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Ir a comprar alimentos con Yibo es toda una experiencia. Él empuja el carrito como si estuviera camino a la horca, con el ceño fruncido todo el tiempo, suspirando exageradamente fuerte cada vez que Zhan tarda solo un poco de tiempo para elegir algo.

Zhan, infinitamente divertido, lo hace solo para molestar, y lo llama abuelo gruñón o princesa, se burla de sus miradas y lo pincha en las costillas, preguntándole cuál es su problema. Es cuando llegan al pasillo de harinas y pasteles, que se anima y Zhan termina con un carrito lleno de diabetes, mueve la cabeza y rueda los ojos cada vez que Yibo deja caer dentro otra dosis de azúcares.

Al llegar a la caja registradora tienen una pequeña pelea sin importancia, Zhan tratando de crear algún tipo de orden, mientras que Yibo lanza todo sin ningún orden. Pone sus manos sobre el pecho de Yibo y lo empuja hacia atrás y le dice a que se aparte, y los ojos de Yibo están bailando con diversión y luego se oscurecen, haciendo saltar el corazón deZhan.

Llegan a casa y Yibo le ayuda a desempaquetar, ambos caminan alrededor del otro en la cocina, se rozan y tocan, la mano de Yibo va deslizándose casualmente sobre su cadera mientras se estira alrededor de él para guardar el paquete de leche, y sus dedos se deslizan un poco bajo el borde de su camiseta.

Después hace que Yibo se lave las manos y luego le entrega un plato con carne molida, harina, cebolla y hierbas finas, se acomoda en una esquina y le muestra cómo hacer una albóndiga.

—Una vez que has revuelto los ingredientes comienzas a formar las albóndigas —le demuestra cómo— Ruedas la carne en tus manos, como un pelota, hasta que se sienta suave pero apretada.

Yibo sonríe y Zhan lo mira, su rostro se calienta, respira y ríe...

—¿Por qué todo que digo cuando estoy contigo suena como una insinuación?

—Creo que tengo ese efecto en ti —murmura Yibo.

—Hola, chicos —dice Darren, entrando. Zhan ni siquiera oyó la puerta. Se aparta rápidamente de Yibo.

—Esto huele bien, ¡Jesús! Yibo ¿de verdad estas cocinando?

—Estoy haciendo albóndigas —dice, sosteniendo un trozo de carne molida—. Cocinando, es un poco exagerado.

Darren se acerca por detrás a Zhan y lo besa en el costado de su cuello.

—¿Quién hubiera dicho que serías tu quien lograría domesticar al, Gran chico-malo Wang Yibo?

Zhan resopla.

—No hay nada de grande o malo en él.

—Uh oh —dice Darren a Yibo—. Él ha visto a través de fachada. Estás perdiendo el tacto.

—Bueno pues estoy jodido —Yibo dice suavemente, demasiado ocupado haciendo la albóndiga perfecta para parar las burlas de Darren.

Zhan de repente siente claustrofobia aquí en esta pequeña cocina, con Yibo y sus diestras manos moldeando la carne en un lado y Darren abrazado a él por detrás.

—Cállense, ambos fuera de mi cocina, —dice, y Yibo le mira brevemente.

—Pero... yo estaba ayudando.

—Y ahora estás estorbando —dice Zhan, agitando sus manos, instando a que salgan.

Yibo mira a Darren.

—Arruinaste toda la diversión.

Zhan hace la cena, mientras que Darren y Yibo miran el fútbol, como los hombres alfa que ambos creen que son, y después se sientan a comer y tomar demasiado vino. Yibo lava los platos, mientras que Zhan se sienta en la barra de desayuno y habla con él, Darren desapareció, como siempre hace cuando el tema de ocuparse de las tareas domésticas se presenta, y luego puso una película y los tres se aplastaron sobre el sofá para verla.

Darren toma su mano a mitad de la película, pero es el brazo de Yibo rozándole en el otro lado lo que le provoca mariposas en el estómago y no le presta mucha atención a la película, su mente está ocupada con tanta confusión.

La Navidad llega y se va.

El viernes va con Jiyang a recoger su esmoquin, y luego van a comer juntos, y más tarde pasa la noche colocando adornos de Navidad con Yibo. Pone música festiva y Yibo se queja, pero pasa demasiado tiempo acomodando las ramas del árbol en los ángulos correctos, por lo que Zhan no cree que sea tan reacio a las festividades como él dice. Cuelgan alrededor del árbol las luces de oropel y luego las esferas. Zhan toma una foto de Yibo colocando la estrella en la parte superior.

Y él mismo se sube sobre una silla después, para colgar guirnaldas alrededor de la habitación, Yibo lo sostiene por la cintura todo el tiempo para asegurarse de que se no caiga, eso le provoca un cosquilleo extraño y al querer empujarlo casi resbala, Yibo logra estabilizarlo en medio de risas cada vez.

1.Where stories live. Discover now