Prólogo.

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En un lugar muy lejano de Estados Unidos, en un rincón muy pequeño y poco llamativo para otros países, con la forma de un ocho en el medio de todos los demás países enormes, se encontraba situado Paraguay, un país donde nada era lo que parecía y la familia Trevelin Swan lo sabía. Thomas Trevelin, era un gran hombre y muy apreciado por sus pacientes, se desenvolvía como profesional de la salud en la categoría del dentista general, mientras que la esposa que también era parte de ese mundo profesional y mujer descendiente de las tierras estadounidense, más específica de Forks, Balhua Swan, prima mayor de Charlie Swan; , una gran mujer y madre de sus dos únicas hijas gemelas, estas se llamaban a sí mismas en conjunto Maribru, la hija que había nacido antes por minutos era María Trevelin, mientras que unos minutos después había llegado con un peso menor y algunos problemas en los pulmones por no desarrollarse muy bien, la pequeña Bruna Trevelin. Era de esperarse que María siempre velara y protegiera de sobre manera a su hermana, y lo que no era de esperarse era que Bruna pareciera la mayor en algunos casos especiales. Ambas parecían turnarse para descolocar a quien pudiera acercarseles con intenciones de saber todo de ellas sin siquiera saber que cada día ellas se reactualizaban para ser mejores en ser impredecibles.

La familia Trevelin se vino a vivir antes del nacimiento de las gemelas a Paraguay, debido al deseo engrandecido de Balhua por conocer aquel territorio, cultura y costumbres, también porque era un lugar similar a Forks, por lo que en cuanto cumplieron 10 años de matrimonio en aquel pequeño pueblo, se mudaron a aquel rincón latinoamericano. Vivieron moviditos por varios años, hasta que por gajes del oficio la señora Balhua empezó a ser carcomida por su profesión y vício, como fumadores siendo así como las figuras paternas perecieron durmiendo en sus camas muy jovenes, a la edad de 70-69, justo cuando a las gemelas se les había concebido un viaje hacia Argentina por su cumpleaños número 17. Fue grande la tristeza para ambas encontrarse en un aprieto de no tener familiar alguno en el país latinoamericano, siendo así como su viaje de resguardo y protección de emergencia se empezó a ejecutar. Su única familiar al que podían acudir, oportunamente las había llamado apr saber cómo estaban, María había comunicado entre lágrimas la mala noticia a su tío Charlie, quien se descompuso al saber de sus queridas sobrinas en ese estado lejano, por lo que hizo lo mejor que pudo para conseguir la custodia temporal de la chicas hasta que pudieran ser de mayor edad. Mientras que por el lado de la hermana menor por minutos, era como vivir cedada por la conmoción, no lloraba, no expresaba tristeza, era como si estuviera en automático. No era sorpresa, era la gemela orgullosa y la que se negaba a llorar en vano, pero parecía tener otro método para liberar su tristeza.

Ambas se refugiaban juntas, pero esta situación por más que se quisiera no les daba para algo más que ellas solas contra el mundo, si tenían mínimo a su tío Charlie, lo aprovecharían. Ya no querían perder más familia. Pero grande fue su sorpresa, cuando ambas fueron recogidas por su tío Charlie en el aeropuerto, pero con la noticia de que su prima Bella estaba hundida en una depresión por ex.

Ambas habían fruncido el ceño, Bruna mordiéndose el labio para no bufar por lo estúpido que le sonaba la depresión por que un ex cortara la relación, mientras que por el lado de María tan solo rodó los ojos dejando salir una risa, negando.

—Ay, tío Charlie. La vida se vive, no permitas hundirte por verla así. La adolescencia es inestable.—María, sonríe levemente la castaña con mechas rubias, mientras aprieta levemente el hombro del conductor.

—Se recuperará, Tío. El amor duele pero se recupera con el tiempo.—Bruna, se encogió de hombros desinteresada, algo apagada/cansada la morena natural, volviendo a recostarse sobre la ventana del auto de policía.

—Eso espero, chicas. —hace una ligera mueca, mientras se relaja solo un poco ante la muestra de apoyo de su sobrina. —En média hora llegaremos, Bruna. Cuida tu cuello, jovencita.

—Si, tío. —bosteza adormilada, mientras agarra una almohadita y lo coloca bajo su cuello, volviendo a acurrucarse hacia el vidrio cerrado mirando el paisaje.

Siendo así como la familia Swan aumentaría por un lapso de tiempo en cantidad, y Charlie tan solo esperaba que su hija saliera más con sus primas. Mientras que ambas esperaban que el vacío que en sus corazones estaba, se minimizara con pequeñas aventuras que las salvarán de caer en esa estúpida depresión.

Doble amor [Paul Lahote] Where stories live. Discover now