ɴᴀʀᴄᴏᴛʀᴀғɪᴄᴀɴᴛᴇ¹ | ᴬⁱᵈᵃⁿ ᴳᵃˡˡᵃᵍʰᵉʳ |

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15 de Noviembre

Narradora

Sentía los ojos pesados, su respiración era demasiado lenta, su cuerpo estaba totalmente cubierto por la sabana, de pies a cabeza, con pocas ganas se levantó.

Vamos Camila tu puedes - dijo con su perezosa voz, caminó hasta llegar al baño, se puso frente al lavabo, abrió el grifo, con sus manos tomó agua y enjuagó su rostro - Hoy puede ser un día diferente, no pienses en él - se miró al espejo -

Seguido se ducho y vistió, intentaba mantenerse relajada, con la mente apagada, ignorando todo lo que estaba pasando. Luego de aquello tomó su celular para bajar al primer piso para desayunar.

Caminaba por el pasillo rumbo al ascensor, sin expresión en su rostro, sin pensamientos, concentrada en llegar al ascensor lo antes posible, la vibración de su celular la hizo detenerse.

—Hola

—Hola mi amor, ¿Cómo estás?

—Muy bien papá, ¿Cómo están mamá y tú?

Siguió caminando.

—Yo bien, tú mamá está mejorando, está vez salió mejor en los exámenes.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Camila.

—No sabes como me alegra escuchar eso.

—¿Cómo van tus vacaciones? ¿Ya pensaste si pasar navidad con nosotros?

—Yo creo que sí voy a irme con ustedes, quiero que estemos nosotros tres juntos navidad y año nuevo. Bueno y creo que a mis vacaciones les voy a poner un fin.

Presionó el botón y el elevador empezó a subir.

—¿Pasó algo mi niña?

—No, no, claro que no solo...es que ya no quiero estar aquí, siento que pase mucho tiempo fuera del país y quiero volver a casa, verte, ver a mamá y éso.

—Papi te llamo en la tarde, voy a desayunar.

Cortó la llamada, el elevador abrió sus puertas y ella entró, presionó el botón para bajar al primer piso.

Su único objetivo en ese momento era tras que se abriera el elevador caminar hasta el buffet y desayunar, lo demás lo arreglaría en otro momento, era mejor mantener su mente enfocada en cosas importantes.

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Con los nudillos golpeó la puerta, dos, cuatro, seis veces, en ninguna obtuvo respuesta, giro la perilla, lentamente abrió la puerta dejando entrar luz al cuarto que estaba a oscuras, soltó la perilla, dejando que la puerta se abriera totalmente.

Un olor a quemado, sentado en el piso, recargando su espalda en la cama, con su cabeza para atrás y con un cigarro casi terminado, encontró Noah a Aidan.

Dios mío, Aidan ¿Qué te pasó? - se acercó rápido -

No pude dormir en toda la noche - enterró el cigarrillo en piso, haciendo que este se apagará - me metí de todo y, nada.

Miró sus ojeras, estaban más grandes, sus ojos estaban rojizos, se le notaba el cansancio, la cara de Aidan reflejaba tristeza, su mirada perdida por falta de sueño.

Aidan ¿No crees que deberías de recostarte? - preguntó Noah, él lentamente negó con la cabeza - puedo prepararte el desayuno si quieres.

Obtuvo silencio como respuesta.

Oye...quiero disculparme por como te traté ayer, de verdad me sentí mal por eso, por como te hablé - Aidan giró un poco su cabeza y lo miró directamente a los ojos - ¿Me perdonas?