𝐊akucho 𝐇itto solo era un chiquillo de 16 años, cómo cualquier otro ser humano, tiene sus necesidades, pero . . algo fallo en el momento.
- " ¿𝐑ealmente lo harás? . . "
- " 𝐏or favor . . "
- " 𝐄s una bonita niña, sus ojos rojos . . "
- " ¡�...
Decidió entrar en la habitación de su tío sanzu, el amaba con todo su corazón a la menor.
Sentía la necesidad de amarla y protegerla. Solo que aveces no tenía paciencia con su sobrina.
Se paseó por un buen rato en el cuarto, admirando todo su alrededor, los frascos que contenían pastillas y tenía un nombre escrito.
Las pistolas enganchadas en las paredes, "___" no entendía nada pero lo quería porque era algo "bonito"
Abrió los cajones de la mesita para ver que contenía adentro, no había nada y eso la aburría.
Pero abrió un cajón, la primera en específico. Encontrándose con unos sobres.
Eran condones señores.
C - O - N - D - O - N - E - S.
La niña divertida agarró una y trató de abrirla pero era casi imposible de hacerlo, no tenía tanta fuerza como para abrirlas, requería ayuda.
— madita cosha ¡apeftosa! — maldijo mientras lo tiraba a la pared con el ceño fruncido de ira, sus ojos rubí estaban levementes cristalizados por no hacer algo bien.
Pero se calmó y agarró otro sobre de condon, con sus manitos pequeñas, arrancó el sobre que impedía apreciar lo de adentro.
Al verlo ella quedó confundida pero luego le tomó forma a un "globo"
Sonrió y puso el globo en sus labios para comenzar a soplar, su cara estaba morada de tanto soplar pero ella quería ver el globo más grande que pueda hacer.
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╭・ᘐ 𓂃 : Bonten habían llegados exhaustos del trabajo, agradecian que la cena ya estaba y ya estaba servida en la mesa.
Ni siquiera preguntaron por "___", estaban cansados por tratar de generar dinero lo más antes posible o su organización quedaría en quiebra.
Mientras comían, veían a las mucamas moverse de aquí para allá, como si trataran de encontrar una cosa de bastante importancia.
Luego kakucho se acordó de su hija y decidió abandonar la mesa para ir a la habitación a verla.
Pero grata sorpresa ver la habitación fría y sin nadie a dentro, lo tomó calmado pensando que su hija estaba con una mucama dándole de comer.
Se acercó a una mucama agarrandola del brazo.
— Buenas noches, mucama.
La mucama lo miró un poco nerviosa. — buenas noches, señor hitto.. ¿qué desea? — preguntó mientras apartaba con cuidado su brazo.
— Quiero ver a mi hija, llévame con ella. — pidió aunque sonará más una orden.
— ¿S - su hija.. dice? — susurró mientras apartaba su vista. — creo que la tiene la encargada de nosotras, no me encargó yo de la señorita hitto, las demás si. Con permiso. — dijo rápidamente dando una reverencia e irse casi corriendo.