Two Faces.

34 0 0
                                    

Noah:


Y allí iba de nuevo. Que si existimos o no, que si el mundo es un producto de nuestra imaginación, que la existencia de dios... Siempre había creído que mi hermano gemelo estaba un poco loco.

Mi hermano, Joahn, era completamente diferente a mi. Eramos idénticos en apariencia, pero no en carácter. Los pensamientos, la mayoría del tiempo eran compartidos... incluso ahora, pero Joahn tenía el valor suficiente para hablar de ello.

No creía que Joahn estaba loco porque pensaba mucho en temas filosóficos, porque si ese fuese el caso yo también estaría loco. Pensaba que estaba loco porque no tenía miedos, Joahn no tenía temor a descubrir o intentar descubrir lo que había detrás del manto que la sociedad había puesto ante nuestros ojos.

Joahn y yo, no teníamos mucho de diferente al resto de las personas. Teníamos dos ojos cada uno, una boca cada uno, cinco dedos en cada mano y pie, una nariz, un torso, e incluso por dentro, no nos faltaba ningún órgano.

Pero a diferencia de otras personas, nosotros teníamos dudas, que comenzamos a manifestar cuando teníamos al rededor de 13 años. Todo comenzó al preguntarnos una tarde de lluvia, en la que se había ido la luz en casi media Zaragoza sobre la existencia humana. Ya que nos habíamos quedado sin nada que hacer, mientras que esperábamos a que papá regresara del instituto en el que daba clases.

El echo de que eramos gemelos también era motivo de duda. Muchas veces Joahn me había preguntado porqué eramos gemelos idénticos y no simplemente gemelos que no se parecieran... yo como de costumbre, me mantenía callado.

Pero yo también tenía mis propias preguntas como para poder responder las de ambos.

Mi principal duda, era ¿Porqué sigo vivo? Y le seguía ¿Dónde estoy realmente? Ambas dudas, surgían por mi pasado, un pasado al que muchas veces había considerado infeliz.

Luego de haberme cuestionado cosas acerca de la felicidad, llegué a la conclusión de que la misma está a su vez relacionada con la existencia.

Una respuesta que nació un día en mi, a mi mayor duda, fue: Sigo vivo, porque tengo una misión aquí. Pero luego, descarté esa idea al pensar que todas las personas que siguen vivas a veces no tienen una misión concreta, o a veces mueren sin cumplir una misión significativa.

Entonces, mi duda quedó allí, intacta.


A pesar de todos los razonamientos que Joahn compartía conmigo, estaba más que seguro de que Joahn no podría encontrar respuestas por mi. En principio, porque ni yo mismo podía encontrarlas, y siguiendo por el echo de que no sabía si realmente habían respuestas que yo considerara satisfactorias.



Esa tarde, mientras vagaba por las redes sociales, encontré que mi hermano había compartido un libro en facebook, de un tal Jonstein Gaarder. Como buen cotilla que era, al instante busqué información sobre este hombre.

Descubrí que era noruego, que había nacido en un seno pedagógico al igual que Joahn y yo, que había estudiado varias cosas en la Universidad de Oslo (Oslo era también su lugar de nacimiento), que había sido profesor de filosofía y literatura, y que su obra más famosa, era ese libro que mi hermano había compartido en facebook.

Esa obra, "El mundo de Sofía" , había sido escrita en el año 1991, 7 años antes de que naciéramos. Casualmente, el número 7 era mi favorito, y el de Joah el 24, que a su vez, eran la cantidad de años que tenía la obra. Si, era muy bueno en las matemáticas, pero sin embargo, estas no me llamaban mucho la atención. A pesar de que mi padre fuese profesor de matemáticas, a mi siempre me había gustado más la literatura. Mi madre era profesora de literatura, según lo que me había contado mi padre. No podía recordar el rostro de mi madre, ya que ella había muerto en un accidente automovilístico cuando yo tenía 2 años, pero a pesar de no conocer su rostro, yo la conocía. Ella no estaba muerta en mi mente, sus memorias y enseñanzas, aunque hayan sido transmitidas por mi padre, seguían aquí.


Alejé todos los pensamientos acerca de mi madre de mi cabeza y me dispuse a leer el libro.

Mientras leía el primer capítulo, sentía como el personaje principal, Sofía, se adaptaba a mi en cierto modo. La chica de la historia, también tenía dudas, también tenía hipótesis, pero no tenía respuestas.

Luego de terminar de leer el primer capítulo, fui a la cocina por algo de comer ya que era la hora de la merienda y me había dado hambre. Me preparé mi merienda preferida y me senté en el sofá que daba a la ventana frontal del apartamento en el que vivíamos.

Mientras tomaba mi delicioso café, comencé a ponerme en el lugar de Sofía, imaginándome estar en su lugar, haber recibido esas preguntas...


¿Quién eres?

Una pregunta tan fácil de responder, como difícil. ¿Cuánto habría que conocerse para poder responder esa pregunta? Porque decir: Soy Noah, no servía de nada.

¿Y si no era nadie?... ¿Cómo saber si era realmente alguien?... ¿Que tal si hay otro igual a mi en tan amplio mundo? ¿Él también es lo que yo soy?

Y no, mi hermano no era esa persona. A pesar de que el parecido físico, incluso mental, era notable, no eramos la misma persona. Entonces... ¿Quién soy? ¿Qué soy?

¿Que tal si soy la única cosa viva que realmente existe, y todo lo demás, humanos, plantas, edificios, coches, son producto de mi imaginación?

O, ¿que tal si yo soy el producto de la mente de alguien más?


¿Cómo saber que era realmente dejando las ciencias de lado?

Quizá no soy alguien... quizá soy algo. O quizá no soy nada... no lo sé.


Pero, ¿puede realmente alguien saber quién o qué es?... Supongo que no.

Dime, tú, persona que está leyendo esto ¿sabes quién eres?.


Si lo sabes realmente, sin una sola pizca de duda, quiero que me lo digas. Y si me permites, tú, persona que sabe quién es, déjame decirte que te tengo envidia, a mi también me gustaría saber quién soy.


20/4/2015

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 26, 2015 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Two Faces.Where stories live. Discover now