Amigo con beneficios? Todavía no sabía lo que eran él y Stolas. Sí, el búho se preocupaba por él, muchísimo... Pero, ¿podría realmente sustituir a Zella? Blitzø había tenido muchos amantes en su vida, y todos fueron malas decisiones, de una u otra manera. Pero Stolas era... diferente. Llegó tan lejos para salvar a Blitzø que sinceramente le conmovió; Nadie con quien se hubiera acostado había hecho eso por él antes... Estaba claro que Stolas lo amaba y quería que estuvieran juntos... ¡Estaba dispuesto a ser el espía del Cielo para curarlo, por el amor de Dios!

 ¡Estaba dispuesto a ser el espía del Cielo para curarlo, por el amor de Dios!

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Pero... Zella...

Blitzø cerró los ojos y vio que su amada esposa fallecida le sonreía durante un breve instante.

— ¿...Papá? ¿Estás bien?—le preguntó Loona, sacándolo de sus pensamientos.

— ¿Eh? Sí, sólo un poco nervioso.—murmuró Blitzø.

—...No puedo culparte.— susurró Loona bajando la mirada, mirándose las manos y apretándolas.—. Un ángel va a venir aquí.

Hubo un largo silencio entre los cuatro mientras todos se miraban con preocupación, con una pregunta resonando en sus mentes.

¿Cómo iba a ser ese ángel?

...

¡¿Me acordé de traer mi cepillo de dientes...?! ¡Sí! Lo tengo aquí!—decía Rachmiel mientras estaba en una de las puertas del aeropuerto de Purgatorio. Abrió otra maleta y puso cara de preocupación. —. ¡Oh, no! ¡Me olvidé de traer mi juego extra de ropa interior que mamá me dijo que trajera por si acaso! ¿Tal vez pueda conseguir un par en el Infierno? ¿Allá venderán tallas para ángeles...? ¡Está bien, fue una pregunta estúpida...! Espera, ¡¿si me traje mi libro de anatomía demoníaca?! ¡¿El que hizo el doctor Liam E. Neloan?!

El príncipe Stolas se frotó la frente mientras Metatrón se limitaba a mirar todo con expresión divertida con sus ojos alados. Los sirvientes que había traído con él para llevar sus cosas también se veían confundidos e incrédulos... Sin duda, aquello era lo más lejano que esperaban ver de un ángel.

Sanando a Blitzø (TRADUCCIÓN)Where stories live. Discover now