Dios, incluso se reprende aún más, porque la segunda fue casi una catástrofe (¿o si lo fue?), porque tan perspicaz como era su abuela, parecía comenzar a unir los puntos en cuanto vio la dirección de la que venía y la arena en su cabello, y sólo Luisa apareciendo quitó su atención de ella.

Pero su corazón se encogió cuando su prima era un desastre lloroso, diciendo que había perdido su don, que después de su charla comenzó a pensar que de verdad cargaba con demasiado y que desearía tomarse un descanso, pero también se alteró porque se retrasó con el trabajo con los burros, y que cuando quiso levantarlos los sintió pesados, y ahora no podía levantar nada. Y así como su prima llegó, se fue corriendo a su habitación llorando, dejando a Mirabel muy angustiada.

—¿Qué fue lo que le dijiste a Luisa? —el cuestionamiento lleno de dureza de su abuela la hace estremecer un poco, pero de inmediato frunce el ceño molesta, ¿qué no había escuchado nada de lo que dijo Luisa? Se sentía cansada y era lo que obviamente necesitaba, un descanso, pero al parecer, estaba por culparla a ella por solo revelar un problema que ya estaba ahí desde hace mucho tiempo. Mirabel estuvo a punto de decirle exactamente qué era lo que Luisa necesitaba y de lo que habían hablado, pero el sonido del reloj de su bolsillo la cortó —. Debo ir con los Guzmán, hablaremos un rato y luego seré su acompañante para venir aquí —los ojos de su abuela se vuelven hacia ella, severos —. Mantente alejada de Luisa, hablaré con ella más tarde, este compromiso debe llevarse a la perfección —y como punto final, la abuela le dió la espalda, dirigiéndose a las escaleras para retirarse.

Mirabel mordió su labio, aún molesta, pero sus ojos de inmediato fueron hacia la puerta de su prima, notando cómo ésta parpadeaba. Tenía que ver esa visión, ahora.

De inmediato corrió, entrando a la guardería, ya que era la puerta más cercana, se recargo en la cajonera, intentando tomar un respiro de todo lo que estaba sucediendo y tan rápido, solo para volver su atención a la bolsa y abrirla un poco para encontrarse con los fragmentos verdes —¿Qué viste, tío Bruno? —susurra con preocupación, mirando los fragmentos de su bolsa solo para cerrarla abruptamente y girar cuando el trueno resuena a su espalda. Ahí, parada en el umbral de la puerta, está su mami cargando una caja —¡Mamá! ¡Me asustaste!

—Lo siento, cariño —le dice con una sonrisa nerviosa, abandonando la caja en el suelo, solo para girarse, empujar su nube fuera de la guardería y forzar la puerta a cerrarse para que no entrara —. Estaba mudando las cosas de Toñito y cuando entré, no pude evitar escuchar que mencionaste el nombre que no decimos —dijo lo último entre dientes, una nube gris formándose sobre su cabeza —. Genial, voy a llover —dice con desgano, resignada a su destino, solo para girarse al mueble y abrir los cajones para hacer la mudanza —. Amor, ¿por qué has mencionado el nombre? —le pregunta su mami, su nube gris sin desaparecer.

Mirabel no puede evitar tragar saliva, hacía mucho tiempo que no se sentía tan nerviosa como ahora, pero necesitaba información —. Sólo me preguntaba, si Bru- —cortó de inmediato cuando la nube de su mami tronó —. Si esa persona tenía una visión, ¿que tan malo era?

—Cariño, es en todos los aspectos cuando decimos que no se habla de él —le dice su mami entre dientes, su nube comenzó a llover.

Mirabel se sentía muy mal por esto, lo que menos quería era lastimar a su mami, pero enserio necesitaba urgentemente respuestas.

—Sólo quiero saber si tener una visión de alguien llegaba a ser algo malo —dice con nervios, jugando con la correa de su bolso.

Arde, mi bella estrellaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin