El día siguiente despertó en su cama, con fiebre, somatizando todo el estrés de los días anteriores y aunque enfermo, un poco más consciente de la realidad o resignado en todo caso.

Al finalizar el día logró sentirse mejor y no pudo evitar ir a la casa de alado para sentir el aroma del Omega que de alguna manera lo tranquilizó, usando como pretexto el querer saber más de los cambia formas.

Los señores na eran quienes interactuaron directamente con Jeno, sin embargo Jaemin no era un desgraciado y podía entender que, por lo que sea que Jeno estuviese pasando, no era nada sencillo, así que de vez en cuando intercambiaba palabras con el o se acercaba a dónde el joven alfa conversaba con los betas.

Los padres de Jaemin también hablaron seriamente con el, le pidieron que se acercara más a Jeno, que lo ayudara y aconsejara más seguido y aunque sin mucho entusiasmo Jaemin prometió que lo intentaría.

Por otro lado, la situación del porqué Jeno había terminado así no se había concluido, el Alfa de Neugdae le ofreció a Jeno acercarse a la manada también y le prometió que investigaría mas para tener una respuesta lo más clara posible.

Otro tema que quedó inconcluso fue el que correspondía al Delta.

Definitivamente había sido raro que esté huyera tan solo con la presencia de un joven alfa como Jeno y aún no se sabía nada de la bestia después de aquel día.

Por el momento no se había escuchado sobre otros ataques a animales ni personas y la manada tampoco llegó a reportar algo relacionado.

Las conclusiones más factibles hasta el momento radicaban en puras leyendas, que a pesar de que los cambia formas estuvieran muy arraigados a estas, las últimas generaciones las tomaban más por poco probables.

Por los rumbos de la manada un Omega se encontraba encerrado en su cuarto, castigado y leyendo un libro que hablaba de los géneros poco comunes en los cambia formas, específicamente un capítulo que hablaba de deltas y bestias derivadas.

A Haechan lo habían castigado por “entrometerse” y haber viajado a escondidas hasta la ciudad y encima de todo “hablar de más en conversaciones de adultos”.

Al parecer al alfa de Neugdae le había molestado mucho que su hijo Omega hubiera estado más preparado para varias de las conversaciones de aquel día que el mismo médico de la manada y terminó castigándolo.

Por otro lado a Haechan le había dado bastante igual, después de todo había ayudado dando ideas y explicando varias cosas que los adultos no habían podido, demostrando de nuevo su gran capacidad.

Durante todos estos días la manada había estado un poco intranquila, planeando como iban a enfrentarse a aquella bestia, porque dejar vivo y suelto a un delta no era para nada una opción.
Haechan había robado los libros y se había dedicado a estudiar historias y recopilando datos que podrían de ser útiles para el momento necesario.
Parecía que Haechan siempre iba un paso adelante que todos, o tal vez todo en la manada iban muy atrás.

La cuestión rondaba en qué desde el incidente, no se sabía nada de este más que había ingresado al bosque y no había aprendido más.

Había una mínima posibilidad de que aquello indica que el delta se encontraba lejos, pero si le vemos el lado malo y la posibilidad más grande, el delta podía llegar a algún otro lugar a causar más estragos, era un monitor de más de 500kg que se alimentaria de cualquier cosa a su paso, además estaba seguramente en celo lo que lo hacía aún más agresivo y peligroso.

Sin duda la manada estaba alerta y los mejores alfas se habían organizado en grupos para buscar en la cercanía de Neugdae para evitar que ingresará al territorio y dañará a alguno de los habitantes, específicamente a los omegas más jóvenes, quienes podrían llegar a ser susceptibles a la presencia de la bestia.

De igual manera todos eran consientes que un delta no era un adversarios fácil de vencer así como así, ellos no tiraban a vencerlo, pero por lo menos querían proteger a los suyos, incluso utilizando armas de fuego, el ritual para deshacerse de este sería algo complicado.

Durante los días que habían transcurrido sin avistamientos del delta las cosas se calmaron un poco.

Jeno le había tomado la palabra al alfa de Neugdae y se pusieron de acuerdo para que el más joven pudiera ir hasta ahí y conocer en persona a más cambia formas, así como también más acerca de ser uno.

Para Jeno el digerir todo el asunto de ser un lobo, comenzaba a ser más sencillo y comenzaba a sentirse listo para un poco más de información. Al menos ya no lo escuchan atan descabellado como en un comienzo y la cabeza le dolía menos al pensarlo.

Jaemin lo acompañaría, el Alfa de la manada los recogería en su misma casa y luego volverían en un vehículo hasta Neugdae para más seguridad. Por la noche se quedarían en la casa de la abuela de Jaemin la cuál contaba con un par de habitaciones extra.

Jaemin se veía disgustado y con pocas ganas, tenía de hecho pocas ganas de ir, más que nada por acompañar a Jeno que por visitar la manada, porque para ser honestos Jaemin amaba Neugdae, pero se sentía forzado en convivir con jeno y su lado caprichoso no podía permitirlo.
De todas formas el Omega fue el primero en prepararse y estar listo para el viaje.

Sus padres le habían pedido que fuera, al principio rechazó la oferta, pero finalmente y después de una pequeña discusión, aceptó.

Temprano se despertó y alistó, tomó una pequeña maleta que previamente había preparado, bebió un licuado de frutas y finalmente se despidió de sus padres, para luego salir por la puerta principal de la casa con muy poca motivación.

En la calle, estacionada junto a la banqueta ya se encontraba una camioneta junto con un Alfa dentro de ella, Jaemin se acercó a esta de muy mala gana y después de saludar a su tío metió su maleta en los asientos traseros.

Jaemin no entró al vehiculó, en cambio caminó a la casa de sus vecinos y tocó la puerta con los nudillos.

Unos minutos después por la puerta salió Jeno, quien al ver a Jaemin forzó un intento de sonrisa, para tratar de saludar al omega, que nunca se terminó de formar, ya que Jaemin simplemente se volteó y caminó de nuevo a la camioneta donde se subió en el asiento del copiloto.

Jeno solo pudo rodar los ojos y seguirlo para luego subir a los asientos donde previamente el Omega había dejado sus pertenencias y de igual manera saludó al alfa con el que intercambió unas cuantas palabras durante el viaje.


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