—Capricornio es la caja fuerte de los secretos de Escorpio. Tengo que sacarle algo...

—¿A la que ni siquiera puedes adivinarle el estado de ánimo? Creí que era algo bueno.

—¿Recuerdas sus 15?

Asintió, confundido —¿Y eso que tiene que ver?

—Se emborrachó como nunca, es su versión más débil. Tiene menos control de sus acciones y palabras. Ahí es.

Escuché a Aries tragar saliva.

—La invitaré a tomar algo en la barra del patio —me levanté y fuí a mi closet.

—¿Qué haces?

—Me voy a bañar, si quiero hacerlo voy a empezar ahora, así a la noche ya tengo lo que necesito.

—¿No crees que deberías pensar un poco más tu plan? ¿Elaborarlo? No lo sé, eres muy impulsivo y arrebatado.

—Porque lo aprendí de tí —canturreé

—Ug —puso una mueca.

—Es la verdad —digo y me saco la camiseta —Tú...

—Bueno, ya —me cortó —Yo me voy antes de que tenga que arrancarme los ojos por verte desnudo —dijo y se dirigió a la puerta.

—O que te duela el pecho de la envidia —digo sonriendo con malicia y se va, cerrando la puerta.

Me metí a la ducha y mientras me bañaba, iba perfeccionando mi plan.

Nada puede salir mal.

Salí del baño y me cambié. Solo falta el paso uno: que Capricornio acepte venir conmigo a tomar.

¿Qué tan difícil puede ser?

Salí de mi habitación y ví a Virgo en el pasillo, mirando un cuadro que había.

Pasé a su lado sin decir nada. Ella me vió, tampoco dijo nada, apenas me vió de reojo.

Esto es horrible. Pero se lo merece.

Fuí al living, Capricornio estaba pasando mucho menos tiempo en su oficina desde que Megan llegó.

Bajé y ví a Cáncer en la cocina, con su delantal y guantes de cocina.

—¿Habrá algún día en el que no estés en la cocina? —pregunté alzando la ceja, divertido.

—Quería comer algo dulce —dijo y buscó algo en las alacenas —Estoy haciendo pastel de chocolate, ¿Vas a querer?

—¿A tí qué te picó?¿Por qué de repente quieres comer algo tan... Empalagoso?

—Antojito —me guiñó el ojo y me miró de arriba a abajo —¿Puedo saber a dónde vas?

—Busco a Capricornio, ¿La...

—Está en el patio de entrenamiento.

—Gracias. Y buena suerte en tu pastel.

—Adiós —me saludó con la mano y me alejé.

Fuí al patio y caminé unos minutos hasta llegar al patio de entrenamiento. Lo primero que ví fue una roca volando arriba de mi cabeza y al instante voló tierra.

Capricornio y Tauro combatiendo.

Hice una onda de calor a mi alrededor, encerrandome en una burbuja de aire caliente y caminé hasta estar cerca de ellos.

Me senté en un tronco caído de por ahí, hasta que me notaron. Tauro se acercó primero y se sentó a mi lado.

—Necesito agua —dijo jadeando.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora