Onigiri de Atún con Mayonesa. [Inuokko]

5

—Ten cuidado con eso. —Yuuta advierte mientras avanza por la sala llena de cajas.

—Salmón. —Inumaki dice mirando al piso para no tropezar con algo y caer, soltando las cajas en sus manos cuando encuentra un lugar donde dejarlas. —Caviar. —se queja cansado. Mirando el desastre que había en el lugar, aún tenían demasiado por hacer.

Ambos ya eran estudiantes graduados y habían decidido mudarse juntos. Ni siquiera podían pensar en algo diferente a eso.

—Ven aquí. —Yuuta se sienta en el piso del apartamento que ahora compartirían, recostando la espalda del mueble detrás de él. Palmea el espacio entre sus piernas, e Inumaki se acerca hasta sentarse allí, siendo rápidamente atrapado por los brazos del pelinegro, quien lo abraza colocando la barbilla sobre su hombro. Puede sentir la sonrisa en su rostro.

—Algas marinas. —dice alzando una mano para acariciar el cabello de Okkotsu como si fuera un pequeño cachorro.

—También estoy feliz. —-les había costado mucho encontrar un lugar que pudieran sentir era el indicado para ellos. —Nunca imaginé que podría ser tan feliz. —confiesa ocultando su rostro detrás del hombro del peliblanco, apoyando su frente allí. —Gracias, Inumaki-kun. —quizás estaba siendo exagerado, pero sentía que eso no hubiera sido posible sin Toge. Él había aparecido en su vida para hacerla mejor, para brillar y hacerlo feliz, tan enamorado y determinado.

—Hojas de mostaza. —Toge dice. Yuuta no tenía nada que agradecerle. Sin embargo, le ignora y le ataca con besos en el cuello mientras le agradece sin parar, lo que le causa risa por las cosquillas. No puede alejarse porque los brazos de Yuuta son fuertes alrededor de él, pero está bien, igualmente no iría demasiado lejos.

Pero entonces Yuuta besa detrás de su oreja, manteniéndose más que en otras zonas, lo que le hace saltar sobresaltado. Era un área sensible, así que le causa escalofríos cuando el pelinegro se enfocaba allí.

—A veces eres tan sensible, Inumaki-kun. —Yuuta susurra aún detrás de la oreja del peliblanco, atrapandola con sus labios para mover sus manos debajo de la camisa de Toge. Siente como tiembla por sus acciones, subiendo las manos por su abdomen hasta el pecho, donde Inumaki le detiene sosteniendo sus manos apoyadas allí.

—Yuuta. —murmura. Lo hace en un tono que anima a Okkotsu aún más, quien besa su cuello mordiendo gentilmente la zona, lo que ocasiona un gemido. Aquello debilita a Toge, así que Yuuta aprovecha y mueve una de sus manos de nuevo hacia abajo, enfocando la primera en acariciar el pecho del peliblanco.

La mano que desciende acaricia la zona donde se encuentra el borde del pantalón, metiéndola lentamente por debajo de la tela. La mantiene sobre la ropa interior de Inumaki, acariciando de manera lenta la zona hasta que la tela comienza a humedecerse. Mueve su mano de arriba abajo suavemente sin ejercer demasiada presión, sólo un gesto tentativo y delicado. La respiración del hechicero contra su pecho comienza a volverse pesada, haciendo que incline la cabeza hacia atrás extendiendo el pecho.

Yuuta aprovecha el espacio que Inumaki le da depositando más besos y mordiscos que vuelven loco a Toge, quien se pierde en eso y la demás atención que está recibiendo. Y cuando la segunda mano del pelinegro se desliza más allá de su longitud tocando otras partes, suspira frustrado. Quería más que todo ese juego que había iniciado.

—Mayonesa. —pide más que suaves caricias que lo único que hacían eran impacientarlo aunque le gustara.

—Calma. —Okkotsu susurra contra su cuello, su mano en los pantalones va más allá y un dedo toca un punto que le hace respingar. —Llegaremos a eso.

—Yuuta. —realmente necesitaba que le dejara al menos quitarse la ropa, iba a comenzar a sudar del calor que estaba sintiendo por todo su cuerpo.

—Toge. —el pelinegro abandona el cuello de Inumaki para besar sus labios. Lo que sigue después de eso es una exquisita tortura para Inumaki, pero disfruta cada pequeño toque, cada delicada caricia que le enloquece, la constancia de los movimientos hasta que no aguanta más y llega a un punto en que grita el nombre de Yuuta mientras termina sólo con su mano.

Y es sólo el inicio de su vida juntos.

Fin.