Cap. 15: ¿Creer?

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Ian y yo nos habíamos separado con brusquedad, él me miraba con una enorme risa de satisfacción mientras yo me sacudía y me colocaba lo más lejos posible de él.

- Austin-Le saludé una vez estuve de pie - ¿Que haces aquí?

- Me han llamado diciendo que estabas castigada-Me informó mientras miraba con dudas a Ian - ¿Qué hacían aquí?

- Bueno, Austin, de hecho...-Justo cuando iba a hablar lo interrumpí.

- Ian me estaba enseñando algunas fórmulas de química para el examen final, eso es todo-Mentí tomando mis cosas con rapidez, estaba tan nerviosa que temía que Austin se hubiese dado cuenta de algo - Solo fue una confusión, pero... ya se ha solucionado.

- Excelente-Asintió, pero su tono daba a entender más desconfianza

Austin y yo nos dirigimos hacía la salida donde Diana me había indicado que estaría.

- Los he visto-Mencionó una vez estuvimos en el estacionamiento. Yo me quedé en blanco, y si no hubiese sido algo imposible pudiese haber afirmado que mi corazón se detuvo por un par de segundos.

- ¿De verás?-Valvucié tal vez porque Austin era el hermano más sobre protector del universo.

- Si.-Contestó, la verdad, estaba sorprendida, en su rostro no habían indicios de enojo ni de cólera, algo que me resultó muy extraño - Si te digo la verdad, no me importa, aunque sea difícil para mi tengo que estar consciente de que mi hermanita está creciendo. Pero, de verdad me aterra de que te encuentres con chicos como yo, a los cuales solos nos importa un buen cuerpo, no me enorgullece, pero así soy, necesito quiero que sepas algo, tú mereces más que eso y espero que Ian no te decepcione, tal vez sea un buen chico, pero, por su salud espero que no te haga daño.

- Te quiero ¿lo sabías?-Me acerqué a él abrazando su hombro y le di un leve beso en la mejilla. Una vez hecho esto, localizamos a Diana del otro lado del estacionamiento.
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En los últimos tres días no hacía mas que
estudiar para recibir los exámenes de final de cuatrimestre, eso de estudiar tanto era algo inquietante, sin mencionar los profesores que seguían dejando ensayos para entregar antes de navidad, donde se suponía que estaríamos de vacaciones, aunque sea por una semana y tantos días.

En cuanto a Ian, él seguía ocupado con eso del lacrosse y no habíamos hablado después del beso del instituto. Supuse que decía la verdad sobre Madison, y no le podía reclamar ya que, yo básicamente había hecho lo mismo, había besado a Liam para comprobar la diferencia. De todas maneras, lo había perdonado, es decir, estaba más que claro como me hacía sentir cada vez que me besaba, tal vez se merecía una oportunidad, solo que no quería arriesgarme.

Me encontraba en clase de Religión, no conocía a ninguno de los estudiantes que me rodeaban, ya que, había elegido unas horas extras para reforzar mi aprendizaje sobre las creencias universales del mundo. No tenía que ver con anular "Educación física" de mi horario de clases.

El señor Miest de casi 9 pies de altura y unos posibles 30 kilogramos de peso recitaba un interesante discurso acerca del cristianismo, que básicamente son todas las personas que creen en Dios; explicaba acerca de el Judaísmo, el Budaísmo y el Islam. Para mi, el tema era tan rico en enseñanza que me pudiese haber quedado ahí, por horas, la manera en que el profesor se deleitaba hablando del Dios Todo Poderoso de Israel era gratificante, pero desgraciadamente la clase concluyó en una interesante pregunta que formuló un chico que carecía de altura:

- Profesor Miest, ¿Porque habiendo Dios abierto el mar para que su pueblo cruzara aún dudaban en él?-Preguntó interesado - Es decir, eso es imposible pero Dios lo hizo ¿no? ¿Porque aún así no confiaron en que era verdad?

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