— Remueve este tonto aditamento enseguida! ¡Quítalo, te he dicho! ¡Estás arruinando una gran obra de arte! ¿Dónde estoy? ¿Qué está ocurriendo?

— ¿Gran Obra de arte? Mira, no te alagues tanto, digo hay obras de arte como yo o el libro de Animales Fantasticos y donde encontrarlos.

Hermione me dio un codazo para que evitara seguir insultando a tal vez nuestra única fuente de información y asentí, dándole la razón. Había estado aguantando varias comentarios desagradables a lo largo del día y al ver otra pobre alma en la que descargar mi frustración mi lengua empezó a actuar por si sola. Aun así, Phineas Nigellus se congelo.

— Reconozco esa voz, es mi ultima descendiente. Laila Black. ¿Donde estas y con que osadías haces esto?

— No importa donde estamos. —dijo Harry, y Phineas Nigellus, abandono los intentos de quitarse la venda pintada que le cubría el rostro.

— ¿Y será posible que esa sea la voz del huidizo Señor Potter?

— Tal vez. —dijo Harry, sabiendo que esto mantendría a Phineas Nigellus interesado—. Tenemos un par de preguntas que hacerle... acerca de la espada de Gryffindor.

— Ah —dijo Phineas, ahora volviendo la cabeza de un lado a otro en un esfuerzo por tratar de obtener un vistazo de Harry o de mi—. Si. Esa tonta chica actuó muy imprudentemente...

— No hable así de mi hermana. —dijo Ron bruscamente. Phineas Nigellus enarcó las cejas de forma arrogante.

— ¿Quién más está ahí? —preguntó, girando la cabeza de lado a lado—. ¡Tu tono me desagrada! La muchacha y sus amigos fueron extremadamente temerarios. ¡Robarle al Director!

— No estaban robando. —dijo Harry—. La espada no es de Snape.

— Pertenece al colegio del Profesor Snape. —dijo el retrato—. ¿Qué derecho tiene exactamente la joven Weasley sobre ella? ¡Se merecía el castigo, tanto como el idiota de Longbottom, la rareza de Lovegood y la irrespetuosa de Dunbar!

— ¡Neville no es un idiota y Luna no es una rareza! —dijo Hermione.

— Y Fay no es...— me quede pensando sin poder encontrar bien las palabras—. Bueno depende de como se siente en el día.

—¿Dónde estoy? —repitió Phineas Nigellus, empezando nuevamente a forcejear con la venda—. ¿Dónde me han traído? ¿Por qué me han sacado de la casa de mis ancestros?

— ¡En este momento eso no es importante! ¿Cómo los castigó Snape? —preguntó Harry con apremio.

— El Profesor Snape los mandó al Bosque Prohibido, a hacer algún trabajo para el idiota de Hagrid.

— ¡Hagrid no es un idiota! —dijo Hermione estridentemente.

— Y seguro que Snape pensó que eso era un castigo —dijo Harry—. Pero Ginny, Neville y Luna probablemente pasaron un rato agradable con Hagrid. El Bosque Prohibido... han pasado por cosas mucho peores que el Bosque Prohibido, ¡vaya cosa!

Sin embargo yo me quede pensando. Snape no era tan tonto como para pensar que pasar tiempo con Hagrid era un castigo, digo a los ojos de los demás desconocidos, como mortifagos, o cualquiera que nunca haya estado en el colegio, eso era un castigo. Pero Snape sabía la cercanía que Hagrid tenía con sus alumnos de Gryffindor. Habían castigos mucho peores por la falta que cometieron.

Aun asi considerando como casí habíamos muertos un montón de veces en el bosque Prohibido no podía considerarse algo muy bueno. Pensé en como cuando dijeron castigo mi mente ya había pasado por escenarios de mis amigos sufriendo por la maldición Cruciatus y cosas peores, tal vez incluso quitándoles su voluntad con el hechizo imperius.

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now