Capítulo Único

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—¿Es tan necesario que yo también esté aquí?

Free caminaba a un lado de Shu, tenía una mueca de desinterés en el rostro que lograría disimular muy bien su fastidio, si sus comentarios no fueran tan transparentes como el agua.

—Por supuesto que sí—respondió Shu, sin girarse a verlo. Revisaba una lista en su mano cuidadosamente, deteniéndose de vez en cuando para pensar y añadir otro renglón a la misma—, eres mi pareja después de todo.

—Eso no responde mi pregunta —se quejó el rubio, a la par en que el albino se giraba a verlo con el ceño levemente fruncido.

—Entonces, qué tal esto; no puedo cargar todas las compras yo solo, y tú vas a ayudarme, cariño—sentenció, acercándose a él para dejar un besito en su comisura, para después sonreírle.

—Eso es un chantaje.

—Bueno, igualmente vas a venir y se acabó.

A Free no le quedó más que suspirar, cuando sus pasos ya los habían acercado lo suficiente al centro comercial.

—Hay que dividir la lista—propuso Shu, al entrar en la comercial, observando la inmensidad de esta, y diciendo aquello como una estrategia para acabar más rápido con sus deberes, que se supone era lo que el rubio quería—, tú buscas una parte y yo la otra…

—No quiero.

O no.

—…

Al final terminaron buscando todo entre los dos. La determinación de Free podía vencer de vez en cuando a la retadora voluntad de su esponjoso novio.

Ahora se encontraban en los pasillos de los vegetales. Aunque no fueran sus favoritos, Shu insistía en llevarlos, porque según estar bien alimentados significaba que de sí o sí tendrían que llevar una cesta de brócoli a casa y zanahorias frescas.

—Esto es absurdo—se quejó el rubio, al escuchar el mismo monólogo de siempre—, no somos conejos, bueno, al menos yo no.

—Ja—musitó el albino, ignorando su comentario para meter dos charolas de zanahorias en la cesta de la compra. Free también hizo todo por ignorar aquella última declaración y evitar que un leve bochorno llegara a sus pómulos.

Pasaron de los vegetales a las pastas, y luego a los productos de limpieza donde se quedaron todavía un rato buscando el detergente con olor a lavanda que a Shu le gustaba. Para el final, dejaron el pasillo favorito de Free, dónde se extendía una gran variedad de postres.

—Para ser alguien sumamente frío, te gusta mucho el dulce—murmuró Shu, avanzando hacia las cajas para pagar toda la compra con Free justo a su lado, sosteniendo un pastel grande de chocolate bañado con más chocolate y decorado con fresas y jalea.

—Oye, ya vine hasta aquí, merezco una recompensa—dijo con simpleza, sonriendo levemente. Shu solo negó.

—Aún falta, cariño.

Y sí, los comestibles habían sido tan sólo la primera parte de aquella salida. Afortunadamente no eran demasiadas bolsas como Free había pensado, sin embargo, sabía que estaban a punto de crecer cuando una tienda de ropa se les cruzó de camino al estacionamiento.

—Entremos—y las palabras de Shu se lo confirmaron. Aquella frase que más que una petición, era una orden, sobre todo cuando comenzó a caminar hacia allí.

El rubio bufó, pero aún así le siguió por detrás, dejando sus compras un momento en la entrada, en unos pequeños casilleros específicamente colocados para que la clientela encargara ahí sus pertenencias mientras recorrían el lugar.

Salida [Free/Shu]Where stories live. Discover now