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Mina y su madre fueron a despedir a Nayeon al aeropuerto.

Iba con un grupo de chicas, pero Mina no recordaba el nombre de ninguna y se sentía algo avergonzada.

Aún faltaba media hora para que la pelinegra subiera al avión.

La más baja estaba sentada con Nayeon algo alejada de las demás, hablando sobre que era lo que la mayor haría al empezar la gira.

–Minari, mira.–Nayeon sacó de su mochila una cajita con una cinta de color azul, recordaba que cuando eran niñas la de cabellos rosas le había dicho que le gustaba ese color.

Mina se sintió un poco confundida, pero la abrió. En el interior habían dos collares, ambos de pingüinos pero con diferentes piedritas brillantes en ellos.

–Nayeonnie, no hacía falta.

–Sí es necesario porque no nos veremos, así que podrás recordarme.

–Ese de ahí.–La pelinegra apuntó al que tenía la piedrita de color verde azulado... –Es tuyo, la gema se llama Amazonita y ayuda a calmar la ansiedad y los miedos.

Nayeon sacó el collar y se acercó a la otra para rodear su cuello con la cadena.

–Y éste es mío, la gema es la Azurita. No permite la tristeza y fortalece las emociones. También ayuda con el estrés, por lo que quizás la necesitaré.

Ambas rieron levemente.

–Te extrañaré mucho, Nayeonnie.

–Y yo a ti, pero siempre estaré al pendiente de ti. Nos veremos más pronto de lo que crees.

Pasitos de Pingüino || Minayeon Where stories live. Discover now