Fin | Mitake

II

Parpadeando, con Mikey acostado en su pecho y una película en la televisión, cuestionó la conversación anterior.

¿No iban... A hacer nada entonces?

Le avergonzaba siquiera preguntar, y no podía concentrarse bien en la película por recuerdos repentinos de ese futuro, a pesar de que le había agarrado hasta el trasero...

—Takemicchi, ¿Estás bien?—Mirando a Manjiro levantarse para verlo, él asintió.

—Estoy perfectamente, simplemente me duele la cabeza.—Movió sus manos con una nerviosa sonrisa.

—Entonces no podremos hacerlo después de todo, quería ver el maratón, pero podemos verlo otro día.

¿Eh...?

—Con hacerlo, te referías...—Su rostro enrojeció un poco, a pesar de los años, Mikey mantenía su inocencia o quizás simple ignorancia a la hora de usar frases cuestionables.

—Deja ver si tengo algo para el dolor de cabeza.

—Ah, no es necesario, estoy mucho mejor, Mikey-kun.—Negando con las manos, deteniendo a Manjiro, este volvió a sentarse a su lado.

—¿Estás seguro?—Viendo al Hanagaki asentir, arrugó un poco el ceño.—Hmm...

—Te digo que estoy-...—Siendo callado por un beso gentil, entrecerro ligeramente sus ojos.

La sensación suave le gustaba, era agradable.

Solo quería seguirlo y no parar, pero su teléfono comenzó a sonar de manera ruidosa e irritante.

—¿Quién te habla a esta hora?, Son las nueve.—En un gruñido Mikey se separó, Takemichi parpadeo tomando el celular, definitivamente...

—¡Vuelvo enseguida, Mikey-kun!—Levantandose, corriendo al baño, contesto.

—¿Dónde estás?

Tragando saliva, apretando el teléfono, sintiendo su cuerpo frío, reconoció esa voz inmediatamente.

—... Hanma.

—Ya volviste.—No había ninguna emoción en su voz.—Tienes que venir.

—... No.—Apretando los ojos, mordiéndose la lengua, pidió perdón en su interior, no debería sentirse tan incorrecto si no estaba haciendo nada malo.

—... ¿No?, ¿No qué, Takemichi?

—No lo haré otra vez, Hanma, fue un accidente, ya no puedo...

—¿Accidente?—Una risa seca escucho con claridad.—La muerte de Kisaki no es un accidente.

—... Un auto simplemente...

—Prometiste, juraste que Kisaki viviría.

Takemichi sintió su pecho latir con prisa, dolía.

—Ya no quiero más... Lo siento...

—...—Sin oír nada del otro lado, Takemichi suspiro.—Si Mikey muere lo harás, ¿No?

—¿Eh?

—Mikey debe morir y volverás, ¿No es así?

Sudando, temblando, apretó los ojos.

—¿Qué intentas decir, Hanma?

—Ya es tarde.

La llamada terminó, Takemichi sintió el cuerpo frío por completo.

—¿Hanma?, ¡¿Hanma?!—Viendo su teléfono sin nadie al otro lado, sintió su garganta seca y un inexplicable dolor de estómago repentino.—Mikey-kun.