PRÓLOGO

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Dimensión Elfennol, hace 400 años atrás

EL OLOR A SANGRE era palpable en medio del campo de batalla. Cada esquina era ocupada por los cuerpos de los caídos, aquellos que lucharon con su último aliento por su reino. El silencio había sido reemplazado por el sonido de las espadas golpeándose entre sí, y con cada estocada un grito de guerra lo acompañaba. El cansancio de los guerreros era cada vez más evidente y sin importar que sus cuerpos pidieran descanso ellos estaban dispuestos a continuar hasta conseguir su objetivo, dominar Elfennol y convertirse en el único reino en pie.

La batalla duro días, la angustia en los habitantes era notable. Cada día se esperaba el anuncio de una victoria o de su fin. La idea de llegar a un acuerdo era una opción, propuesta por los más sabios de cada reino, sin embargo, ningún rey estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.

El campo de batalla estaba lleno por aquellos que aún se mantenían en pie, entre los guerreros sobresalían los reyes de los cuatro reinos. Cada uno poseía grandes armaduras con los colores representativos de su pueblo, lamentablemente gran parte de está estaba cubierta de la sangre de sus víctimas. En sus cabezas sobresalían coronas brillantes con una gema en el centro, representando su elemento y su procedencia.

La guerra continuaba, hasta que el repetitivo golpeteo de las espadas se vio callado por un estruendo y una gran luz que se formaba en el cielo. La lucha se vio paralizada y cada par de ojos fue posicionada en aquel vórtex que se abría en medio del campo de batalla. Una vez mas la angustia se hacia palpable y la espera se hacia larga. La inquietud de los guerreros fue finalizada cuando una figura salió del aro de luz. Su cuerpo era igual que una sombra acompañados por un par de ojos color rubí en lo que parecía ser su rostro, y una gran fila de dientes puntiagudos se distinguían en sus bocas. Y fue allí cuando reconocieron a la figura frente a ellos.

Los Ónix, seres creados de sombras, capaces de viajar entre dimensiones. Seres mortíferos que se  alimentan de las almas de aquellos con magia en su interior. Su ingreso a la dimensión elemental era improbable hasta que el inicio de la guerra dejo desprotegida las salvaguardias permitiendo así la entrada a los entes de oscuridad.

El asombro y el terror pinto las caras de cada ser mágico presente cuando cientos de estos seres sobresalían por el vórtex, y todos tenían el mismo objetivo, saciar su hambre succionando a los elementales. Ahora la guerra tomo un diferente rumbo, los reinos ya no peleaban entre ellos, ahora sus ataques iban dirigidos a los Ónix. La lucha era cada vez más difícil, las sombras encerraban a los guerreros y se deshacían de ellos en un minuto. La magia de cada elemento no parecía ser suficiente para evitar a los oscuros y sus esfuerzos por vivir se volvían cada vez más nulos.

En algún punto de la pelea los reyes de cada reino se juntaron en el centro de batalla cubriendo sus espaldas y luchando codo a codo. La sorpresa de ellos se dio cuando al juntarse un pequeño vortex se abrió en el cielo, pero este era diferente al inicial, la luz que sobresalía de esté era de un azul tan intenso y cegador, pero su presencia fue efímera que desapareció al instante. Mirándose entre ellos notaron la luminosidad acogida por las gemas que portaban en sus coronas.

Su estupefacción fue interrumpida cuando cuatro voces se hicieron presente en sus mentes, eran los guías de cada reino tratando de comunicarse con ellos.

—Abran el portal a la dimensión celda, unan sus gemas y junten su poder. Es la única forma de detenerlos— exclamaron cuatro voces al unisonó.

Siguiendo sus ordenes cada rey extrajo la gema de su corona y al juntarla el vórtex zafiro se abrió en el cielo. De este salió una gran ventisca que buscaba succionar a los seres con alma oscura y encerrarlos dentro de él. Sin importar que tanto se aferraran las sombras fueron tragadas por la nueva dimensión. Cuando en el campo de batalla ya no quedaba ningún ser de sombras el vortex fue sellado y las gemas salieron disparadas en diferentes direcciones como si trataran de repeler su propio poder.

Adahara: La profecía de los cuatro reinosWhere stories live. Discover now