—No quieo manzana.

Suspiro cuando se baja de la silla y camina a su cuarto ignorándonos.

Las risitas de mis amigos hacen que voltee a mirarlos como la niña del exorcista y ellos rápidamente se detienen alzando las manos en señal de rendición.

—Termina de comer Hunter —le ordeno y el asiente llevando la pequeña cuchara a su boca.

Yo camino por el pasillo hasta la habitación buscando a mi pequeña quien está sentada en el piso jugando con unos carritos que les compré hace unos días.

—Hayley.

Solo alza su mirada sin decir nada.

—Tienes que ir a comer.

—No quieo.

—¿Por qué?

—No teno hambe.

—Bien —asiento— ¿Quieres tomar un baño? —pregunto viendo su ropa llena de yogurt y no sé qué más.

Asiente encogiéndose de hombros y caminamos juntas hacia su closet.

—¿Qué quieres ponerte hoy?

—Vetido —toma un vestido rosa que hace unas semanas le compré y no utilizo, lo deja en su cama y yo busco su toalla para poder ir al baño y llenar la bañera con agua temperada.

—Ven aquí mi niña —la llamo y no tarda en acercarse.

• • • • • •

Caminamos por el pasillo de chocolates mientras busco uno que se derrita para hacer la cobertura de los pasteles de mis pequeños.

¿Pueo toma eso? —pregunta Hunter mientras señala una caja con dulces de una caricatura que últimamente ven mucho.

—Sí —asiento al ver sus caritas esperanzadas.

Mis hijos corren hacia el estante y cada uno toma una caja, aprieto mis labios para no decir que solo lleven una y les doy el gusto. Luego de un rato ambos quieren subirse a el carrito así que como puedo hago a un lado las cosas que estaban ahí y los siento a ambos en el lugar libre. Andrew está en el centro comercial de al lado comprando decoración para el picnic.

Veo a lo lejos a Agus caminando a pasos apresurados hacia donde estoy, me toma del brazo y me hace caminar un poco lejos de mis hijos.

—¿Qué pasa? —pregunto con el ceño fruncido, preocupada.

—Heather escucha... tienes que mantenerte en calma y...

—Me estás preocupando —digo dándoles una mirada a mis hijos. Sus lindos ojos verdes me miran con atención mientras Hunter frunce el ceño al ver a Agus tan cerca de mí, es un posesivo.

Estoy por sonreír por la expresión hasta que Agus vuelve a hablar.

—Jayden está en la ciudad.

Me quedo en blanco, miro fijamente a mis hijos, paso saliva con fuerza y maldita sea.

—¿Q-qué...?

—Me llamaron de la empresa, me dijeron que está buscando hacer una colaboración de una remodelación completa de una empresa de New York.

—No entiendo.

—El contrato ya está aceptado, estará en la ciudad por un mes.

Paso saliva con fuerza, se supone que la otra semana comienzo a ir a la empresa de manera presencial y ya no haré home office.

Quizás algún díaWhere stories live. Discover now