Prólogo

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- ¡No me importa lo que tengas que decir!... Ya no puedo confiar en tus palabras, "Patriarca" -

Esas fueron las últimas palabras que salieron de mi boca antes de dejar el umbral del gran salón, pero súbitamente una extraña sensación invadió todo mi cuerpo.

- A pesar de todos estos años criándote, solo lograste decepcionarme... Adiós, "Athena" -

Su risa comenzó a resonar en todo el gran salón y de repente un destello de luz cegaba la mirada de una sorprendida Athena que acaba de girarse al escuchar las risas de aquel que una vez ella consideró como un padre.

Estaba abriendo mis ojos al sentir cómo una oscura y fría sombra se ponía frente a mí, opacando los rayos del sol.

- ¿Descansaste bien? -

Preguntó con un tono calmado, pero sin quitar esa autoridad que lo caracterizaba.

- Me dormí disfrutando el paisaje -

Una risa algo apenada acompañó mi respuesta, y seguía cada movimiento que hacía mi acompañante, quien se sentó a mi lado en la banca de mármol donde me encontraba, bajo un gran árbol de flores de buganvilla.

- Viniste a este lugar porque estás nerviosa, ¿no es así? -

Su mirada estaba clavada en el horizonte y, a pesar de usar esa máscara que cubría todo su rostro, podía sentirlo, pero no me gusta la idea de que me conozca tan bien.

- A-Algo así... ¡¿Y si arruino todo, Patriarca?! -

Mientras preguntaba eso, escenas muy vergonzosas pasaban por mi cabeza, donde arruinaba mi presentación y dejaba en ridículo a su santidad por no haberme educado bien, pero sentí algo pesado sobre mi cabeza, como si alguien la estuviera acariciando.

- Athena, los errores son parte del aprendizaje, y más cuando aún eres bastante joven -

Levanté levemente mi cabeza, pero su mano revolviendo todo mi pelo no me dejaba verlo muy bien; aún así, logré ver cómo el Patriarca se retiraba su máscara.

- Recuerda que pase lo que pase, siempre estaré orgulloso de ti -

Una sonrisa fue lo único que pude apreciar por parte de él, ya que su casco aún cubría la mitad de su rostro.

- Gracias, Shi-...-

Nuevamente veo que se pone esa máscara, algo horrible, si se me permite decirlo, cuando estaba por mencionar su nombre, él dejó de acariciar mi cabeza para proceder a levantarse, cambiando bruscamente su tono de voz.

- Señorita, le recuerdo que la voy a reprender si me llama Shion -

Ante esas palabras, solo agaché la cabeza, procediendo a disculparme.

- Lo lamento, su santidad...-

- Te quiero en el gran salón en una hora, ¿oíste? -

Ese horrible tono de voz seguía predominante en el lugar y volví a asentir ante su última orden antes de dejarme sola nuevamente.

- Como lo ordene, su santidad...-

¿Por qué tiene esos cambios tan bruscos de personalidad, Patriarca? ¿Cómo tiene que actuar una verdadera Diosa? ¿Por qué no puedo salir de esta prisión llamada Santuario?

Esas preguntas y unas cuantas más aparecían por mi cabeza mientras juntaba ambas manos con algo de dudas, girando mi vista hasta donde se fue él hace unos momentos.

- Creo que intentaré descubrirlo más tarde, tengo que prepararme -

Me levanté de esa banca y salí corriendo para adentrarme al gran templo.

Pero ella sin saber que dejaba atrás el rastro de pétalos de las buganvillas que quedaron en su vestido, donde una de ellas destacaba entre las otras ya que estaba totalmente marchita...

Continuará...

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Nota de la Autora:

"Buenos días, tardes o noches, queridos lectores. Estuve actualizando la historia para mejorarla un poco y me gustó cómo va. ¿Qué opinan ustedes? ¡Nos vemos en el capítulo 1!"

Shiver

¿Yo soy la falsa Athena? Where stories live. Discover now