Prólogo

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La campanilla de la puerta sonó, anunciando que un cliente había entrado al bar. Cuando la persona puso los dos pies en el establecimiento, escuchó la bella música de fondo que inundaba todo el lugar, levantó un poco la barbilla buscando su objetivo, su vista fue al pequeño escenario de donde provenía la canción y donde pudo encontrar a la persona que buscaba. La jóven tocaba el piano mientras mantenía su rostro a una distancia considerable del micrófono para que su voz sonara más suave.

La agente se acercó a la barra pidiendo una bebida para pasar desapercibido. Transcurrieron 45 minutos para que la jóven bajara del escenario recibiendo los aplausos de las personas.

La jóven de cabello rubio claro tomó una botella de agua caminando a la parte trasera del bar para salir al callejón, donde los empleados van en su tiempo libre para fumar o simplemente despejar la mente de la cantidad de personas en el bar.

Suspiró elevando la cabeza al cielo, parecía que ninguna estrella quería asomarse esa noche. Se sentó arriba de unas cajas bebiendo de la botella y refrescándose la garganta después de su tiempo arriba del escenario.

Su ceño se frunció y levantó la mirada cuando escuchó la puerta ser abierta y después cerrada.

—Debo admitir que haces maravillas con tu voz—dijo la agente recargando su espalda en la pared y manteniendo los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Gracias?

—Pero, me confunde un poco el porqué una chica jóven con mucho dinero termina cantando en un bar de los barrios bajos de Manhattan.

La menor levantó una ceja, intrigada por lo que tuviera que decir la mujer.

—Que puedo decir, me gusta la atención—respondió encogiendo los hombros.

—Si, eso me dijeron.

—Y a mi me confunde como una extraña parece saber mucho de mi vida y yo no sé ni su nombre—contraatacó usando la misma técnica.

—Natasha Romanoff—la pelirroja se presentó extendiendo su mano—Ahora ya no soy una extraña.

—No tiene caso presentarme si ya me conoces—respondió poniéndose de pie para aceptar el saludo, después volvió a su lugar encima de la caja.

—Si, Emma Snow.

—Presente—levantó la mano sonriendo—¿Entonces, cuál es el motivo de su visita? ¿Es una agente, sería entonces agente Romanoff?—preguntó moviendo la cabeza de lado.

—Solo Natasha—aclaró.

—Natasha, el motivo de su visita es...—Emma dejó las palabras al aire.

—¿Conoces el término S.H.I.E.L.D?—preguntó la rusa dando un paso al frente con la postura firme.

—S.H.I.E.L.D—repitió chasqueando la lengua—Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística, y Defensa, ¿no pudieron pensar en un nombre más corto?

—Por eso le dicen S.H.I.E.L.D

—Una agencia que para ser "secreta" muchos saben sobre ella—comentó remarcando las comillas con los dedos—¿Que quieren conmigo?

Nathasa respiró llenando sus pulmones de aire, sin dejar la actitud que ella llamaba cordial para que la chica se sintiera en confianza.

—Eres una jóven de veintidós años que ha hecho investigaciones y proyectos sobre bioquímica y radiación gamma—respondió la pelirroja con obviedad

Le costaban un poco entender como la chica que tenía enfrente era esa científica inteligente con una de las mayores empresa de investigación a su cargo, sin embargo, conocía de primera mano a Tony Stark, así que no le era tan difícil aceptarlo.

Gone |Wanda Maximoff|Where stories live. Discover now