𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟓.

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Aquello se convirtió en la señal ideal para Edén en irse y volver a su realidad. Y eso era lo mejor, ya que de esa manera Edén podía evitar que más espectros se acercarán a su amada y eso era el mejor regalo que le podía dar; su bienestar.

Sin embargo, existía una voz en su cabeza que le exigía que debía de continuar con lo mejor de los dos mundos, pero él era consciente que, aunque lo anhelará, lo mejor era dejar atrás toda su fantasía de querer ser humano y debía de darle su espacio a Andrómeda de ser feliz y de continuar sus sueños de ser una grandiosa escritora. Por lo mismo, cuando Edén regresó a su hogar, se encontró con una espantosa presencia que lo dejó helado y lo puso a la defensiva; una Irixta estaba en su hogar, y esa era Chelseay, pero él no la conocía y odiaba que alguien hubiera conocido su escondite y, temía que ella fuera la causante de que Andrómeda estuviera rodeada de espectros.

Chelseay al darse cuenta de la presencia del guardián, alzó sus brazos para demostrarle vulnerabilidad al hombre, ya que ella no buscaba una pelea, sino que quería hablar con alguien que estuviera en su posición de haber convivido tanto con un humano, a tal punto de haber caído en el peor pecado de un ser mágico.

—Tranquilo, soy como tú.

Fue lo único que se atrevió decir Chelseay, tratando que, de esa manera tan sutil, el caballero entendiera a lo que se refería. Sin embargo, Edén no comprendió y siguió en posición de ataque, ya que él podía sentir la esencia de la mujer y lograba saber que tenía una muy fuerte que lo hacía reaccionar que ella era un ser de gran poder.

Era claro que ella era alguien de la realeza de esa especie tan catastrófica.

—Identifícate.

Soltó Edén aún a la defensiva, sin embargo, la mujer no quería dar más detalles de su vida, no más de los necesarios, que sólo se limitó a aclarar el tipo de especie que era.

—Soy una Irixta.

Al escuchar aquello, Edén se encendió y no dudó en mostrar su ira con ella.

—¡Morirás!

—¡Escúchame!

Edén había soltado un rayo verde de sus manos que iban directo a Chelseay para exterminarla, sin embargo, Edén estaba vulnerable, muy delicado ante las recientes problemáticas a las que él se había enfrentado por culpa de su amorío con Andrómeda, que decidió darle una oportunidad a la mujer para identificarse y dar a conocer sus motivos de estar ahí.

—Eres una Irixta...

Soltó él, parando de su rayo verde y viéndola con desconfianza, siendo más que nada sus palabras como una amenaza, que, sin importar que haya detenido su poder, no significaba que confiaba en ella o que le perdonaba la vida.

—También me enamoré de un humano.

Rápidamente dijo Chelseay, notando aquello vulnerabilidad que transmitía el hombre y, sospechando que a él no le había ido tan bien como a ella. Y en efecto, cuando Edén la escuchó, calmó su vista a una comprensiva que lo hizo bajar toda la guardia e interesarse cada vez más de lo que pensaba decir la Irixta.

—Estaba huyendo y te vi. Quise camuflajearme con los humanos, y lo conocí...

—Es un pecado.

—Lo sé. Quería hablar contigo, ya que ese humano me embarazo.

Al instante, Edén retrocedió y miró el vientre de la mujer sin creer que ahí hubiera vida. Usualmente los seres mágicos no nacían como lo hacían los humanos y otros seres vivos; claramente existía el acto de fornicar entre ellos, pero no de esa manera procreaban. La procreación no existía en sí; en su mayoría las parejas hablaban con el ser supremo y él les daba un hijo, y esté simplemente aparecía.

Solamente la procreación por parte de embarazos existía sí había un intercambio de especies; por ejemplo, un Seams con una Irixta, o un Bloodie con un Seams, entre otros, creando una nueva especie mágica. También eso era un pecado, ya que sí la mujer vivía aquel proceso de embarazo de nueve meses, mostraba debilidad y que ella no podía desempeñarse bien en sus actividades mágicas, y todo ser mágico tenía un propósito, por eso no eran demasiados en ese mundo. De hecho, todos se conocían entre todos.

Por lo mismo, si entre especies mágicas estaba prohibido el fornicar, era peor entre ser mágico y humano, y la interrogante ahora era; ¿cómo sería la creación de aquel pecado?

—Es imposible.

Fue lo único que dijo Edén, incrédulo de las palabras de la mujer.

—Soy la excepción.

Edén entendió entonces que quizá él no era el ser más desdichado del momento, pero aun así no comprendió porqué la mujer lo interrogaba.

—¿Qué quieres que haga?

—Extermina a mi hijo.

Aquello impactó al hombre, ya que eso significaba que él estaba haciendo otra cosa mala, sí mataba aquel ser. Y al instante se lo dio a conocer a la mujer.

—Sólo exterminó espectros.

—Soy Irixta, sinónimo de espectro. Yo los creo, mi hijo quizá sea uno.

—Es hijo de un humano. Quizá sea un humano, y yo a esa especie la protejo.

—Cometiste un pecado, quizá esto lo remedie.

Aquellas palabras dejo pensando al hombre y al instante él miró a la mujer sin saber que hacer. Era tentador, pero temía que, el bebé sí fuera humano y eso lo marcaría a que dejará de ser un guardián. Por ende, guardo silencio y la Irixta notó aquella duda, que decidió dejar esto en paz y retirarse.

Ahora ella buscaría la manera de deshacerse de esta creación, para volver con su gente y continuar con su vida, olvidando este periodo de su vida.

—Piénsalo.

Y ante eso, Chelseay le dio la última mirada a Edén y este asintió. Quedándose solo y con más cosas que pensar. Para ese punto, Edén estaba desesperado y no miró como algo loco el obedecer a la mujer sin importarle que pudiera tener consecuencias negativas con él.

Edén decide comenzar a cazarla, sin embargo, se dio cuenta en el proceso que ya no tenía la misma habilidad que antes y no lograba llegar a ella. Además, entre más pensaba, más dudaba en hacerlo, ya que sabía que cada vez se encadenaba más sí seguía exterminando, y aun él tenía aquella voz que le decía que ya debía de dejar de ser un guardián.

Así que, un día, él decide desviarse de su cometido y busca a Andrómeda para encontrar una razón de seguir guardián o convertirse en humano para estar con ella. Cuando observa a la mujer, ella se nota cansada y agotada, y aunque el hombre no podía visualizar espectros con ella, sabía que ellos eran los que ocasionaban que ella estuviera así.

Eso lo angustio y lo hizo estar entre la espalda contra la pared.

Por otra parte, Chelseay se encargó de esconderse de Edén, ya que después de pedirle que matara a su bebé, se arrepintió, ya que, ingenuamente sentía que su hija tendría un gran valor en un futuro. Además, su amado se había mostrado muy feliz de saber de su embarazo.

Y de esa manera, ambos espíritus tenían un doble pecado en sus manos.

Entre los espectros y los sueños, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

𝟬 | 𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝘁𝗿𝗼𝘀 𝘆 𝘀𝘂𝗲ñ𝗼𝘀.Where stories live. Discover now