四: あの水 の 物語。

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---¿Quién es usted? --inquirió Takemichi, a la vez que el contacto se rompía para permitir que se pusiera en pie.

---Eso no tiene importancia, sólo digámos que en estos momentos te encuentras en mi casa ---dijo sin hostilidad alguna.

Entonces Hanagaki volteó, y vio a un hombre a mediados de la veintena. Al inicio perdió la concentración al quedarse mirándolo fijamente. Pero no podía evitarlo, dentro de lo que llevaba de vida jamás tuvo la posibilidad de ver a alguien tan...

No existía un término en concreto que lo describiera, el pelo era dorado, un poco más claro que el que ella lucía antes de teñirse, le caía hasta la cintura, y estaba trenzado en la parte final, los ojos eran tan grises como el cielo en una día tormentoso. Llevaba puesta una yukata negra con detalles blancos en las mangas, y usaba unas sandalias tradicionales geta.

---Me parece que ya estará al tanto de mi situación ---susurró, recuperando el habla. No sabía lo que podría pasar a partir de allí. Ciertamente, él no parecía un monstruo en lo absoluto, pero no debía llevarse por las apariencias.

---Lo estoy, y te diré que tu suerte es pésima ---negó con la cabeza---, ni tampoco puedo asegurar que seas muy lista. Te adentraste al peor lugar que podría aparecer en tus pesadillas.

Takemichi guardó silencio, no podía objetarle nada, ya que todo lo dicho por el desconocido era verdad.

---¿Osea que mi viaje aquí después de todo, fue en vano? ---Hanagaki quiso saber, sin aparentemente más nada que perder.

El dueño de aquellas aguas pareció pensarlo con profundidad.

---No sabría qué decirte, a quien buscas podría o no podría estar donde te dijo él ---resaltó el pronombre, pronunciándolo mediante el desagrado más intenso---, si me hubieras preguntado horas atrás te dijera que sí, pero ahora no tengo idea.

Escucharlo afirmar que Manjiro podría vivir aún hizo que una pequeña chispa de esperanza se encendiera.

---Pero borra esa cara de alegría, jamás dije que podrías llegar. El camino será muy peligroso. Tal vez demasiado, yo te permitiré quedarte, los otros , quizás... uno o dos, podrían hacerlo.

---¡Muchas gracias! ---hizo una inclinación, cosa que tomó desprevenido al hombre---. Significa mucho el que me deje quedar aquí, hay gente que espera a Manjiro-kun.

---Con que gente ¿Eh?  ---dijo en un modo que varió entre lo melancólico y lo nostálgico, aquello llamó la atención de Takemichi---. Que más da, lo mejor será que te lleve a un lugar para que descanses.

---Sería estupendo si pudiera hacerme ese favor.

---Sígueme ---respondió él, Takemichi al inicio pensó que se dirigiría hacia algún lugar del cual no se percató, pero tal sitio parecía no existir allí.

Dando pasos firmes llegó hasta lo que fuera él final del recorrido, o al menos de esa forma se veía desde la perspectiva de ella. Nada más incierto...

Quitó las sandalias y las dejó reposando en la tierra, luego le siguió la yukata, instantáneamente la joven se volteó.

---C-creía que me llevaría a un lugar donde descansar ---consiguió decir, envalentonada, todavía sin verlo a la cara.

---Y eso es lo que estoy tratando de hacer, pero no esperes que moje muy ropa por ello. Ahora ven, no tenemos toda la madrugada ---su voz se escuchaba como si ya estuviera a cierta distancia.

Temiendo  que él se ofendiera al tomarse la libertad de verlo en tan... fresca "vestimenta", si así podía nombrarse a la vestimenta natural que todos tenemos, vio el lugar desde donde procedían sus últimas palabras.

Dentro del bosque Where stories live. Discover now