- ¿Disculpa? - me mira dudoso, con una ceja levantada. 

- Hay un salón secreto, lo he visto al venir del baño. Vamos a echarle un vistazo. -

Nos levantamos y vamos a mirar aquella puerta tan misteriosa, que no ha cambiado nada, el portero sigue en la misma posición.

- Creo que no deberíamos meternos en esto. - me agarra del brazo para apartarme de ahí y volver a los sofás.

- ¿Dónde está tu sentido de la aventura? ¡Vamos! No nos puede pasar nada. -

- Podría ser una red de juegos ilegal, esto no nos conviene, Zoe. -

- Entonces apuesto a que la contraseña tiene algo que ver con los casinos. -

- ¿Seguro que quieres hacer esto? - 

- Dile "as de corazones", pero en catalán. Y si no funciona, prueba a decirle otras cartas. -

- Si nos metemos en problemas, te culparé a ti. -

Liam se acerca al portero, con cuidado y con cierto temor a lo que pueda pasar.

- ¿Contrasenya? -

- ¿As de cors? ¿Diamants? ¿Trébol? -

- Podeu entrar. - el portero arrastra la cortina para que podamos pasar.

Mientras trato de contener mi entusiasmo, entro con Liam en unas escaleras lúgubres que descienden hacia abajo.

- ¿Crees que nos han dejado entrar por pena? ¿O quizá acertamos con la contraseña? - pregunto emocionada.

- ¿Ves? ¿Qué te dije? Esto se ve muy turbio. - 

Bajamos hasta que nos encontramos unas grandes puertas, y sin pensarlo dos veces, las abrimos.

Total, seguramente ya estamos metidos en un lío.

Pero al abrirlas, nos encontramos con lo último que nos podríamos imaginar.

¡Es un enorme casino!

Hay mucha gente, y toda perfectamente vestida con una elegancia parecida a la de hace años.

Un montón de máquinas están repartidas por toda la estancia, desde póker hasta blackjack.

En el fondo de la sala hay un pequeño escenario, en el que están subidos unos cuatro chicos. 

Cantan y tocan muy suave, como música de fondo. Es realmente relajante.

- ¿Quieres jugar a la ruleta? - me pregunta Liam con un destello en sus ojos.

Yo le devuelvo el gesto y nos dirigimos hacia las ruletas.

- Elija un número, señorita. - me contesta.

- Mmm, supongo que el cuatro, mi número preferido. -

El chico que se encargaba de la ruleta pone la apuesta en el cuatro.

En unos segundos, había ganado con el número cuatro a su favor.

Nos reímos y nos abrazamos por este pequeño golpe de suerte.

- ¡Esto es una locura! ¡Un casino debajo de un bar musical! - no paro de reírme mientras no dejo de moverme. 

- Y lo mejor no ha hecho más que empezar, esos chicos de ahí son los que te quería enseñar, creo que son perfectos para la boda. - me hace un gesto para que mire al pequeño escenario.

Nos acercamos y los oímos con atención.

Cambian de estilo cada ciertos minutos, dando unos toques más lentos o más movidos, parece que están ensayando y aquí tienen la oportunidad de no tener nada planeado, pero admito que es perfecto, natural y sin duda, muy agradable.

- Seguro que ahora estás feliz de que sea el padrino de tu boda, y de que te haya conseguido esta joya. - me dice, mientras me da un suave golpe con el codo.

- ¡Sí, sí, tú ganas! Es perfecto, Liam. Es justo lo que estaba pensando y creo que pueden encajar a la perfección. Gracias. -

Después de estar unos minutos escuchándolos, Liam y yo nos volvemos a la parte de arriba, al bar.  

Pero no podemos evitar hablar sobre este grupo, y las partes que más nos han gustado, hasta llegar de nuevo al sofá de cuero marrón.

- Y entonces, ¿Qué opinas? ¿Quieres contratar a esta banda para la boda? -

- ¡Por supuesto! Me pondré en contacto con ellos. Gracias de nuevo por encontrar algo tan bueno, es un alivio que haya podido decidir algo... - suelto un suspiro de alivio.

- Es bueno verte tan feliz por primera vez desde que llegaste a Barcelona. - me mira y me sonríe de una manera reconfortante, su mirada me transmite empatía y tranquilidad.

¿Él ha notado que nunca he estado tan feliz como en este momento?

Después de una ronda de mojitos y unas cuantas risas, nos volvemos al hotel. 

El camino al hotel es silencioso, pero no incómodo, la verdad es que me da mucha paz.

Al llegar a las habitaciones, el ambiente se vuelve un poco incómodo, ya que no sabemos como despedirnos, y mis sentimientos están un poco confusos en este momento, no me gustaría dar un paso en falso.

- Buenas noches, Zoe. - ha sacado su tarjeta y se dispone a abrir la puerta.

Le agarro del brazo derecho, que ya está pasando la tarjeta por el detector, y le doy un abrazo, intentado agarrar la mayor cantidad de su cuerpo.

- Gracias de nuevo. Esa banda está genial, y nunca la hubiera encontrado a no ser por ti, es lo único en que he podido progresar, hasta ahora. -

Liam ríe por lo bajo y me devuelve el abrazo, con aire divertido.

- Me alegra haber podido ayudarte, Zoe. - 

Después de una breve despedida, entramos a nuestras respectivas habitaciones. 

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now