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4833 palabras

El suave aroma a bebé mezclado con el de ella y su Alfa creaban un ambiente cálido, sin embargo y aunque su lobo ronroneó contento, lamentó la falta de dos aromas más, que sabía en cuanto se mezclaran por completo, además de cálido, el lugar sería más seguro. Suspiró mientras observaba al cachorro dormido en sus brazos, estiró su mano y llevó su dedo índice desde su cien hasta el borde de su barbilla. El bebé se removió al tacto, gustoso del dulce aroma de su madre y las caricias que recibía. Pronto, escuchó el motor de un auto aparcando, uno que ya conocía muy bien. Dos suaves toques se escucharon en la puerta momentos después, Jay sonrió reconociendo el tan anhelado aroma, su sonrisa se amplió cuando esta se abrió y dejó ver una cabellera negra, ojos verdes destellantes de pura alegría y emociones acumuladas y una sonrisa brillante decorada con dos hoyuelos, su mejor amiga, quien había estado tan feliz con el bebé, con su parto sin complicaciones y quien la había acompañado en el extenuante pero bello proceso de su embarazo.

Habían pasado 3 días desde que la castaña había regresado del hospital con su bebé, agradecían a la luna que ambos estaban bien y que no hubo complicaciones. Jay, junto a su Alfa, habían vuelto a casa el día después de que el bello y anhelado cachorro llegara al mundo, claramente sus mejores amigos estuvieron todo el tiempo al pendiente, sin embargo, no se presentaron de inmediato en su casa creyendo, tontamente, que era necesario el darle tiempo a la pareja para acostumbrase y sentirse cómodos antes recibir visitas. Puras estupideces, fue lo que Jay había dicho, ya que ellos no eran la convencional pareja de padres posesivos, y aunque lo entendía porque se supone que es así como debería de ser, pero como se dijo antes, puras estupideces, y es por eso que ahora su pelinegra amiga se encontraba en la habitación del bebé, con ojos brillantes y llenos de amor.

Era bien sabido que las y los omegas son muy protectores con sus cachorros, también el hecho de percibir otro aroma en su bebé que no sea el suyo o su pareja los deprimía en extremo, e incluso podían rechazarlos, pero no ellos, porque el vínculo que habían formado de hacía años, desde que eran unos cachorros en el jardín de niños se habían vuelto inseparables y curiosa y mágicamente resultaron ser destinados, no podían pedir más.

La mujer de ojos verdes brillantes se adentró a la habitación por completo cerrando la puerta tras de sí, el aroma a bebé y su amiga llegando directo a sus fosas nasales, se sintió en casa.

— Veo que nuestro pequeñito aún duerme — la ojiverde que había llamado unas horas antes para preguntar por el bebé y su amiga se acercó un poco más — tan bello como un ángel — observó el bulto en los brazos de Jay, giro un poco y colocar en la cómoda junto a la cuna los regalos que traía para el bello bebé. Su corazón dio un salto feliz de poder por fin conocer al cachorro de su mejor amiga.

Sonrieron enternecidas al ver al bebé removerse y hacer pucheros — Es todo lo que hace — señaló en acuerdo Jay, poniéndose de pie para que su amiga lo cargara — dormir y comer, creo que aún con formula no será suficiente — rio, observó al pequeño en brazos de su amiga quien ya le repartía carias delicadas en su rostro y dejaba un besito en la escasa cabellera.

Él bebé comenzó a removerse nuevamente, Annie que aún lo admiraba, se perdió en el azul de sus ojos cuando los abrió y observó curioso, eran azules como el cielo, o tal vez como el mar, como fuese, eran hermosos. Le sonrió a Jay y volvió su atención al bebé, grabándose cada detalle de su pequeño rostro; sus labios delgados y rosas que comenzaron a balbucear, espesas pestañas que se acentuaban a su rosto fino y naricita de botón, un hermoso bebé igual a su madre. Mark agradecía que así fuera, él ama con locura a su omega.

— ¿Qué nombre decidieron? — Preguntó suave la pelinegra, aún embelesada con el bebé sin dejar de dar caricias a sus pequeñas manos, brazos y rostro. Lo observaba con cariño, realmente es un bebé muy hermoso. — bueno, aunque supongo que al final lo has elegido tú, ya que todos nos dimos cuenta que Mark no tiene creatividad para eso — volvió a hablar levantando la mirada a su amiga, riendo bajo ante el recuerdo de Jay quejándose de los nombres con los que Mark quería nombrar al cachorro.

Always Us  (Larry Stylinson) - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora