Decidí cambiar radicalmente mi estilo luego de que terminasemos; bueno, de que ella me terminase. A ciencia cierta en realidad no tenia un estilo definido, usaba la ropa que mis padres me regalaban y trataba de combinarla como mejor me gustase. Carecía de un trabajo y por lo tanto, de dinero para costear mis caprichos.
Aunque escasos claro habían algunos empleos por mis localidades, el problema era mi realmente breve hoja de vida, sumada a mi exagerada falta de habilidad social. Al entrar a trabajar solía concentrarme a lo que iba, a trabajar, obviando todo tipo de relación social con mis compañeros, más por que se me complicaba que por diligencia hacia el empleo.
Volviendo al punto, el dinero era escaso; usualmente cuando salíamos ella brindaba las comidas o en lo que quisiese gastar para ambos. Durante mucho tiempo fue así hasta que llegaron los problemas, de mi mano siendo sincero, era un chico deprimido y pesimista por aquellos días y como naturalmente debía suceder, esto acabó por cansarla a ella. Y he allí la razón de nuestra ruptura.
Claro que hizo sus mejores esfuerzos para animarme, incontables veces y de incontables formas, a veces servían para levantar el ánimo pero solo era temporal, de todas maneras siempre regresaba a mi estado negativo; no, más que negativo.
No sólo era tristeza, era egoísmo. Gozaba de estar con ella aún siendo pesimista como lo era, gozaba de verla intentar animarme y en la última recta obstruia sus propios sueños, enojandome con ella si no atendía los míos.
Hice de mi amor una tragedia ya pague por ello, sufrí lo que debía sufrir y di vuelta a la página, o al menos eso creí en ese momento.
Caí en cuenta de mis errores y, aún enamorado y arrepentido, volví a hablarle con secreto plan de recuperar su amor. Sin embargo un rencor hacia ella surgió desde el fondo de mi corazón.
¿Me había abandonado por otro? No; peor, me había cambiado por el que vino antes de mí. Y si hacia caso de mi mente la cosa podía empeorar más, ya había escuchado cosas de ese otro desde esos dias de noviazgo, un amigo era, supuestamente solo eso habia sido. Era demasiado inocente en los temas del amor para sospechar en ese momento.
Eso encontraba si miraba la forma mas superficial de la verdadera situación en mi cabeza. Había otra inclusa más perversa y nociva, de la que era producto mi rencor hacia ella ¿Podría yo haber sido una relación de despecho por la ruptura con el otro sujeto?
Pensando tanto en todo esto me encontré declarando un amor falso a otra chica, de poco agrado hacia mi ex pareja, entonces cegado por el rencor mi sentimiento de amor se volvió venganza. Entré en una relación con esa otra chica y por supuesto no demostré disimulo al manifestarlo frente a mi indescubierta enemiga.
Ella aún me quería, y cuando se enteró, lloró y se enojó conmigo. Un enojo insostenible puesto que sabía no tenía razones para contrariar mis acciones. Nuestra relación era cosa del pasado y ella además, estaba en otra relación también.
En mi desenfreno acabé por derroteros que nunca debían pisarse; ambos, orgullosos y rencorosos nos enredamos de nuevo en una relación unicamente carnal, sin importar la fidelidad hacia nuestras parejas. Allí también fue mi culpa, la realidad era que no compartía ningún afecto hacia la que podía llamarse mi novia de ese entonces. Ella solo era objeto de celos hacia mi ex, y con ese propósito servia realmente en mis planes.
Empecé a desvariar entonces, entre el amor y el odio. Acabé terminando en menos de una semana a la chica nueva que una vez descubierto el pastel no vaciló en alejarse de mi totalmente. Una decisión sabia pienso ahora.
No obstante volvía a mi estatus anterior, llevaba las de perder sin un arma contra mi enemiga mientras que ella aún conservaba impoluta su relación con el otro.
Frustrado por el fracaso de mis planes enfurecí y le vomité el veneno que me consumía como despedida. Para luego alejarme haciendo oído sordo a sus ruegos. Me complacía en aquello, justo como en nuestros días donde resultaba en secreto placer verla desvivirse por hacerme feliz.
