—¿Nauseas? ¿Vómitos?

—También —hago una mueca.

Las náuseas y los vómitos me quieren matar, hace una semana decidimos comer helado y como de costumbre pedí uno de menta con chispas de chocolate y lo vomité porque el olor me generó asco ¡VOMITÉ UN HELADO DE MENTA! Lloré mucho, claramente lo hice, es mi helado favorito y no lo pude comer.

Le cuento a la doctora y ella asiente comprendiendo.

—Es normal, las náuseas llegan con cualquier cosa y más al principio de embarazo, no te preocupes que es posible que deje de suceder pronto porque suelen calmarse o detenerse en la semana diez y seis —indica mientras respiro un poco aliviada por saber que podré seguir comiendo mi helado con menta, a menos que mis bebés decidan ser exquisitos y seguir haciendo que mami vomite— Apetito ¿Aumentó o bajó?

—Definitivamente aumentó —puedo escuchar la voz de Agus y la risita de Andrew, llevo mi mano a mi pecho indignada.

—¡Ahora como por tres! —me quejo— ha aumentado mucho.

—También es normal, recuerda que los fetos están en crecimiento y tu cuerpo está creando órganos, también es bueno que te alimentes bien para el correcto y sano crecimiento de tus hijos. Sé que en el embarazo hay muchos antojos, pero tampoco puedes excederte en el consumo de dulces y comida rápida ¿Si? Es necesario cuidar tu alimentación para que los fetos no corran riesgos, es por eso que están tomando las vitaminas que te indique ¿Las estás tomando en correcto orden y horario?

—Si —asiento— ellos me ayudan mucho con eso —señalo a mis amigos.

—Y también que tus amigos sepan que es normal que comas más, ya que como ya lo dijiste, estás comiendo por tres.

—De acuerdo. Escuchen —mascullo a mis amigos que aun tienes caras divertidas.

—Pues bien, Heather. Acuéstate por favor —me señala la camilla y me levanto del lugar donde ya estaba cómoda para recostarme en la camilla con cuidado.

La mujer me indica que tengo que alzar mi blusa, dejando a la vista solo mi abdomen y vientre. Andrew y Agus están detrás mío mirando la pantalla con atención, aunque aún no se vea nada porque la mujer no ha puesto el aparato que parece micrófono en mi vientre.

Ni siquiera sé cómo se llama ¿Debería saberlo?

Me centro en ver como la mujer aplica gel encima de mi vientre y abdomen para comenzar a desplazarlo por todo el lugar mientras pasa el aparato por la zona.

—Mira Heather —me señala la pantalla—, ahí están tus hijos.

La sala se inunda de dos sonidos, no van al mismo ritmo. Suenan como si se turnaran para escucharlos.

—Esos son los latidos de sus corazones, Heather.

Mis ojos se llenan de lágrimas mientras mis amigos miran la pantalla embobados. Son los latidos de mis hijos, de mis bebés. No lo puedo evitar, tapo mi boca cuando un sollozo escapa de esta.

En este momento soy la mujer más feliz del mundo, soy muy feliz.

—Ellos están muy bien, están teniendo un crecimiento sano —sigue moviendo el aparato por mi vientre— Todo está muy bien, mira, no hay complicaciones y los fetos tienen un crecimiento adecuado para las semanas que tienen.

Asiento limpiando las lágrimas de mis ojos con cuidado ya que estoy segura que el rímel ya se me ha corrido.

—¿Se puede saber el sexo? —pregunto con emoción.

La mujer me sonríe, pero niega.

—Aún no, es posible que para la semana diez y ocho o veinte podamos verlo.

Quizás algún díaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें