-¿Creen que papá le avisé a Lilith? –Preguntó Mattheo mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

-Lo dudo –Respondí –No creo que quiera preocuparla, además ahora está en Austria, su abuelo puede protegerla.

-¿Y cuando vaya a Francia? –Siguió Azael.

-Me encargaré de eso.

Me levanté y caminé al estudio de papá, tomé una hoja y una pluma para luego comenzar a escribir una carta, seguramente mi padre se confiará por la seguridad de Gellert, pero yo jamás confió demasiado así que quería asegurarme de que mi hermana estuviera vigilada.

-Mariam –La llamé.

-¿Si joven Riddle?

-Toma –Le extendí la carta –Debe llegar a Francia lo más pronto posible.

-En seguida.

Ella la tomó y salió, me volví a sentar disfrutando de aquella seguridad que me otorgaba la silla de mi padre.

No sé qué nos deparaba este año a mis hermanos y a mí, pero luego de la actitud de Azael durante estos días tengo bien en claro que no dejaré que vuelvan a vernos la cara, necesito que los dos estén alertas y mientras sigan sufriendo por mujeres ellos estarían pensando con su segunda cabeza.

-Azael, ¿Podemos hablar? –Pregunté mientras lo veía servirse un trago de whisky.

-¿Qué quieres?

-Que olvides a Lovegood de una buena vez.

-Si vienes a sermonearme otra vez, ahórratelo.

-Esto es serio.

-¿Por qué?

-Explotaron nuestro pub ¿Y no te preocupa?

-Hermano, estaré bien, no seas paranoico.

Tomó la botella y se levantó con dirección a su habitación, sé que él es capaz de olvidarla pero no podemos darnos el lujo de dejarlo hundirse, así sea a punta de presión y reclamos Azael tenía que volver a ser el mismo tipo frío y calculador.

Cometió el error de darle poder a una mujer sobre él.

-¿A dónde vas? –Le pregunté a Mattheo cuando lo veía salir.

-Iré a la casa de apuestas, no me siento cómodo con la depresión de Azael.

-Me iré contigo.

Tomé mi abrigo que estaba colgado en el perchero de la entrada y luego de lanzarle las llaves, él encendió el auto y condujo hasta el centro de Birmingham, hasta llegar al corazón de Smallheat, entramos al complejo de apartamentos cerca de la fábrica y al llegar a nuestro destino sonreímos al estar al frente de la casa de apuestas, lugar donde nuestro padre comenzó su imperio.

Entramos y como siempre había hombres corriendo de un lado a otro, los teléfonos sonando y siendo contestados por nuestros hombres.

Caminamos por los alrededores y Mattheo decidió irse a los pizarrones mientras que yo me dirigí a una de las oficinas.

-¿Te dijo quién lo hizo? –Reconocí la voz de mi tío John.

-Fue al Black Lion –Respondió Polly.

-¿Él solo?

-Papá hace todo solo –Añadí.

Y eso hizo que salieran, le hice una seña a Mattheo para que lo siguiera y el asintió.

POV'S MATTHEO.

Aprovechando el movimiento continuo de la casa de apuestas no era muy difícil seguir la conversación entre John y Polly.

La quinta Shelby.  Libro 1Where stories live. Discover now