—Lo siento.

Harry gira con la intención de quedar frente a frente, así que ella le da espacio pero vuelve a abrazarlo. Él no la rechaza y eso es lo más hermoso del mundo.

—He aprendido mucho gracias a eso. Omega, quiero la luz que me ofreces, la luz que no dejaste apagar.

Ante esa declaración tan honesta, Sage levanta la mirada. Parece un sueño, un hermoso sueño, el hecho de que él esté aquí y de que ella siga con vida, le hace pensar en lo afortunada que es.

—Tenemos una segunda oportunidad.

Harry sonríe, el gesto es pequeño pero sus ojos verdes brillan por un momento, él tiene la mirada cansada, bolsas bajo sus párpados. Sage se pregunta si ha descansado lo suficiente, pero se guarda sus dudas para sí misma, por su mirada él no dirá una sola palabra, incluso le restará importancia. Este hombre terco...

—Logramos lo imposible —responde en su lugar, y luego baja para darle un beso en la frente—. Ya casi tengo el desayuno listo, ve a sentarte.

Aunque desearía permanecer en sus brazos más tiempo, Sage se separa de él y toma un lugar en la isla central. Mientras le sirve una taza de leche caliente y prepara rodajas de pan con mantequilla, Sage echa un vistazo a los alrededores, la casa que él preparó en su ausencia está llena de su presencia, hay algunas prendas de ropa en los sillones, papeles, lápices y un anotador grande en la mesa del comedor.

Y todo huele tan bien, como una hoguera en medio del invierno.

—Come hasta donde puedas —le dice—. Pero si puedes terminar todo, mejor.

Sage encuentra su mirada una vez, reconoce la feroz necesidad de cuidarla.

Para él hay una taza de café con leche, un tazón de cereales y rodajas de pan. Un silencio cómodo se instala alrededor de ellos, como si compartir el mismo espacio fuera un hábito de siempre. Ambos han cambiado, ella no puede evitar cuestionarse lo que debería hacer a partir de ahora.

Sus pensamientos se rompen cuando nota que el tinte rojo ha desaparecido de su cabello. Ella estira el brazo hacia él, Harry vuelve a tensarse pero se mantiene en su lugar mientras ella toma un mechón de cabello negro entre sus dedos.

—No lo has vuelto a teñir —menciona.

La dureza de su mirada la sorprende.

—Solía ser un recordatorio —responde en voz baja.

—¿De qué?

Esa mirada verde se oscurece.

—La sangre que he derramado.

«Oh Dios mío»

El miedo que repentinamente creció en ella no era propio.

—Decidí dejarlo atrás, pero si a ti te gusta puedo volver a teñirlo.

—No... —Las ultimas hebras se deslizan sobre sus dedos, ella se aleja, entendiendo lo que él desea—. Está bien, tú eres quien decide eso, sea cual sea la forma en que te sientas como, yo te apoyaré.

De eso se trataba todo, el clan, la familia, los compañeros...

Harry acepta sus palabras con un silencio en el que le sonríe cuando ella lo busca de vez en cuando. La mañana pasa así, con tareas cotidianas que él las limita para evitar que se agote, Sage lo regaña diciéndole que no se ha vuelto de cristal, aunque por dentro, ella brilla en su protección.

Sin embargo, cuando regresa al pequeño descanso y mira por el ventanal, Sage encuentra a un niño desconocido sentado en el interior de la pergola.

—Harry... —Lo llama.

Omega [Moon Fighters 5.1]Where stories live. Discover now