Capítulo 36

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-Capítulo 36-

Guar: permítame su identificación y nombre del alumno, señora...
Yy: Pablo... Pablo Rivero... (Sacando un papel del bolsillo)
Guar: su nombre no está en la lista, disculpe pero no puede entrar...
Yy: pero... Sólo un momento... Necesito ver a mi...
Guar: no puedo infringir las reglas o a quien corren es a mí...

Otras madres de familia se acercaron y entraron, dejando a un lado a la que quiso colarse...

>> Ni en el patio principal, ni en los pasillos... Entonces tendría que ir al salón...

Xx: eres mentiroso... Tú no tienes mamá...
Pab: ya les dije que sí tengo. No soy mentiroso.
Xx1: ¿y por qué no viene al festival eh??
Pab: si va a venir...
Xx2: ¿dónde está?

El coro de los niños, se hizo altisonante, pero peor que eso hería a otro niño más inocente aún...

>> ¡Pablo no tiene mamá! ¡Pablo es un mentiroso!! ¡Nadie lo quiere! ¡Y llora!! ¡Como una niña!! <<

C: ¿ustedes están hablando de Pablo mi hijo?? (Bastante molesta salió de su escondite)
Pab: ¡mamá!!
C: no sé por qué le dicen esas tonterías a mi hijo. Los voy a acusar con sus mamás para que los castiguen. Y no vuelvan a molestar a Pablo.

Los niños corrieron por la reprimenda, lo menos que querían eran un castigo...

Pab: no los acuses mamá...
C: ¿qué hacías con ellos...? (Enderezándole la corbata)
Pab: me dijeron que tú estabas aquí y por eso vine...
C: ya no te juntes con ellos, a menos que te traten diferente... Y si vuelven a molestarte, me lo dices y hablarė con la directora...
Pab: sí mamá... ¿Trajiste tu cámara??? (Al abrazarla por segunda vez, más relajado notó el aparato junto a su bolsa)
C: ¿cómo la iba a olvidar?? Tengo que sacarte muchas pero muchas fotos... ¿Vas a cantar...? ¿O a bailar...?
Pab: si te digo, ya no será sorpresa...


^^ Mientras que en la casa...

Elena enojada veía a su padre paseando a la bebé, incómoda por el dolor de oído... Y diciéndole palabras bonitas... Como se las decía a ella...

Ele: ¡papi!!
F: ¿qué mi amor...? Creo que es hora de tu medicina, mi vida... (Chequeando el reloj)
Ele: no quero medicina...
F: no es para ti, Elena... Es para tu hermana...
Ele: no mana... Mana mala...
F: no, no es mala... Está enfermita...
Ele: mira... (Mostrándole las uñas, obviamente queriendo atraer su atención)
F: están... Muy bonitas...

No pasaron ni 10 minutos cuando Sebastián empezó a llorar en su recámara... Sería complicado darle de comer... Hasta ahora no se había quedado solo con los bebés...

A Elena le molestó mucho más ver al papá con ambos brazos ocupados, un bebé en cada brazo... Lo siguió a la habitación matrimonial en dónde los acostó a los 2 en la cama...

Sin soltar a Paola, sostenía el tetero para Sebas...

Quė difícil era... Más cuando la chica que les ayudaba había salido al súper...

Las mujeres debían tener una habilidad extra y especial para hacerlo, no encontraba otra explicación para que Cristina pudiera con todo... Y encima le diera tiempo a él...

Cerró los ojos un instante y recordó la noche anterior...

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Ese incomparable escalofrío de placer, al irse introduciendo en ella... Bajó la cabeza y besó un seno...

Sus manos buscaron las de ellas, entrelazando sus dedos, las presiono junto a la almohada, por encima de la cabeza de Cristina...

Sin dejar de embestirla, volvió a besarla... Manteniendo atrapado su labio inferior y causándoles más dificultad para respirar...

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Pudo seguir pensando en el resto de los hechos... Pero la bebé en sus brazos empezó a llorar luego de estar calmada unos minutos...

F: sí... Tu medicina...
Ele: quero medicina papi...
F: ¿quién te entiende...? Primero no quieres, ahora si...

