12. Inquebrantable.

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—Hola... —al escuchar la voz procedente del exterior me paralicé. Era Max, no tenía buen aspecto, aun así, no me dio ni un gramo de lástima, no después de lo que había provocado. Enarqué una ceja retadora cruzándome de brazos.

—¿Qué haces aquí?... ¿No te parece demasiada desfachatez atreverte a tocar mi puerta después de lo que hiciste? —desvió la mirada un tanto asustado sin prestarme atención, al sentir la mano de Liam rodeando mi cintura protectoramente, comprendí qué era lo que veía. Sentí pánico, las piernas me tambalearon. No quería un problema, ya no.

—Necesito hablar con ustedes —pidió con voz apagada. Ni en sueños. Intenté cerrarle la puerta en la cara, era lo menos que se merecía el muy cínico. Mi novio me detuvo sin soltarme. Parpadeé sorprendida e intranquila, no podía verle el rostro, por lo que no sabía qué haría. ¡Diablos!

—Me parece que no hay nada de qué hablar, Max —zanjó Liam imperturbable. Estaba segura que lo querría golpear, no entendía su serenidad. Llené de aire mis pulmones esperando que de verdad se comportaran como dos seres civilizados.

—Te equivocas, Liam... lo que viste fue... —Mi examigo lucía abatido, eso no logró ablandarme.

—Lo sé, tú la besaste —completó mi novio la frase sin un ápice de sentimiento. Max agachó la cabeza asintiendo arrepentido.

—Sí...

—Bueno, eso ya lo sabe, ahora vete... —insistí alzando la voz. Liam me apretó un poco como tratando de que me calmara, al parecer él sí quería escucharlo. Max lo miró confundido dándose cuenta.

—No pensé que lo tomaras así... vine creyendo que...

—Que Liam te golpearía. Debería hacerlo yo, ¿no crees? —Al ver mi reacción asintió resignado. Pestañeé aturdida ante su docilidad; había ido ahí consciente de que podía salir con algunas lesiones. ¿Qué traía entre manos?

Liam acercó sus labios a mi oído, sentí de inmediato un cosquilleo por toda mi columna vertebral.

—Kya... por favor... tranquila. Deja que hable... —Me quedé muda mirando a Max molesta.

—Kyana, perdóname. No lo pensé, me alegré al terminar ese jodido trabajo, nos costó mucho, fue un impulso... —¿Un impulso? Me creía estúpida. Logré deshacerme del brazo de Liam. No di ni un paso cuando volvió a acomodarme a su lado. No quería confrontaciones. Bufé vencida y recargué mi rostro en su pecho resignada. Tenía razón, yo le había pedido evitar justo eso—. Lo que hice fue muy bajo, Liam, yo no soy así. Lo que dije... es obvio que sabes que no era cierto... —Nos observó comprendiendo que habíamos arreglado el malentendido—. Sé que te hice daño, Kyana. Me sentí un miserable al verte ese par de días así... —Liam se tensó—. Cuando me preguntaste si me sentía mejor por haberme vengado, la realidad era que no. Me hiciste pensar mucho... ya no quiero esto. Es absurdo, aunque sé que jamás podremos ser amigos de nuevo —Ahora miraba al causante de su odio—. Jamás hubiera pensado que tú podrías hacerme algo como lo que hiciste aquel día...

—¡Agh! Él no te hizo nada —escupí harta. Liam nuevamente se tensó e intentó tranquilizarme apretando mi cintura, pero yo no me iba a callar aunque él me lo pidiera, ese malentendido debía terminar, ya había causado muchos problemas. El chico que me había besado sin consultarme parecía confundido— Sí, Max. Jen los usaba a los dos —Mi examigo abrió los ojos de par en par, no tenía idea de que yo supiera todo—. Mientras estaba contigo estaba también con él y quién sabe con cuántos más. Lo cierto es que Liam no tenía idea de que había algo entre ustedes, no llevaban mucho tiempo de novios, ¿no es así? y tú y Liam ya no eran los amigos que solían, ese día él se enteró... —Max estudió desconcertado al dueño de esos grilletes que no permitían acercarme y darle otra bofetada, por tarado. Lo asombroso fue percatarme de que este le sostenía la mirada penetrantemente, continué—. Ella lo buscó esa noche para rogarle que no te dijera nada y lo besó justo cuando tú llegaste. No sé cuál era su plan, pero así fueron las cosas y hay testigos. Así que en efecto... es absurdo todo esto... —Ninguno de los dos habló, se observaban de una forma muy extraña.

Muy profundo © COMPLETAWhere stories live. Discover now