PROLOGO

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Piensa en el destino, ¿Alguna vez has tenido la creencia de que naciste para hacer algo importante? ¿Te has preguntado qué pasaría si no lo logras? Esas son las preguntas que solía hacerse el joven Martín Stone.

Hay personas que creen que el destino es algo de lo que no se puede escapar y hay quienes creen firmemente que la vida solo se basa en simples y raras casualidades. La señora Stone siempre creyó en que el único destino inevitable era aquel que todos compartían. Ese del que nadie nunca escapará, pase lo que pase o haga lo que haga y, ese destino lo conoces coloquialmente como la muerte... Es el final que tarde o temprano te estará esperando a la vuelta de la esquina y que tarde o temprano tocara tu puerta. Su madre solía decirle que no debía preocuparse por su destino que lo importante es disfrutar el camino. Otras personas por su parte, afirman que el destino está marcado por el sueño de realizar algo que le de sentido a sus vidas, a lo que el pequeño Stone se hacía aquella pregunta no muy diferente a la que todos nos hemos hecho alguna vez "¿A que estaré destinado?".

Hasta ese día.

Ese inesperado día en que conoció a alguien que hizo girar su mundo, Martin sintió que conocerla era parte de una de esas casualidades que estaban entrelazadas con su destino.

Una de esas casualidades que entrelazaría sus destinos juntos.

CAPÍTULO CERO
*Narra Martin*

¿Qué dirían si les dijera que tengo la habilidad de regresar en el tiempo? ¿Qué pensarían si les dijera que puedo cambiar mi propio destino? Suena bastante increíble, ¿verdad? La primera vez que descubrí este don estaba al borde de la muerte, lo cual resulta irónico. Todo sucedió durante unas vacaciones con mi familia. Recuerdo estar en un bote, asomándome por el lateral para observar los peces, cuando en un abrir y cerrar de ojos resbalé al mar. Me vi hundiéndome en las profundidades del océano, sintiendo cómo mis pulmones se llenaban de agua y cómo mis ojos se cerraban lentamente. En ese preciso instante, todo se detuvo: los peces, la luz del sol, mi padre e incluso yo. Sentí que dejé de respirar. De repente, abrí los ojos y me encontraba de nuevo en el bote, aterrorizado y confundido por lo que había ocurrido. Decidí no acercarme más al borde.

Con el tiempo, aprendí a controlar mis habilidades. Sin embargo, me di cuenta de que a veces las cosas no saldrán como quiero. Entendí que, aunque puedo controlar mi propio destino, jamás podré controlar el destino de los demás. Presenciar la muerte de alguien a quien amas es una de las experiencias más dolorosas. He visto morir una y otra vez a la persona por quien daría mi vida entera: Silvia. La conozco desde hace mucho tiempo. Es una de las pocas personas que siempre ha estado a mi lado. Pero, por más que lo intente, nunca puedo evitarlo. Siempre termina muriendo de diferentes formas, pero siempre es el mismo día y la misma hora. Es un ciclo infinito del cual estoy condenado a vivir.

Al principio, pensé que retroceder en el tiempo siempre sería un privilegio, hasta que llegó el momento de entender cómo funciona realmente. La verdad es que cada viaje temporal, incluso si solo regreso una hora en el pasado, me cuesta más en términos de salud y bienestar. Es como un cáncer que se originó desde aquel día en el bote cuando evité mi propia muerte. Regresar hasta la primera vez que utilicé este poder para evitar usarlo y así poder estar sano, me llevaría a enfrentar la muerte que yo mismo evité.

A veces, estoy en el patio de mi casa y me hago la misma pregunta: "¿Por qué nunca puedo evitarlo?" No sé cuánto tiempo falta para que este deterioro alcance mi corazón, pero sé que seguiré intentando, incluso si para salvarla, yo deba sacrificarme. Nunca entendí cómo funciona el destino, pero eso no me detendrá. A veces me pregunto si acaso este es mi destino: volver una y otra vez para intentar salvarla, y siempre fallar en el intento.

Y aquí estoy, atrapado en el 15 de septiembre de 2023. Tengo poco más de una semana para salvarla. Solo me quedan ocho días para hacer lo imposible, para evitar aquel suceso que está por ocurrir. Espero que esta vez pueda salvarla a tiempo.

Martín | La carrera contra el reloj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora