—Mi señora, Alphonse nos contó lo que está sucediendo, ¡Vamos a morir! Ese demonio es una gran amenaza y nuestro señor Miguel no se encuentra para protegernos, ¡es un desastre! —Gritaba el ángel.

Su mirada se desplazó al fondo de la habitación, en la que estaba apoyado y sentado mirándose las uñas un relajado Alphonse, quien tan solo se reía pícaro, sus mejillas estaban llenas de heridas recientes, sangraban profusamente y hacían destacar aun más el rojo de sus cabellos, frunció el ceño, ¿desde cuando le gustaba generar caos?

Se acercó a él con los brazos en jarras, este solo levantó la mirada en cuanto su sombra le quitó la luz del sol, resopló sin decir nada, no parecía intresado en ella o estar arrepentido de lo que había hecho, como en ocasiones anteriores. 

Gabrielle extendió su brazo izquierdo para hace aparecer una serpiente, la cual al tocar el suelo se convirtió en un bastón de madera antigua, labrada con el lenguaje de su padre, lo apuntó hacie él bastante molesta.

—Alphonse, ¿a que se debe tu comportamiento? —Gabrielle tan solo quería una razón.

No respondió.

No le dijo nada, tan solo se mordió los labios y le dió una órden mentalmente al bastón, para que su estela de luz pura envolviera a su subordinado, en especial sus alas y su energía cambiase a una carmesí, dejándola observar cada una de las acciones que este ha realizado en el último año. Cada una de sus actuaciones la fue horrorizando, asesinatos, maltratos a humanos, a demonios, incluso a compañeros quienes ya no existían, gruñó enfurecida, haciéndolo verla a los ojos.

—¿Cómo pudiste? Te dí mi confianza, un lugar, un puesto, creí en tu bondad, en tí, en el gran sacerdote que eras, para que me pagues de esta manera... —Gabrielle apretó los puños sobre el bastón—. No puedo soportarlo más, no habrá un indulto como en ocasiones, fueron casos menores, esto es otro nivel —abrió la boca—. ¡Alphonse Mehemed, cuatro, parte del ejército angelical que comanda la arcangel Gabriellem te sentencio al destierro! 

La luz rojiza lo envolvió por completo, haciéndolo sentir un dolor indescriptible, su carne parecía a punto de estallar, la piel se estiraba hasta sangrar y abrirse en heridas mucho más grandes de las que alguna vez pudo tener en su vida, fuese humana o angelical, su cabello desapareció, dejándolo calvo y sus alas se convirtieron en un par oscuro y dañado, cada pluma que alguna vez las acompañó fue quemada, chamuscada hasta los cimientos, el odio se hizo parte de él con cada suceso desencadenado.

—¡Me las pagarán! Haré que su mundo sea un infierno, todos ustedes serán mis esclavos, ella será la llave, Lucifer me acompañará en cada paso, en cada momento hasta sumirlos en la agonía —su voz se apagó.

Gabrielle golpeó el suelo siete veces antes de que Alphonse desapareciera y los ángeles se congregaran a su alrededor, se dejó caer de rodillas, sintiéndose nula, estúpida, como una humana lo cual no debía ser, siempre debió tomar la decisión correcta en torno a él, no dejarse llevar por su misericordia.

—Hermana, no es culpa tuya, hiciste lo correcto bajo la ley de Dios.

La voz de Miguel la hizo levantar la mirada,  tan solo lo abrazó sin decir nada, la situación no lo ameritaba.

Al acabar el momento, se levantó decidida a investigar el como Rizevim obtuvo la reliquia sagrada, no eran decisiones al azar, las tres longinus más cercanas a la pasión de Cristo fueron custodiadas y rastreadas por su poder, la última persona que la tuvo en sus manos era alguien santo.

Se inmiscuyó en los documentos que respaldaban la información que poseía, pero lo último que se supo del portador la dejó atónita, su muerte fue generada por un rayo de luz santo...

—Alphonse...

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Sus pasos se escuchaban mientras atravesaba la arbolada, el frío de la noche no le hacía bien, pero la ira envuelta en su interior le movía, de tal forma en que nada lo pararía, en especial ellos, los ángeles.

—Maldita Gabrielle, estúpida, cuánto desee que cayeras conmigo, debilitar al cielo, pero tú inocencia va mucho más allá de lo que conozco.

Y lo admite, esa sutil inocencia lo hizo caer, no lograr obtener más información del cielo, fallarle a su señor...

Pero no volvería a suceder, nunca más.

Apretó su muñeca derecha y con su propia sangre de caído creó un pentagrama con el símbolo de la familia Lucifer en el centro, una estrella. El resplandor oscuro se hizo presente y solo se dedicó a decir.

—Mi señor, su hermana está viva.

El primer clavo para desatar una nueva guerra entre el cielo y el infierno....

Hola, hola...

Espero la historia les esté gustando, sé que no actualizo durante mucho tiempo, pero intento darle forma a la historia, el final ya está escrito (desde el inicio de la historia y tengo el archivo) y deseo desarrollar todo detrás de ello para alcanzarlo.

Gracias a los que apoyan y siguen leyendo a pesar de todo, espero les haya gustado y me comenten sus dudas y dejen sus comentarios, me alientan bastante.

Siendo eso todo, buenas noches...

Todo por ellaWhere stories live. Discover now