Arde, mi bella estrella

Capítulo 24

—Buenos días, mi nubarronita —le dice su mami, acercándose y besando su mejilla —. Gracias por el café, tesoro.

—De nada, mami —Mirabel pronto se aleja y les da la vuelta, dirigiéndose a Camilo y Dolores cuando bajan juntos las escaleras. Camilo parece medio dormido, llevando la ruana en sus manos, Dolores a su lado lo lleva tomado del brazo, evitando que se vaya de frente.

—¿Le echo agua? —susurra Mirabel solo para Dolores, quien sonrió con diversión por la broma.

—No apoyo eso —murmuró Camilo en un gruñido, estirando la ruana en dirección de Mirabel, quien felizmente tomó la prenda para ponérsela a su hermano, se había vuelto como una pequeña costumbre entre ellos hacer ese tipo de acciones.

—Creo que al menos así despertarás~ —canturreó Mirabel con diversión, acomodando la ruana de su mellizo mientras Dolores se inclinaba solo un poco para darle un beso en la mejilla a la quinceañera, dejando una marca de pintalabios —¡Lolo! —siseó en un puchero, mirando a su hermana mayor, quien solo le sonrió dulcemente.

—¿Y Toñito? —preguntó Camilo, pareciendo un poco más despierto, Dolores por el momento se dirigió a sus padres, quienes estaban observándolos con una sonrisa. Mirabel se ha dado cuenta, que cuando estaban teniendo un momento de hermanos, sus padres siempre se detenían a mirarlos, como si de alguna forma quisieran contemplar cada momento que pasan juntos y guardarlo.

—Lo mandé a la guardería junto a Annie para que se cambiaran el pijama —le dice Mirabel.

—¿Durmieron de nuevo en tu habitación? —pregunta Camilo con una sonrisa astuta en sus labios, y Mirabel simplemente rodó los ojos con diversión ante lo que estaba implícito en su pregunta.

—Claro —responde Mirabel felizmente, dirigiendo su mirada a las escaleras por donde Antonio y Annie bajaban, con Luisa e Isabela detrás de ellos.

—Miren a quienes tenemos aquí, ¡a los cumpleañeros! —dijo Félix con vertiginosa alegría, acercándose a los niños junto a Pepa.

Mirabel solo se rió, cargando a Annie en sus brazos mientras Félix cargaba a Toñito, Pepa y Dolores arrullando a los niños mientras Félix y Camilo les deseaban buenos deseos a los niños.

—Familia —la voz de abuela llamó la atención de todos, deteniendo lo que estaban haciendo.

—Buenos días, abuela —corearon tanto Isabela como Luisa y Mirabel, Camilo apenas murmuró con Félix el saludo y Dolores, Pepa ni los niños se molestaron mucho en darlo.

—Este será un día excepcional, esperemos que todo salga perfecto hoy, familia —Mirabel intentó no resoplar ante esas palabras de su abuela y más porque la mirada recayó sobre ella completamente, como si le advirtiera que no hiciera nada que provocara que este día fuera imperfecto.

—Claro que saldrá perfecto, mamá —gruñó Pepa, poniendo los ojos en blanco —. Es el cumpleaños de los niños, por supuesto que la fiesta será buena para los niños —Pepa resopló, sin esperar que la abuela respondiera a eso —. Será mejor que vayamos a desayunar, niños —les dijo con una sonrisa, claramente no queriendo perder su buen humor precisamente hoy.

Mirabel tomó la iniciativa, llevándose a Annie aún en sus brazos al comedor, siendo seguida por el resto. Si, era mejor evitar una confrontación hoy.

[...]

La familia haría algunas de sus tareas habituales por la mañana y en cuánto terminaran, volverían a Casita para terminar los preparativos de la fiesta. Mirabel entonces partió después del desayuno al pueblo junto a Camilo, quien cuidaría al niño de tres años de la señora Velazquéz. Cuando Camilo cumplió catorce años, había comenzado a participar en la comunidad un poco más activamente como niñero, pero solo de niños de al menos tres años en adelante, ya que a palabras de sus padres, era mucha responsabilidad cuidar a bebés cuando ese era el trabajo de la madre, a menos claro, que la madre lo necesitara urgentemente, pero solo a esa excepción. Mirabel solía hacer trabajos de bordado, confeccionar vestidos en la tienda con Susan, pero lo que más le gustaba era entretener a los niños, a veces, Camilo y ella se solían unir para hacerlo, lo que resultaba en algunos adultos también amontonados a su alrededor.