Esa fue la segunda vez que tropecé con la misma piedra, y por desgracia no sería la última. Todo se repitió; me arrepentí, la quería, volví a hablarle y esta vez, terminamos enredados nuevamente en una relación secreta en la que ninguno de los dos sentía ya culpa alguna, solo un placer malévolo únicamente. Me culpo aún por ello, puesto que fueron mis desvaríos los que nos llevaron por caminos lejanos a la moral, arrancandonos la tan necesaria culpa de engañar a quien se tiene por pareja.
Pero eso no me importaba, lo que si lo hacía era el hecho de que aún seguían juntos ella y él, y aunque yo la poseía en cuerpo y mente, aunque prácticamente nuestra relación estaba en pleno renacer, aún no tenía ese título de "relación", yo aún no era llamado por ella frente a otros como el "novio"
Odiaba tener que esconderme, y eso se volvió en nueva cuenta un odio hacia ella y otra vez haciendo uso de otra amiga, aunque esta vez únicamente con ese título, herí sus caóticos sentimientos. Con intención de hacerle probar del coctel que en mi cabeza se revolvía en esos momentos.
Y como no, todo lo que siguió fue un deja vu de la última vez, zigzaguee entre el amor y el odio, dejé de hablar eventualmente con esa amiga y en mi autoestima más baja, rompí esa insatisfactoria relación que tanto me habia costado conseguir.
Todo ello dió paso al último capítulo de esa historia, eramos nuevamente amigos, esta vez tratandonos con pinzas luego de tanto caos emocional. Ahora era ella la que me guardaba recelo y admito que con buen fundamento, en nuestra ultima vuelta fui contandole todo lo que sentia a mi buen amigo, y para cuando resolví deshacer todo, confesé que le había contado a él, cosa que habiamos prometido no hacer, ninguno de los dos hablaría de los caminos de nuestra relación secreta con otros, y aunque era primera vez que rompía esa promesa, no era la primera vez que hablaba con amigos de mis asuntos con ella.
Y tal vez, como última bofetada del destino para sacarme del circulo malsano en el que quería volver a caer, ese buen amigo traicionó nuestro voto de secreto y reveló lo que le habia contado a ella de nuestra relación. Todo ello bajo el contexto más catastrófico posible.
Ella había terminado con el otro y en un momento donde tampoco confiaba en mi llegó mi amigo, amigo de ella también; su sabia palabra la consoló y aconsejó y sin darme cuenta ella se enamoró de él. Y él, alguien que aún no se habia estrenado del todo en asuntos amorosos aceptó la relación. Yo no tarde mucho en enterarme.
Lloré, hablé con él, hable con ella; convencido de que su relación era un mero despecho que terminaría mal para él, se lo dije, y por supuesto también le dije que no solo era eso lo que me movia, sino también que aún la quería a ella.
Pero justa y necesariamente, ambos pasaron de mis palabras y al final llegué a la necesaria resolución de olvidarme para siempre de ella. No tenía nada más que hacer allí, y sabía muy bien que mi amigo si iba a lograr lo que yo nunca pude. Ser feliz con ella.
El final de esa historia fue el más triste posible; no sólo entré en razón, por palabras de ellos dos, de lo egoista y malvado que estaba siendo conmigo mismo y con ella, sino también perdí dos buenos amigos, de los pocos que tengo cortesía también de mi mismo.
Por todo ello decidí cambiar mi estilo, y gracias a que, mientras este último capítulo transcurría conseguí un buen trabajo. También conseguí un nuevo grupo de amigos, juego basquet con ellos y hago ejercicio además. Pese a ello ninguno equipara la amistad que perdí.
Por estas razones en mi nuevo outfit, además de incluir las jordan basquetboleras y las botas de estilo gótico que tanto me gustan, aparte de las camisas de estampados pintorescos y pantalones militares. Fuera de un sentido estético, incluí un morral de un negro puro, en el que, al menos simbólicamente llevaría el recuerdo de los negativos sentimientos que casi arruinan por completo mi vida, para nunca volver a abrazarlos de nuevo.
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Oneshots Variados
Short Storyun conjunto de historias cortas que agrupare aquí porque me da pereza desarrollarlas más jsjsjsj
