seis.

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'Amo a alguien tan peligroso, contaminado y defectuoso como tú.

último capítulo.




Ardía.

Ardía como el propio infierno. Sentiste de nuevo la familiar sensación de tus ojos humedecidos.

El cuero de su cinturón azotó tus glúteos una y otra vez.

— ¿Donde se ha quedado esa estúpida boca tuya, cariño? — sus palmas amasaron con fuerza tus glúteos enrojecidos por sus azotes. El poco orgullo que te queda hace que evites gemir de placer, con dos dedos largos en tu interior hace que empapes las bragas.

Tu mal comportamiento esa noche no paso de largo con ella.

— ¿Pensabas que olvidarías toda esa mierda que dijiste en la cafetería? — mordiste tu labio inferior con otro azote más en tu piel, combinado con el placer que sentías al estar entre sus dedos.

— No... — respondiste sin aliento. Ella solo respondió empujando sus dedos de una forma que te hacía lloriquear patéticamente.

Guardo unos segundos en silencio, alargando tu tortura. — Y sin embargo, eres una puta masoquista que ama ser tratada de esta forma miserable, ¿no?

Eras patética para ella entre las sábanas.

— Pídeme perdón.

Tu mente estaba nublada por el dolor y el placer que solo ella te podía dar al mismo tiempo y sentirse tan jodidamente bien. Y no podías evitar disfrutar un poco de su degradación.

— Lo siento, mi señora.

Podias sentir su sonrisa aparecer entre sus fríos y rosados labios.

— ¿Lo siento, qué?, ¿Que es lo que sientes querida niña?

Cuando cerrabas los ojos, lo podías sentir, estabas cerca, cerca del paraíso que solo ella te podía hacer llegar.

— Lamento ser una malcriada, lamento haber dicho todas esas palabras..

Sentistes sus caricias suaves llenarte por completo. Era gentil, era suave, era tan dulce

Lo sentías, era diferente esta vez.

Ella realmente te quería. Pero no podía.

Su mente se sentía agobiada.

No podia evitarlo, eras tan linda que dolía, y eso la jodia por completo. Byeok pensó que podía lidiar con esto, siempre había sido así, follar sin sentimientos con cualquier mujer linda que deseara.

Nunca pensó sentirse de esa forma.

Sus ojos se humedecieron, nunca se había sentido tan vulnerable, era patético.

Ella odiaba el no tenerte, no poder compartir momentos especiales contigo.

Aunque lo deseara, ella no podría.

Byeok paro abruptamente, levantándose de la cama para deslizar la puerta e ir hacia el balcón y encender un cigarrillo. Necesitaba relajarse, debía hacerlo. Sus dedos temblorosos cogían el objeto amargo entre sus labios, con sus ojos profundos mirando la oscura ciudad.

Dos caladas, tres caladas..

Ella se tensó al sentir tus manos por encima de sus hombros desnudos, la tocabas tan suave como si temieras porque ella colapsara. Sollozo en silencio. La impotencia ganando en su ser.

¿Estás bien? — Nunca podria olvidar lo dulce que fue tu voz, y eso era lo que eras, una joven inocente junto a otra mujer corrompida que fracaso en su propio juego al enamorarse perdidamente de alguien que no podía tener.

— Vuelve a la cama, niña. Me iré pronto, así que es mejor que no me esperes — dijo borde, con la voz baja. No fuiste tonta, sabías que estaba llorando, pero ¿por qué?

Guardaste silencio durante minutos, tratando de formular algo entre tus labios. Nada.

Byeok dejo escapar un suspiro, relajando su cuerpo tenso.

— ¿Acaso me escuchaste, niña tonta?.. 

— Quédate conmigo, Byeok. — Soltaste, sin pensarlo un segundo. Debías de intentarlo, no querías que ella se fuera de nuevo, ahora que estaba contigo no pensabas dejarla ir.

                      Niña tonta'

Fue lo único que sus labios dejaron ir, aparte de sus lágrimas. Sentiste ese momento tan dolorosamente lento que sentías tus piernas a punto de caer.

— Por favor... — suplicaste como una niña pequeña queriendo tener atención, necesitada por ella. — Quédate conmigo.

Byeok no pudo soportarlo más. Te veías tan pequeña y débil con palabras suplicantes en tus bonitos labios rosados.

— Ven aquí — ordenó en un susurró bajo, sus brazos tendidos que aceptaste en un abrazo que ambas necesitaban después de todo este tiempo. La necesitabas tanto.

Ella te necesitaba..

Ambas lo deseaban.

En el balcón, su cuerpo vestido junto a tu piel desnuda se sintió tan cálido, tu pulgar se deslizo hasta sus mejillas enrojecidas para tomar sus lagrimas. Ella sonrió ante el tacto, acunando tu cara entre sus grandes manos y acercándose a tus labios, labios que tanto deseabas besar hasta perder el aliento.

Sabías que ella se quedaría a tu lado hasta el final de los tiempos.

Paradise┃Sae-Byeok. Onde histórias criam vida. Descubra agora