^^ 3 horas más tarde, lo que duró el festival en la escuela de Pablo, Cristina y el niño regresaban, bastante contentos por cierto..

Contrastando un poco con un Federico que con 3 bebés estaba a punto de enloquecer... Mínimo necesitaba un brazo más...

Fue cuando ella se encontró con un ramo gigante de flores, sin saber que su marido lo compró a la florería por teléfono, además de una caja de chocolates que le pidió a la muchacha le comprara en su visita al supermercado...

Y lo mejor, que eso sí lo había escogido Federico, un libro de poemas acabado de publicar...

Cristina les enseñó los regalos de Pablo, hechos con sus propias manos y creatividad típica de los niños de esa edad...

/ Pero sólo en la noche, Federico y Cristina se dieron cuenta de la desaparición de las 2 fotos del salón, 2 mismas imágenes que estaban en las manualidades del niño, una de Cristina sola y otra del día que nacieron los bebés, donde aparecían los 6 juntos...

C: tenemos que estar más al pendiente de ellos... No sé cómo no me fijé...
F: yo sí sé... Con 2 bebés y con Elena... (Precisamente con Paola en brazos) Voy a ver cómo hago con nuestro presupuesto, pero necesitamos una nana...
C: ¿una nana?? ¿Para qué...? (Tomando a la pequeña de brazos de Federico)
F: pues para que nos ayude con los niños... Son 4, Cristina...
C: dímelo a mí... Pero no... Por el momento puedo con ellos...
F: cómo eres de terca...
C: cuando la necesite, yo misma te lo diré...
F: es decir, nunca...
C: ¿y si mejor lees para Pao y para mí...?

Ya en la recámara, Cristina estaba sentada en la cama, después de comprobar que Sebas dormía en su cuna... Él se sentó a su lado...

F: ¿recuerdas el año pasado...? Fuimos los 3 a comer fuera, luego te llevamos a una tienda... Elegiste lo que te gustó...
C: ya no somos 3... Somos 6...
F: pero al menos tuvimos que salir a cenar...
C: ya tendremos tiempo... (Recostándose en su pecho)
F: no quiero que pienses que no valoro los que haces... Ni que creas que te amo menos...
C: me gustaron las flores, los chocolates y el libro, mi amor... Me encantaron...
F: es que tú te mereces más que eso, Cristina...

Pero lo que Cristina deseaba era un buen baño y dormir hasta el día siguiente sin interrupciones... Algo imposible pues los bebés no se acostumbraban a ningún horario todavía...

Por eso una hora después, acostada le daba de comer a Sebas, mientras en la mecedora Federico sostenía a Paola y a la vez leía..

Ya Cristina se iba quedando dormida, cuando la voz de Federico la hizo abrir los ojos...

C: ¿me hablaste...?
F: sí... Ya no podemos seguir llamando a los bebés "los mellizos", ni "los gemelos"... Eso no les hará bien a la larga... En este libro sobre gemelos lo dice...
C: tampoco es que constantemente les digamos así...
F: y ya no podemos vestirlos iguales...
C: no los vestimos iguales, Federico...
F: tienen mucha ropa idéntica...
C: no es idéntica, porque son niño y niña... Aunque si he pensado por ejemplo combinar a Sebas con Pablo, y a Elena con Paola... Es lo que está de moda...
F: no dice nada sobre eso, pero no me gustaría que no crezcan bien y con problemas...
C: sí mi amor... Sigue leyendo y me cuentas... (Volviendo a dormir cuando se había cubierto el pecho y el pequeño también dormía)

^^ Unos días después, y con motivo del cumpleaños de Pablo, Federico llegó con un aparato bastante novedoso que encontró en la juguetería...

Él no sabía nada, pero según le dijeron, si lo conectaban a la televisión y con la ayuda de un control, podría divertirse mucho jugando... Videojuego, así se llamaba...

Por otro lado, con 2 bebés Cristina pasaba la mayor parte del día dándoles de mamar... Ahora lo hacía con Paola, ya bastante mejor del oído...

Escuchó la discusión en la sala... Dio unos minutos más para que la niña comiera, pero estaba por levantarse a ver lo que pasaba...

Ele: yo quero jugar... (Intentando quitarle el control a Pablo)
Pab: ya jugaste tú, es mi turno...
Ele: ¡no! ¡Mío!
Pab: el juego es mío, Elena... Papá me lo regaló.
Ele: ¡mío! ¡Mío! ¡Mío!!! (Forcejando por el mentado control)

C: ¡Ya! ¡Dejen de pelear! (Alzando la voz de más)

Resultados, Pablo saltó asustado al sillón, pensando que lo iba a golpear por castigo; Paola lloró por la agitación de su madre, pero Elena siguió jugando frente a la televisión...

C: Elena, dije que dejen ese juego. Dame ese control. Pablo, apaga eso por favor.

El enojo de Cristina seguía creciendo porque su hija de menos de 3 años la estaba ignorando... ¿Qué le estaba pasando??

Y cuando Federico llegó se encontró en medio de aquella situación...

Ele: ¡papi! ¡Papi!
F: ¿qué pasó??
C: déjala en el suelo, Federico. Está castigada.

Pablo salió corriendo a su recámara, y Elena hizo lo mismo pero llorando...

F: dime lo que pasó, Cristina...
C: ya te cuento... Detén a la niña, tengo que hablar con Pablo...

Pab: si... (Respondiendo a la puerta, acostado en su cama)
C: quiero hablar contigo...
Pab: mamá, yo no hice nada... Era mi turno y Elena no me dejaba jugar...
C: lo sé... Por eso ella está castigada... Y tú no... Te espantaste mucho cuando los regañé, dime la verdad... ¿Creíste que te golpearía...?
Pab: sí... Mi otra mamá lo hacía... Pero sólo cuando era malo...
C: tú eres muy bueno mi amor... E inteligente... Y no es necesario golpear a nadie... Con palabras se puede arreglar todo...
Pab: tú eres la más buena de todo el mundo, mami... Y la más bonita... (Siempre mirándola con ojos de adoración)
C: ay mi vida... (Ya abrazándolo)
Pab: ¿puedes quitarle el castigo a mi hermana...? Si quieres me lo pones a mí...
C: si hago eso Elena no aprendería ninguna lección...

^^ Un rato más tarde en la habitación principal...

F: Cristina...
C: sigo sin entender el comportamiento de nuestra hija, no tiene 3 años aún... A lo mejor la estamos consintiendo mucho... Y es que Pablo hace lo que Elena dice...
F: eso parece que es normal en la ciudad... Digo, que las mujeres manden a los hombres..
C: yo no te mando a ti Federico, qué comentario tan malo...
F: si tú lo dices...
C: ¿qué venías a decirme...?
F: no... Nada...

Porque así como estaba enojada, decirle que le levantaran el castigo a Elena, era capaz de ponerlo de castigo a él también...

C: ¿nada...?
F: estoy pensando que es hora para que Pablo empiece a montar...
C: no creo que le gusten mucho los caballos...
F: ¿cómo no van a gustarle?? Lo he llevado a verme entrenar, competir...
C: preguntémosle a él entonces...
F: sí, pero yo a esa edad ya montaba mejor que muchos... Y si a Elena que es mujer le encantan...
C: no importa que sean hombre y mujer, pueden tener gustos y formas de ser diferentes...

Era un milagro que cuando Federico se acostara, Cristina estuviera sola en la cama...

F: parece que tenemos un tiempo... Para nosotros 2 quiero decir...
C: no sé cómo se durmieron tan pronto... ¿Recuerdas cuándo se me hincharon los pies y tú les untabas crema...?
F: ¿quieres que lo haga ahora...?
C: sí, pero en la espalda...
F: la crema está en el baño, ¿no...?
C: esa que me regaló la señora Montalvo...

F: pero tienes que desvestirte... (Desde el baño, al salir ya ella estaba desnuda y boca abajo)
C: habla bajito o despertarás a los bebés...

Las manos de Federico no eran las más tiernas ni cuidadosas, pero con su fuerza parecía acomodar y suavizar los músculos y tendones de Cristina...

F: mi amor...
C: ¿hmmm...?
F: un día de castigo es suficiente para Elena, ¿no crees...?
C: no... No lo creo... (Disfrutando de las manos de su marido)

Bien... Por ese lado no era, pensó Federico... Ya se idearía cómo interceder por su hija...

En otro ámbito, ese en el que no era padres, sino un hombre y una mujer... Las caricias se fueron transformando en más íntimas, pues ya no se limitaban a la espalda...

Lo mejor vino cuando Federico se quitó la camisa y echó su cuerpo sobre el de ella... Porque si lo aguantaba boca arriba, también lo haría boca abajo, ¿no?

Cristina sintió las caricias del vello del pecho en su espalda... Las manos con algún resto de crema por sus costados, moviéndose hacia adelante, su vientre y sus pechos...

Y la boca cerrándose en su cuello... Y el camino que llevaba al hombro...

Una mano vagaba por su pierna... De arriba a abajo... Por el interior de su muslo... Y naturalmente la fricción de su entrepierna abultada contra su espalda baja y la curva de su trasero...

Pero cuando el placer iba en crecida, rumbo a la inminente consumación del acto...

F: ¿qué...?
C: el preservativo... O no podremos hacerlo...
F: aah... Sí... (Bajándose de ella y de la cama, volvió al baño mientras se deshacía del envoltorio)
C: ¿ya...?
F: ya casi...
C: ven...

Se subió otra vez a la cama... Y sobre Cristina que lo esperaba con una sonrisa y brazos estirados...

F: Cristina...
C: ¿qué...? (Mientras se dejaba consumir por la boca de él)
F: deberíamos quitarle el castigo a nuestra hija...

Cristina desvío la boca de él, y con sus 2 manos intentó apartarlo, sin lograrlo por supuesto...

C: ¿me quieres chantajear con esto...?
F: no... Claro que no...
C: no encontraste mejor momento para tocar este tema, ¿verdad...?
F: se me ocurrió... De pronto... De la nada...
C: ¿cuándo estamos a punto de...?
F: si no quieres que lo mencione, olvidémoslo... (Volviendo a besarla)
C: o podemos olvidarnos de todo...
F: no... De eso nada... (Callándola con sus labios, bastante hambrientos y apasionados)

Afortunadamente el día siguiente Elena había cambiado de humor y de actitud... No le gustó para nada eso que la mamá le llamaba "castigo"...

>>>>>>

CLUB ECUESTRE * (En una de las pistas)

Xx: ¡Federico!! Qué bueno verte, aprovecho para despedirme...
F: escuché que te vas del país...
Xx: sí, conseguí una oportunidad de trabajo... Y estoy vendiendo todo, incluidas unas tierras en las afueras de la ciudad...
F: ¿tierras...?
Xx: son varias hectáreas... Tengo las escrituras y fotos, por si conoces a alguien que le interese...

Pues a él, pensó Federico durante todo el entrenamiento... El terreno parecía bueno para lo que siempre había deseado, criar caballos... Pero lo mejor era el precio...

En un descanso, se puso a dibujar lo que podría ser su propio negocio... Aunque era más que eso, era uno de sus sueños...

Sacando cuentas de lo que tenía ahorrado en 2 bancos diferentes, completaba para comprar las tierras, pero eso significaría quedarse sin dinero de reserva...

Aún durante clases se la pasó craneando y jugando con los números... Armando un presupuesto, porque no era simplemente comprar la propiedad y ya...

Tendría que empezar a invertir el dinero que ganara día a día... ¿Y cómo mantendría a su familia...?

Por eso decidió no comentárselo a Cristina al llegar a casa por la noche...
Jugó un rato con los niños, que ya habían cenado... Y se sentó a la mesa mientras ellos veían un rato televisión...

Los bebés en la cuna ubicada en la sala, estaban bastante tranquilos...

C: ¿pasó algo en la universidad...?
F: no... ¿Por qué...?
C: desde que llegaste estás pensativo y raro... ¿Te olvidas que te conozco...? Y ya antes pasaste por lo mismo...
F: no es nada...
C: no me digas que volvió... (Mirando unos segundos hacia la sala, comprobando que los niños veían TV) La mamá de Pablo... ¿...??
F: no... No es ella, mi amor...
C: ¿entonces quién??
F: nadie...
C: ¿por qué estás extraño entonces??

Ele: papi... Ya quero dormir... (Llegando mientras se despeinaba sin querer)
F: yo te llevo, mi vida... (Levantando en brazos a la niña, se dirigió a su esposa) Te cuento más tarde...

C: Pablo, 5 minutos más y te acuestas, mi amor...
Pab: sí mami... Pero si quieres te acompaño en la mesa hasta que papá vuelva...

Cristina quiso decirle que no era necesario, pero eran esos momentos los que podía aprovechar relativamente a solas con el pequeño...

C: ven, pero te sientas conmigo...


^^ Pasadas las 10 de la noche...

Federico se sentó en el borde de la cama, todavía no tan seco pues acababa de salir de la regadera...

Y antes que se acostara, Cristina arrodillada en la cama, lo abrazó... Sorprendiéndolo...

F: pensé que ya dormías... (Besando las manos que le cayeron por su pecho)
C: no... Te esperaba... Tenemos una conversación pendiente...
F: podemos hablar mañana...
C: sí... Podemos...

Si sus manos le acariciaron el pecho, sus labios se deslizaban por el cuello... Y la oreja... Puntos sensibles de Federico...

Basada en un juego de seducción, Cristina le sacó toda la información a su marido... De ver y no creer, el poder de las mujeres...

La pregunta central fue ¿por qué no las compras??
Olvidando que Federico Rivero era un ejemplo perfecto del macho latinoamericano.

F: nos quedamos sin dinero, Cristina... ¿Quién va a mantener la casa? ¿Comprar la comida? ¿Pagar los servicios? Y gastos que nunca faltan...
C: eso es lo de menos... Tienes que perseguir tu sueño... Y éste es el primer paso...
F: no mi amor... Hay responsabilidades que no puedo hacer a un lado...
C: pero la casa no es solo tuya... Los niños también son mis hijos, soy tu mujer... Y si nos hiciera falta, yo podría pagar lo que tú no puedes...
F: No. Eso es precisamente lo que no quiero. El hombre soy yo.
C: Federico... Por algo he trabajado... Y lo seguiré haciendo en cuanto pueda...
F: sabía que sería una mala idea hablar de esto...
C: no entiendo entonces tu idea del matrimonio... Pero sí voy a pedirte algo...
F: ¿qué...?
C: no intervengas nunca en los sueños de nuestros hijos, seré yo quien los apoye y los incentive a perseguirlos...
F: no me pidas eso...
C: algo tan tonto como tu machismo te lo impide... No será así con los niños...

Cristina le dio la espalda, buscó su pijama tirada en el suelo y se vistió... Cerciorándose antes de acostarse que los bebés durmieran...

Y como siempre que la gente normal tenía un problema, les era imposible dormir... Así le pasó a Federico... Pero con una decisión muy bien pensada y tomada...

>>>>

Un terreno baldío, cercado eso sí, por lo que él mismo Federico tuvo que bajarse del coche para abrir el portón principal y así entrar con el vehículo...

F: vamos, bajen... (Abriendo la puerta de Cristina y la trasera)
Pab: ¿y esto es lo que compraste, papá...?
F: sí hijo... (Con una sonrisota, se montó a Elena a los hombros)
Ele: ¡papi!

Pab: mami... (Hablando bajito para Cristina) Pero aquí no hay nada...
C: hay que empezar a construir y luego a comprar los caballos...
Ele: yo quero un caballo, papi...
F: tendrás todos los que quieras, mi amor... Y tú también, Pablo... ¿Qué piensas...? (A Cristina)
C: es más grande de lo que imaginé...
F: ¿verdad que sí...?
C: y tampoco está tan lejos... Pero no podemos tardarnos o los bebés se van a impacientar...
F: ya tengo una idea de lo que quiero hacer... Se los enseño y nos regresamos a casa...

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Unos días más tarde, Federico llegó de la universidad y se encontró con un cuadro bastante particular aunque no nuevo para ellos...

Pablo y Elena que cenaban, bajaron de la mesa y corrieron a saludarlo...

Cristina apareció de la cocina con 2 vasos de jugo para ellos y un bebé a cuestas...

F: ¿y la muchacha...? (Siguiendo a su esposa a la cocina, tomó en sus brazos a Sebas)
C: dejé que se fuera temprano, su hijo está enfermito...
F: qué bien huele...
C: pero no quieres que yo cocine a diario...
F: ¿no tienes ya suficiente con los niños...?
C: ¡El teléfono! Dejé a una clienta esperando... (Bajando la llama de la hornilla, fue en busca del teléfono)

Y Federico regresó al comedor... Dejando antes en la cuna al bebé y sacando a la otra que ya estaba despierta...

F: ¿cómo se portaron hoy...? (Sentado a la mesa, vio unos papeles en la cabecera y las acercó a él)
Pab: bien pa...
Ele: bien papi...
F: ¿no pelearon...?
Ele: no... (Negando con la cabeza)
F: ¿y ustedes...? (Bajando la mirada a la pequeña que parecía sonreírle, era tan parecida a Elena) ¿peleaste con Sebas, mi amor...?
Ele: bebé no habla, papi...
F: espera a que empiece a hablar... ¿Crees que podremos con tanta mujer en casa, Pablo...?

Interactuó con ellos mientras terminaban de cenar, no quería cometer los errores de su padre, que nunca le preguntó ni cómo estaba...

Y entre eso, se fijó en las facturas y las cuentas que llevaba Cristina... Hojas de contabilidad...

C: ya... ¿Cómo te fue...? (Inclinándose a besarlo)
F: cada vez más cerca... Tú sabes cómo es esto... ¿Y tú? Me pareció oír que tenías problemas...
C: nunca faltan... Pero creo que pude solucionarlo... ¡La cena!
F: cuando vuelvas, quiero enseñarte algo...
C: ¿qué...? Dime...
F: son estados de cuenta del estudio, ¿no?
C: sí...
F: hay varios errores... Están gastando más de lo que ganan... Veo gastos injustificados... Esto es un desastre... ¿Quién les lleva la contabilidad...?
C: Diana...
F: una mujer para variar...
C: ¿qué intentas decir??

Él y su bocota que a veces tenía vida propia, le hicieron ganar a Federico un buen manotón en la espalda...

F: nada... Nada mi amor... ¿Qué piensas hacer sobre esto...? La idea de un negocio es ganar dinero, no perderlo...
C: hablaré con mis socias y lo mejor será retirarme...
F: es que tú también, Cristina... Una sociedad con puras mujeres...
C: óyeme, te estás pasando... Supongo que preferías que fueran todos hombres, ¿no?
F: No. Nunca.

Pab: ¿están peleando...?
F: claro que no... Tu mamá y yo platicamos... Eso nada más...

"Tu mamá y yo"... Punto a favor de Federico, tanto Pablo como Cristina sonrieron...

Mientras cenaban los 2 adultos solos...

F: ya hablando en serio... ¿Qué piensas hacer...?
C: salirme de esa sociedad... Y trabajar por mi cuenta... Cuando pueda...
F: ¿estás segura...?
C: de todas formas no creo que a mis socias les guste que me esté tomando tanto tiempo libre... De cierta manera es injusto, ¿no crees...?
F: mi amor... (Tomándole una mano sobre la mesa) Tú tienes más instintos que yo para todo... Pero lo que si voy a pedirte es que me dejes llevar la contabilidad... Sabes que no pienso robarte ni un centavo...
C: qué tonto eres... Nunca pensaría algo así...
F: pero pienso cobrarte...
C: ¿cuánto...?
F: tengo que pensarlo... Pero ya sé dónde...
C: ¿y dónde...?

Un susurro al oído estremeció completita a Cristina... "En la cama..."

>>>

Cristina al teléfono, organizaba el horario del siguiente fin de semana, que era cuando se realizaban por lo general las fiestas o eventos, Sebastián pegado en su seno de lo más feliz...

Y mientras hablaba con una clienta muy importante, vigilaba a Pablo y Elena que jugaban en la cama con Paola, que acostadita boca abajo ya mantenía la cabeza erguida y agitaba los brazos y piernas...

La puerta sonó y los 2 bebés se distrajeron de lo que hacían, pues ya reaccionaban a los ruidos...

F: hola a todos...

>> ¡Papi!! ¡Papá!! <<

Los más pequeños balbucearon algo y se agitaron... Tanto que Federico tomó a Sebas del regazo de Cristina, cubriéndose el pecho por cierto, y fue a la cama por los otros niños...

Verdaderamente que en momentos como ese, Federico desearía tener un par extra de brazos para abrazarlos a todos...

Pab: papá, Pao ya quiere hablar...
Ele: siiii... Dice baaaaaa...
F: ¿en serio?? ¿Y qué dice Sebas...? ¿Tú también quieres hablar como tu hermana...?

Con los bebés en brazos, platicando con los niños, que le contaban cada historia al papá, Cristina terminó con la llamada y se reunió con ellos en la cama...

Pab: mami, ¿ya terminaste de trabajar...?
C: en realidad organizaba todo para hacerlo...
F: ¿conseguiste algo...?
C: jueves y viernes por la noche, y sábado y domingo todo el día...
Pab: ¿quién nos va a cuidar...? ¿Vamos a quedarnos con papá...?
C: pues sí... Si él puede...

Así por sorpresa, ¿cómo decir que no...? Aunque ya Cristina tenía preparado un plan B.

F: ¿y no crees que es mucho para una sola semana...?
C: tengo que aprovecharlo...

>> El sábado y el domingo, mientras Cristina trabajaba, Federico se llevó a los 4 niños con él, a las tierras que había comprado...

Pablo y Elena llevaron su bicicleta, aunque se suponía iban a ayudar al papá... Y los bebés en el carrito doble observaban todo...

Federico reconstruyendo una nueva cerca... Federico soñando despierto... Federico cerrando los ojos y visualizando lo que había soñado... Federico feliz...

Y esa noche, al regreso de Cristina, encontró a su marido con un bebé dormido a cada lado de él... Pobrecitos todos... Debieron estar muy cansados...

>> El fin de semana siguiente fue algo diferente... Federico viajó a Estados Unidos a una competencia bastante importante, por lo que Cristina se llevó a los niños con ella, el sábado a una boda y el domingo a una fiesta infantil...

Esos días fueron difíciles, pero no imposibles para cumplir con su trabajo... Le proveyeron un lugar especial para dejar a los niños, donde ella podía chequearlos constantemente y además tenía a Pablo que ya le ayudaba a cuidarlos...


^^ Día lunes por la tarde...

Elena pegada al cuello del papá, cuando no lo veía más de un día, se encariñaba más con él a la vuelta... Los bebés tomaban la siesta mientras los demás estaban en la sala...

Pab: El sábado y el domingo trabajé con mamá como su asistente y mira lo que gané...
F: ¿todo ese dinero?? (Cuando su hijo le enseñó algunos billetes)
Ele: yo también tengo, papi...
Pab: pero yo se lo guardo porque después lo tiras...
C: los 2 me ayudaron tanto cuidando a los bebés...
F: ¿de verdad...?
Pab: tú también deberías pagarnos cuando te ayudamos en las tierras, papá...
F: yo les pago con juguetes, no te pases de listo conmigo... (Indicándole a los niños donde podrían encontrar los regalos que les trajo del viaje)

Fue cuando Cristina se sentó en las piernas de Federico... Eran escasos esos momentos en los que ninguno de los 2 tenía un niño en brazos...

C: te extrañé mucho...
F: pero te las arreglaste bien sin mí...
C: no me refiero a eso... Yo te amo no por lo que me des o por lo que haces...
F: ¿me amas más que hace unos años...?
C: tú logras que te quiera cada día más... No sé cómo le haces, eh...

Unos buenos besos compartidos, los que no se dieron mientras estuvieron separados... Estuvieron así hasta que el primer bebé se despertó...

Aquella noche, Federico salió con Cristina en brazos del baño... Le gustaba demostrar que en lo físico él era más fuerte que ella...

La desvistió al llegar a la cama, y cuando él hizo lo mismo se echaron juntos sobre las sábanas...

F: te deseo tanto...
C: no hables...
F: no quieres que te lo diga... ¿...?
C: sí... Pero no tan alto... Los bebés...

Cristina se aferró a sus hombros y luego a su espalda... Cuando él le lamía el cuello...

F: te lo diré al oído entonces... (Moviendo sus manos sobre los pechos que aún amamantaban a sus hijos)
C: sí... sí...
F: no puedo esperar más... Llevo días necesitando tu calor... Deseando tu cuerpo...
C: y yo el tuyo...

Con el corazón acelerado... Él principalmente sentía cómo ardía por dentro... Su interior estaba por explotar...

Ella levantó las manos y enredó sus dedos en el cabello de Federico... Mientras sus manos le acariciaban las piernas...

Su deseo no era nada distante al de su marido... Sentía la necesidad de que la amara en la forma más física... Y de tenerlo dentro...

Cristina yacía boca abajo... A sabiendas que Federico no estaba cansado, porque no dejaba de acariciarle y besarle la espalda...

F: venía preparado para pagar las facturas del mes, pero vi que tú las pagaste... ¿No pensabas decírmelo...?
C: no quiero que te molestes...
F: guarda tu dinero para cuando lo necesitemos... O para tu negocio...
C: necesito que entiendas que yo también puedo pagar las cuentas y hacer la compra...
F: sí, vi el refri y las alacenas llenas... Pero no me hagas esto, Cristina... Yo soy el hombre aquí...

Ella suspiró... Famoso machismo...

F: pero no me malinterpretes... Estoy seguro que tú eres mejor que yo en todos los sentidos... Más inteligente... Más fuerte... Con los mejores sentimientos... Al menos déjame esto a mí...

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Cristina estaba más que emocionada por la graduación de Federico, compró trajes nuevos para todos, incluidos los bebés, sentía ese logro como suyo y un triunfo para toda la familia...

Sólo ellos 2 sabían lo difícil y fuerte que había sido... Intentando sobrevivir primero, con un presupuesto casi que nulo, sin familia que los ayudara, en una ciudad diferente y con un estilo de vida bastante acelerado, bastante distante del lugar donde crecieron...

Pero ahí estaban... Y juntos que era lo mejor, nadie podría adivinar cuántas veces estuvieron a punto de tirar la toalla y regresarse al pueblo...

Doña Consuelo llegó precisamente de allá para acompañarlos en importante acontecimiento, igual que el sacerdote y los Montalvo, que eran su otra familia...

Lo que sí le causó mucha tristeza a Cristina fue ver que a pesar de haberlo invitado ella misma, el padre de Federico no se apareció... Severiano y él estaban cortados por la misma tijera...

Sorprendentemente Federico había roto con esa herencia, y ahora era un padre de los buenos... Aunque no le gustaba mucho cambiarle los pañales a los bebés, lo hacía porque si un padre no aguantaba esos olores de sus propios hijos, ¿quién lo iba a hacer?

Pab: papá, Elena y yo estamos orgullosos de ti... (En brazos de Federico, junto a su hermana)
F: no, el que está muy orgulloso de tenerlos a ustedes, soy yo... Todo lo que hago es por ustedes, los bebés y Cristina...
Pab: ¿de veras...?
F: si trabajo, si estudio, si...
Pab: ¿si comes también...?
F: todo lo que se llama todo... (Le lanzó una mirada a Cristina que le sonreía)

Y aunque él no quería, Cristina le organizó una fiesta en la propia casa... No necesitaban nada más fastuoso...

C: tenemos que ver dónde poner ese gran diploma tuyo...
F: en ningún lado...
C: sí señor... Quizás en una de estas paredes... (Abrazándolo, rió mientras él negaba con la cabeza y se inclinaba para besarla)

>>>>>>>>>>>

2 años después...

No solo las paredes de esa casa habían sido vaciadas, sino también cada habitación... No quedaba nada de los Rivero...

Un letrero de "Se Vende" y la entrada de otra familia queriendo conocer la residencia...


CUANDO SOMOS 2Kde žijí příběhy. Začni objevovat