Sonrió ante el recuerdo. Fue la primera vez que noto la bonita sonrisa de Will.

Luego de eso ambos pescaron un resfriado. Y estuvieron en cama por toda una semana. Y cuando se recuperaron, Jonathan Byers lo amenazo luego de la escuela por aquel incidente.

Amenaza que logró causar un revoltijo en su estómago. Pero que no le tomó importancia hasta que entró en la adolescencia.

Aslan observo la puerta de madera, y toco

Will sabía que saldría, sí.

Pero no sabía el día

Aslan retrocedió unos pasos.

Y cuando se dispuso a irse, la señora Byers fue quien atendió.

—Busco a Will—fue lo único que dijo.

Jamás, un 'buenas tarde'.

Joyce lo inspeccionó con la mirada. Zapatillas negras, pantalones negros y el hoodie arrugado. Sin olvidar sus enormes ojeras.

—Aslan Harrington. Entonces es verdad, saliste de la correccional—murmuró

—¿Esta Will?—volvió a preguntar, más no recibió respuesta.

La mujer parecía estar en un debate mental. De pronto miró la bolsa que traía el adolescente

—Azaremos malvaviscos

Luego de decir eso, la mujer-aun en duda-se hizo a un lado para dejarlo entrar.

—Will ya volverá, fue con Jonathan a la tienda.

Harrington dejo las golosinas en la mesa y se sentó en una silla de la cocina. Estuvieron en silencio por unos minutos. En aquel transcurso la mujer trataba de mirar el interior de la bolsa.

—No es droga, cigarrillos o alguna otra mierda—hablo un poco harto.

Podría ser un idiota con otras personas, pero jamás con Will, al menos ya no

—Mamá, no sabrás cuanto están los huevos—habló Jonathan mientras entraba, sin notar la presencia de Aslan

—Trajimos cerezas—dijo Will detrás de su hermano.

—Hey Byers-saludo únicamente a su amigo levantando la taza de té que Joyce le ofreció.

—¡Aslan!—el castaño literalmente se tiró sobre su amigo.

—Sí, sí. También te eché de menos

—Mamá, iremos al bosque—tomó con rapidez la manga del mayor, y sin esperar respuesta salieron corriendo.

—Es un alivio que volvieras. Tu madre cuando se trata de ti es muy sobre protectora—habló Harrington

Will, al notar sus malvaviscos favoritos, los sacó y comenzó a comerlos, dando sonidos en confirmación o negación a las palabras de su amigo.

A lo lejos vieron un fuerte hecho de madera, y con la bandera flameando

—¡Mira! Es lo que te quería mostrar. Lo hice con Jonathan hace tiempo—dijo mientras corría para llegar primero al lugar

Y el mayor, antes de llegar, recogió ramas, hojas y algunas piedras para la fogata.

—Deprisa. Quiero mostrarte el interior.

—Podría apurarme si alguien me ayudara.

Byers lo ignoró mientras seguía mirando el interior de su fuerte, fijándose en que todo estuviese en su lugar. Recorriendo su mirada cada segundo.

Shut Up| Will ByersKde žijí příběhy. Začni objevovat