Capítulo 39. Destiny.

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Giro la cámara y camino hacia la cama, mostrando una Amelia toda desparramada sobre ella. La sábana está en su cintura, mi esposa está sin ropa y aunque la habitación no estaba tan clara, es posible ver algunas marcas en su espalda. Aumento el zoom de la cámara y enfoco su rostro. Sus labios ligeramente separados, con el rostro sereno, más delgado de lo que está ahora.

Voy bajando la cámara, mostrando toda parte descubierta del cuerpo de Amelia. Ni siquiera se movió, sólo mi respiración se escucha en el video. Veo mi mano aparecer en la pantalla, toco ligeramente su culo, para luego apretar la carne dura con fuerza. Un suspiro escapa de mi esposa, sonrío, ella parece reconocer mis toques incluso cuando está dormida.

- Sé que me estoy poniendo pesada contigo, amor - comento mientras acaricio su culo, pasando el dedo índice en la brecha entre sus nalgas. Escucho una risita escapar de mí, parece que Amelia se encoge ante aquello. La cámara vuelve a estar enfocada en mi rostro - Pero la culpa es toda tuya, que despiertas mi lado salvaje - balanceo mis cejas y termino riendo de mi estupidez - Sé que tengo mi parte de culpa por haber sugerido que no tuviéramos un contacto más íntimo hasta la boda. Recuérdame nunca más hacerlo.

Estoy riéndome de mis discursos, muecas y bromas tontas cuando escucho la puerta del cuarto siendo abierta. Miro a esa dirección y veo a Amelia acariciando su barriga y bostezando algunas veces. Tomo el mando para pausar el vídeo.

- ¿Qué estás haciendo?

- Viendo algunos vídeos de nuestra luna de miel - me arrastro hacia atrás y doy espacio para que mi esposa se siente entre mis piernas - No sabía que fuimos a Santorini. Cuando era más joven siempre soñé con conocer ese lugar - comento con pesar.

Me gustaría tanto recordar nuestra luna de miel y haber pasado algunos días en Santorini. Es un hermoso lugar, no es justo que lo haya conocido y no lo recuerde.

Mis pensamientos son interrumpidos por Amelia, que apoya la cabeza en mi pecho y envuelve su cintura con mis brazos. Me sorprende el hecho de que estaba buscando estar en mi regazo, desde que Louis volvió a clases, mi esposa ha estado carente de cariño. Pero amo acariciarla.

- Hazme cariños - ella pide, con la misma maña de siempre. Sonrío y llevo una mano a su cabeza, entierro los dedos en sus rizos y comienzo con las caricias delicadas - ¿Por qué dejaste de verlo? Ponlo de nuevo, también quiero verlos.

- ¿El de nuestra luna de miel? - ella sólo murmura de acuerdo. Vuelvo a tomar el mando y pongo el vídeo donde me había detenido - No he encontrado ningún vídeo de nuestras primeras noches - comento triste y Amelia suelta una risita, miro su rostro, curiosa - ¿Qué pasa?

- Ni siquiera recordamos la existencia de la cámara las primeras tres noches, cariño - levanto mis cejas, sin interrumpir los cariños en la cabeza de Amelia - Agotaste toda la energía que tenía. Parecías una ninfómana sedienta de Amelia.

Mis mejillas se calientan un poco, pero no puedo evitar reírme de su frase. Trato de imaginar cómo deben haber sido esos días, pero al juzgar por la tensión y la química sexual que tenemos, sólo puedo deducir que debe haber sido una locura. Si Amelia estaba profundamente dormida en medio del día por estar cansada después de tanto sexo, no consigo imaginar cómo fueron los siguientes días.

Pero nadie puede juzgarnos. Las parejas lo hacen en su luna de miel, ¿cierto? Por lo menos deberían. Comenzar el matrimonio con todo el cuerpo, no sólo el pie derecho.

- ¿Tenemos un vídeo de nuestra boda? No recuerdo haber visto ningún vídeo.

- Hay, pero no están en la caja - apunta al mueble del televisor, me desenredo de su cuerpo y me levanto de la cama.

Stupid WifeWhere stories live. Discover now