Capítulo 6

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Dokja se levantó un poco feliz, ese sueño le había despertado el ánimo, aunque sabía que solamente era un sueño.

Los golpes en la puerta sonaban fuertes pero no eran como en su sueño.

—¿Quién- ¿Jonghyuk?— Se sorprendió al verlo ahí, parado en la entrada de su casa. De repente se esperanzó de que su sueño se hiciese realidad.

Pero fue lo contrario.

—...— Jonghyuk no podía mirar sus preciosos ojos castaños, si lo hacía estaba seguro que detendría lo que está por decir. Sé sentía un cobarde.

Dokja sabía que algo no iba bien, se preocupó por él y puso su mano en el hombro del más alto intentando calmarlo, pues, se veía inseguro.

—¿Qué sucede?— Le dió palmaditas para intentar que se calmase.

—Ya no nos podemos ver— Escupió con dolor. El más bajo se quedó perplejo.

— ¿Qué?— Rió nerviosamente, bajando lentamente su mano del hombro ajeno.

— Seolhwa está sospechando por primera vez, tú y yo sabemos cuáles son las consecuencias— Alzó la mirada sólo para ver los ojos llorosos del otro.
Levantó su brazo y con su dedo pulgar limpió las bellas gotas de agua que caían de sus ojos.

—P-podemos...Podemos escaparnos o...— Dokja fue interrumpido por un pulgar ajenos sobre sus labios.

—Es imposible, sabes lo que pasará después si me escapo, podría morir mucha gente—

El castaño sólo se calló.

— Adiós, me tengo que ir— le dió la espalda listo para irse, pero lo sintió agarrarle la manga de sus vestimenta.

—¿Éste es el adiós definitivo?—  Jonghyuk volteó a su dirección, miró como en sus ojos se reflejaban el dolor y la esperanza de que no fuera real.

—Lo es— Pero lo era. Jonghyuk sólo se marchó.

Cuando se cerró la puerta Dokja cayó al suelo, destrozado.

Vaya manera de arruinarse el día.

{...}

Pasaron los días, no sabía si de verdad estaba viviendo, sentía su alma fuera, se sentía vacío. Todavía se sentía culpable de haber abandonado a Dokja, lo extrañaba bastante...

Logró convencer a  Seolhwa, ahora vivían "los dos felices".

Estaba sentado en la biblioteca de su casa, leía un libro para desconectarse de todo, cuando tocaron a la puerta.

—Señor Jonghyuk ¿puedo pasar?— Dijo Stefany.

—Sí—

Al verla entrar le preguntó que sucedía, ella sólo le entregó una carta y se fue.

Al ver el tipo de letra  supo de inmediato quién era el remitente; de Dokja.

El contenido de la carta era lo siguiente:

Querido Jonghyuk;

Sé que dijiste que ya no nos volveríamos a ver, pero... ¿Podrías venir a la montaña frente a tu casa hoy está noche?

Atentamente: Kim Dokja.

La carta le daba cierto mal presentimiento, pero con tal de verlo aunque sea una vez no desaprovecharía la oportunidad.

Salió de la biblioteca y del palacio, miró al cielo esperando a que anocheciese.

{...}

Muy pronto anocheció, el momento llegó y fue.

—¿Dokja?— Preguntó viéndolo parado en medio de la montaña, pero al mirarlo mejor notó que tenía algo en su mano derecha.

Todo era demasiado raro.

Dokja se acercó bastante a él, alzó su mano justo a la altura del pecho de Jonghyuk y de inmediato volteó su brazo hacía su propio pecho. Parecía arrepentido de lo que sea que iba a hacer. Jonghyuk estaba sorprendido al ver que lo que tenía en mano era un puñal afilado.

—No...No...¿Por qué estoy haciendo ésto? ¿Qué me pasa? Me estoy volviendo loco, en serio, Jonghyuk— Alzó la mirada y en sus ojos se notaba la desesperación. Jonghyuk se quedó mirándolo, perplejo.

Se empezó a rascar con su brazo izquierdo el cabello sin parar, dañando su cuero cabelludo, luego pareció recordar el puñal en su mano y se le quedó viendo.

—¿Dokja? ¿Qué está pasando?— Preguntó asustado Jonghyuk, no por él mismo, sino por Dokja, sabiendo lo que podría hacer.

Sentía que el alma se le salía del susto.

Intentó acercarse a él, intentando quitarle eso de la mano, pero el otro sólo se alejaba más.

—¡No! ¡Aléjate de mí!— Dokja se veía alterado, se sentía repugnante por internar matar a la única persona a la que amó en verdad, estaba asustado de sí mismo.

Se había cansado de todo.

Así que agarró más fuerte el puñal.

Señaló su corazón y...

—Adiós, quizás nos veremos en otra vida— Fue lo último que dijo y se apuñaló.

Jonghyuk veía como la sangre caía del pecho del castaño, se quedó inmóvil, sólo mirando como éste moría lentamente.

Cuando reaccionó el otro ya estaba muerto.

Jonghyuk sólo cayó al suelo frente al cuerpo inerte—¿D-Dokja?— Preguntó tocando la cara ajena, mirando sus ojos muertos.

Tocó su pecho ensangrentado y luego miró su mano, la cual estaba llena de la sangre ajena.

—¿Qué demonios?— Sentía que se volvía loco.

{...}

En el palacio, Seolhwa notó que faltaba su marido, así que fue corriendo con su sirvienta y preguntó por él. Ella sólo le dijo que le habían dado una carta.

Ella la buscó por la biblioteca y la encontró en la mesa, abierta.

La leyó y por fin podría confirmar si él tenía una amante, así que se acomodó sus zapatos y se encaminó a la montaña.

Cuando llegó miró a su esposo abrazando a una persona que estaba en el suelo, pero rápido se percató de la sangre que salía, así que se escondió detrás de un árbol y observó asustada.

—¡Dokja! No, no es posible... No— Jonghyuk nunca había querido llorar, más por lo que le decían de "los hombres no lloran" que por otra cosa, pero le era imposible guardar sus lágrimas cuando la persona que más amaba se encontraba muerta.

Sacó el puñal del pecho de su chico, lloró aún más al ver más sangre saliendo de él.

Alzó el puñal, justo a medida de su pecho igual que él lo hizo. Seolhwa sabía lo que pasaría así que caminó lo más que pudo hacía él, pero sólo alcanzó a escuchar lo que decía:

—No puedo vivir sin ti...Te amo...— Sollozaba el pelinegro.

Y ahí fue cuando Seolhwa se dió cuenta de que su amante era hombre.
Ella no lo creía.

—Estaremos juntos. Ya sea en el cielo o en el infierno, habrá un sitio al fin sólo para los dos..— Exclamó mirando el ensangrentado puñal y se apuñaló así mismo.

Seolhwa se quedó inmóvil.

Tal vez, si Jonghyuk se lo hubiera dicho, podrían ellos dos estar vivos...

Ahora, los dos amantes se encontraban juntos para siempre y nadie los podrá separar.

El amante; Joongdok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora