Fernanda

Cuando salí de la ducha escuché que me llamaba mi madre. Así que, bajé con la toalla puesta, ya que no me dio ni tiempo a vestirme.

-¿Qué quieres mamá?- dije al asomarme a la cocina.

-¿Pero que haces así Fernanda?- dijo al verme que estaba con la toalla.

-¿Cómo que, que hago? No me diste tiempo a vestirme ni nada, por tus chillidos.- dije al acercarme a ella.-  Fernanda, baja. Fernanda va. Fernanda va, corre...- dije imitando un poco la voz de mi madre y en la forma que me chillaba hace tan solo unos minutos. Ella soltaba alguna que otra risa y movía la cabeza.

-Esto de verdad que no puede ser.- dijo al darse la vuelta y seguir haciendo lo que había estado haciendo hace un momento.

-¿Y bueno, por qué me llamaste?

-Arreglate, vamos a tener invitados esta noche.- me quedé en blanco.

Hace mucho tiempo que nadie venia a casa a cenar. Pero si digo que hace mucho tiempo, es porque fue hace mucho tiempo, pero mucho, mucho. A saber quien iban a ser estos privilegiados.

Ya terminé de arreglarme.

Me puse unos pitillos blancos con una camisa rosa. Me miré al espejo y sonreí.

-Aunque me enteré de todo eso...- dije en voz alta.- seré mas fuerte que antes. Haré como si nada hubiera pasado o visto.- me di la vuelta y fui para abajo.

Justo al bajar las escaleras tocaron al timbre.

Me acerqué a la puerta y al abrirla. Me quedé, plasmada.

¿QUÉ HACIA ELLA AQUÍ?

-Buenas noches, Fernanda.- dijo Teresa al acercarse a darme un beso en la mejilla.

-Buenas, cuanto tiempo sin verte. Ya eres todo una dama.- dijo sonriendome el padre de Mer. Yo estaba en estado de shock, si se podía decir así en la forma en que me encontraba.

-Hola, Fer.- dijo ella esta vez. Estaba sonriente. Como me hubiera gustado quitarle esa estúpida sonrisa que llevaba en la cara.

-H-hola.- dije confundida y todavía en estado de shock.

-Pero, no se queden allí, pasen, pasen.- aparicio mi madre hablando.

Yo me quedé al lado de la puerta sin moverme.

-Pero bueno, tu tampoco te quedes aquí.- era Mer, que estaba a mis espaldas.- Tu madre dijo que entremos ya, y también lo dice por ti.

Que imbécil de tía, en serio.

Justo cuando iba a cerrar la puerta, alguien puso su mano, empujando la puerta para que no la cerrara.

Al levantar la mirada, me encontré con sus ojos marrones. La persona que me ha echo mas daño, en tanto solo menos de un minuto.

-Hola.- dijo con su estúpida sonrisa y guiñandome un ojo. Yo me di la vuelta y los dejé a esos dos solos. No se como, pero tendría que aguantar esta noche. Que por lo visto, será muy, pero muy larga.

Me fui al baño de la primera planta. Me encerré y me miré al espejo. Bajé la cabeza.

-Esto no me estará pasando a mi.- dije otra vez en voz alta y hablando sola, como me pasa ultimamente.- Nunca me imaginé esto.- levanté la cabeza y me miré.- Ai Fernanda, en que te metiste. Pero aguantaré. Lo sé.

Me di la vuelta y me fui a donde estarían todos reunidos.

Edu

Noté bastante rara a Fernanda. No me saludo ni nada. Y por mi desgraciada sorpresa, estaba la tal Mery en la casa.

Vuelta a Empezar (Editando..) © ®Where stories live. Discover now