Wei Ying se tensa por un momento – hasta que nota cómo los labios de Lan Zhan se curvan un poco, y Wei Ying se da cuenta que el mocoso lo está molestando.

—Te has puesto muy cruel, A-Zhan, —Wei Ying hace una mueca, y se queja, —Esto es obra de tus tres tíos. ¡Definitivamente no es obra mía!

Lan Zhan solo contesta con un "mn" y empieza a sacar el pan y la carne que había traído para el desayuno.

—Esta tarde, le contaré a mis tíos sobre mi decisión de moverme a Yiling, —él informa. —Así que no podré quedarme aquí por mucho. Me iré luego de esto para regresar a la cabaña de mis tíos y empacar lo poco que necesito para Yiling.

Wei Ying muerde su labio inferior. Él está completamente seguro de que las tres hadas no estarán de acuerdo con las noticias. —Lan Zhan, aún hay tiempo para reconsiderarlo.

—He querido esto por años, —Lan Zhan le responde al instante, completamente decidido. —Me quedaré aquí en Yiling contigo, y cuidaré de ti y de las criaturas mágicas. Tendremos nuestra propia casa. No he querido nada más que eso.

Wei Ying siente una presión en su pecho. —Niño tonto.

—Casi un hombre, eso fue lo que dijiste, —Lan Zhan le corrige. —A partir de mañana, seré un hombre completo.

Wei Ying sonríe, y decide seguirle el juego. —Pues claro que sí, señor Lan Zhan.

Lan Zhan casi parte la mesa de la cocina en dos, solo con su propia fuerza. —¿Ah...?

—¡Lan Zhan, solo tengo una mesa! —Wei Ying grita, envolviendo sus brazos alrededor de la mesa de madera. —Tendrás que construirme otra mesa si esta se rompe.

—Lo...lo siento, —Lan Zhan dice, alejándose de la mesa. Su rostro está completamente ruborizado. —No era... no era mi intención.

—Necesitas controlar más tu fuerza, —Wei Ying dice, —No puedes ir por ahí y romper todo lo que está en Yiling solo porque ya estás crecidito, ¿entendido?

—Sí, —Lan Zhan dice. —Sí, entiendo eso.

—Muy bien, —Wei Ying suspira. —¿Dijiste que tenías que apresurarte a casa para recoger tus cosas para mañana?

—Sí, —Lan Zhan dice. Aún sigue mirando hacia otro lado y está ruborizado. —También imagino que habrá quejas por parte de mis tíos. Puede que tome más tiempo, pero no me detendrán de ir aquí.

Wei Ying le sonríe irónicamente. —¿El palacio no exigirá tu regreso?

Lan Zhan se encoge de hombros. —Pues si es así, renunciaré a mi derecho al trono. No tengo ninguna intención de regresar a un lugar que nunca consideré hogar.

Oh, la sincera promesa de un príncipe. Wei Ying lloraría si no tuviera un corazón tan endurecido.

(Su corazón no están tan endurecido como él piensa; de hecho, su corazón está completamente conmovido).

—Pues, —Wei Ying dice cuando Lan Zhan se dirige a la puerta para irse. —Te veo mañana.

—Te veo mañana... —Lan Zhan dice, aún en la puerta. Luego, reuniendo todo el coraje que tiene, Lan Zhan lo llama por su nombre por primera vez, —...Wei Ying.

Y luego, se va como siempre hace, antes de que Wei Ying pueda decir algo al respecto.

Mientras se queda viendo la silueta de Lan Zhan que poco a poco desaparece en la distancia, Wei Ying queda completamente boquiabierto por su audacia.

No puede esperar a que llegue mañana.

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Pero tal parece que el destino tiene otros planes.

у тú мe αмαráѕ (cσмσ lσ нιcιѕтe υηα νez eη υη ѕυeñσ) ʷᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora