Horus

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❝-¡Es lechuga!-❞

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Abriste los ojos y los cerraste, cegada por la luz del sol.

Llevaste tus manos a tus ojos, y los fragante levemente, cuando lograste abrirlos, sonreiste.

El dios Horus, el que hace no mucho se había vuelto tu esposo, dormido contra la almohada de seda.

Emitía unos suaves ronquidos pacíficos, su boca levemente abierta, su cabello esparcido por la almohada y su rostro.

Se veía tan pacifico mientras dormía, su mano rodeaba tu cintura.

Te acercaste levemente a él y besaste el puente de su nariz, antes de lentamente quitar su mano de tu cintura.

Te levantaste de la cama rodeada por esas cortinas rosas, la habitación era muy enorme, tan limpia y bella.

Te colocaste la finísima bata de seda sobre tu camisón, tu largo cabello negro contrastaba con la blanquesa de tu pijama.

Caminaste hacía la mesa más cercana, era de oro, pequeña, sobre ella había un gran jarrón de azuzenas rosadas.

Aspirante de su aroma, suspirando satisfecha, tu paz fue interrumpida por un grueso jadeo, tu esposo había despertado.

-¿Tn?-

Pregunto la voz de recién despertado de Horus, tu caminaste hacía la cama.

-Ven aquí-

Dijo y extendió sus brazos.

Tu levantaste tu vestido y te subiste a la cama, donde gateaste hacía el.

-Buenos días, amor mío-

Dijiste cuando el depósito su mano en tu mejillas y te acercó a él, uniéndonos en beso.

-Buenos días-

Dijo perezoso, te abrazó y te acostó, tu reíste ante su acción.

-Horus, tienes que levantarte-

El jadeo en negación, mientras bostezaba.

-No, quedate a mi lado, vamos a dormir un poco más-

Tu besaste su nariz y te separaste de él  el hizo un puchero cuando te levantaste de la cama.

-Cariño, levanta, pediré el desayuno-

Tu saliste de la habitación para traer el desayuno, el ronroneo y se levantó de la cama, tapando su desnudez con una bata blanca de seda.

Dentro de pocos minutos, unas muchachas llegaron con muchas bandejas llenas de comidas, frutas, jugo, agua, vino, entre otras delicias.

El sonrío y te tomó de la mano, llevándote a la mesa que se encontraba en el suelo.

Ambos se sentaron sobre los almohadones, y cuando Horus iba a morder una manzana, tomaste su brazo para detenerlo.

GODS OF EGYPT || One ShotsWhere stories live. Discover now