Capítulo 1: "La historia de mi vida"

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Si te preguntas qué pienso al respecto te lo contaré. Mi familia de sangre es muy grande, aún viven mis padres, y mis cuatro hermanos.

Tengo un hermano mayor que se llama Luciano, mi segundo hermano se llama Angello, mi tercera hermana es Alfonsina, yo y mi hermana menor Fillipa.

Naturalmente cuando yo nací no fue ninguna novedad para mis hermanos mayores, más bien creo que lo vieron como más trabajo, especialmente para Luciano, él nos cuidaba muchísimo, siempre estaba al pendiente de nosotros. Recuerdo perfectamente que fue él quien me enseñó a comer, a caminar, a leer, a cuidar mis cosas. Siempre he amado a mi hermano, a veces siento que sacrificó mucho de su vida por cuidarnos.

Su sonrisa cálida y amable siempre, con una palabra de aliento cada que sentía que el mundo se me venía encima, me recordaba mucho a mi padre. De todos él es quién más se le parece tanto físicamente como en el carácter.

Alfonsina fue quien resintió que naciera, ella esperaba una hermana, se sentía sola siendo la única mujer. A nosotros no nos gustaba jugar con ella, era demasiado delicada, parecía un ángel con su cabello negro y ligeramente ondulado, sus ojos chispeantes color avellana y esa sonrisa siempre dibujada en su rostro, buscando que sus hermanos participaran de sus juegos.

Cuando tenía cuatro años mi mamá quedó embarazada, naturalmente mis hermanos y yo esperábamos que fuera otra niña, ansiábamos tener otra pequeña Alfonsina que cuidar y proteger, acababa de cumplir cinco años cuando nació Fillipa, bellísima mucho más que mi otra hermana.

Era nuestra muñeca, le decíamos "nuestra Fillipa" su cabello parecía seda pura, negro como la noche, era la única con la piel blanca y labios rojos, además tenía los ojos como mi padre verde aceituna, chispeantes.

Pero llegó el infortunado momento de entrar a la escuela, no quería ir, simplemente no quería separarme de mis hermanos. Luciano iba en otra escuela a la secundaria, mientras que Angello y Alfonsina estaban en grados superiores y yo me sentía solo en un mundo completamente desconocido.

Poco a poco fui aprendiendo a convivir con los niños de mi edad, logré hacer muchos amigos, las horas de estudio se me hacían eternas de solo pensar que en el recreo —sí esa mísera media hora que disfrutaba al máximo correteando con mis amigos— y todas las actividades que haríamos, tan divertidas que nos olvidábamos de comer a veces y fue entonces cuando comprendí que existe otra "familia" la que nosotros escogemos, que no comparten nuestra sangre, pero sí aficiones, intereses y demás cosas que nos importan.

Entonces mi definición de familia se disoció, por supuesto que amo a mi familia de sangre no me malentiendas, después de todo sin ellos no habría sobrevivido, pero también amo a la familia que yo elegí, mi esposa, mis amigos y aunque yo no los elegí también a mis hijos.

¿Te han dicho que casarse es ser exitoso? ¿Tener un buen empleo? ¿Hijos? Mi favorita, ¡un auto lujoso! ¡Mucho dinero! También está esa otra... un título universitario. Déjame desencantarte, tener todo eso no es sinónimo de éxito.

Yo me casé joven con una mujer muy hermosa, tuvimos un hijo varón, una linda casa, obtuve el maldito título universitario que quería de historiador, incluso hice mi doctorado. Porque claro eso da mucho prestigio, mi vida a los ojos de la sociedad era perfecta, era un hombre exitoso.

¿Sabes cual era mi realidad? Era un pobre maestro que ganaba una miseria, mi esposa todo el maldito día me jodía con que quería esto o aquello, que el niño iba a crecer y necesitaba ganar más dinero para pagar los gastos que se avecinaban, mi sueño de ser historiador y básicamente creer que sería como Indiana Jones se convirtió en una pesadilla.

Esto me lleva a decir que Oscar Wilde tenía razón: "las pesadillas también son sueños".

El carácter avinagrado de esa mujer que todos consideraban perfecta, ante la sociedad ella era una dama muy respetada, cuidaba de su casa, su hijo y su marido. ¡Pura mierda! Ella básicamente se dedicaba todo el santo día a salir con sus amigas, arreglarse y siempre el niño estaba en casa de mis padres, porque era lo adecuado ¿Cómo alguien tan hermosa como ella se iba a desperdiciar cuidando a su hijo? ¿Cómo iba a arruinar su manicura limpiando la casa o fregando platos?

Lo que yo hiciera por la familia importaba un demonio, para todos ella era la única que sufría porque la situación económica no era la mejor.

Malditos discursos machistas, ella se quedaba en casa sin hacer un carajo y yo tenía que tronarme los dedos para pagar todo, además al llegar de trabajar tenía que pasar por mi hijo a casa de mis padres, hacer la cena, bañarlo y arroparlo.

Pero ella era la que se llevaba el crédito de que la casa estuviera perfecta, el hijo bien cuidado y alimentado, bien vestido, ella siempre muy hermosa con sus manos perfectas ¿y yo? ¿Dónde quedaba yo? Me sobaba el lomo de sol a sol para que yo fuera el marido que no la apoyaba con las labores domésticas, que seguro como mi trabajo era muy prestigioso le dedicaba todo el día a la universidad. Pero eso sí, si se me ocurría decir que era yo el que se hacía cargo de la casa también y de mi hijo, de maricón, mandilón no me bajaban. Porque ese era trabajo de mujeres. Y de todas formas ella se iba a llevar el crédito por mi esfuerzo y sería una mujer que no se dejaba de nadie.

¡Por todos los diablos! Ambos compartíamos la casa, teníamos un hijo en común. ¿Qué tendría de malo que ella se hiciera cargo de la casa? Yo me jodía la espalda para llevar comida a la mesa, tener un techo sobre nuestras cabezas, que no les faltara nada.

En este punto ya no me importa.

Por eso te digo que "familia" es un término al que cada individuo le da el valor y significado que quiere y no está mal, es natural que así sea. Siempre hay que tener en cuenta que cada uno sabe lo que lleva a cuestas.

¿Sabes que cambió mi vida? Ella, mi esposa. Me he casado dos veces, Antonella fue mi primera esposa, yo la elegí porque era muy bella esa ha sido de mis peores estupideces. Tristemente ella falleció en un accidente de carretera cuando Lorenzo tenía tres años.

Mi pequeño hijo como siempre estaba en casa de mis padres, ella se había ido a Roma a pasar unas vacaciones con sus amigas, el viaje duraría una semana y esa tarde el camión que las llevaría chocó con un tractor, aparentemente el chofer del camión iba muy cansado y se quedó dormido. No hubo sobrevivientes.

A pesar de que mi vida se estaba convirtiendo en un verdadero infierno con ella, no deseaba que nos separáramos, aguardaba la esperanza de que ella cambiara con nuestro hijo, yo la amaba.

Pasó mucho tiempo antes de que quisiera casarme, yo no lo planeaba, ni siquiera me cruzaba por la cabeza buscar otra mujer, mi hijo era mi todo y entonces sucedió.

Reminiscencia Where stories live. Discover now