CAPÍTULO 2

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Las voces se entremezclaban en el Sturbucks donde nos habíamos encontrado. Sentado en un sillón de tela roja y sosteniendo un vaso de frapuccino fijaba mis ojos en Eric quien había ocupado el asiento de enfrente. Una mesa pequeña y redonda nos separaba. Había accedido a quedar conmigo para mi asombro. Di un sorbo a mi bebida y esperé a que él hablara pero no abrió la boca. Me aclaré la garganta para romper el pesado silencio que nos había envuelto

-¿Todo bien? -le pregunté un tanto nerviosa.

Él se inclinó sobre la mesa y me cogió con delicadeza el vaso. Lo dejó sobre el mueble y me di cuenta que lo había estado rompiendo por la parte de arriba.

-¿Qué querías contarme?

Exhalé un suspiro y noté calor en mis mejillas.

-Le mentí a Adriel. No sabía cómo evitar que os pelearais.

Tras unos segundos estudiándome con la mirada rompió en una sonrisa nerviosa.

-¡Vaya! Eso lo soluciona todo. -me dijo.

Se pellizco la barbilla y esperé que añadiese algo más. ¿Qué era lo que solucionaba? Recuperé de la mesa mi vaso y absorbí por la pajita para beberme otro trago. Me quedé absorta observando una pareja a unos metros que estaba ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Se besaban. Desvié la mirada cuando oí la voz de Eric.

-Mira, Wendy, realmente me gustas. -¡vaya! ¡Así que era correspondida! A mis labios asomó una sonrisa. -pero no me gustaría que ese tío te rondase.

-No lo hará, le contaré la verdad.

Ambos nos miramos durante unos segundos hasta que azorada aparte la mirada hacia mi vaso.

-¡Ey!, mírame.

Lo obedecí y para mi sorpresa él acercó su rostro al mío. Olvidé de pronto cómo se respiraba al observar su cara tan pegada a la mía. Sus ojos estaban fijos en mí. Noté mi corazón agitarse con violencia dentro de mi pecho y recé para que no lo oyese. Se acercó un poco más y me dio un beso rápido en la nariz. Retrocedió con una sonrisa para acomodarse en el sillón.

-Cuando soluciones lo tuyo hablaremos de lo nuestro.

Aún notaba la cálida huella de su beso en mi nariz. Había deseado que besara mis labios. Decepcionada lo miré pero no se dio cuenta. Lo vi acabarse su bebida y se levantó. Yo también lo hice. Consultó su móvil y me enseñó la pantalla. Eran las ocho y media de la tarde.

-Entiendo la indirecta. -le dije con una sonrisa socarrona.

-No es mi culpa, sabes que a las nueve tengo partido.

Salimos del Sturbucks uno junto al otro pero sin tocarnos siquiera por accidente. Cuando llegamos a la boca del metro él se despidió de mí con un rápido beso en la frente. De nuevo me sentí decepcionada. ¿Si le gustaba por qué no me daba uno en la boca? Agité mi mano y bajé las escaleras girándome una vez para mirarlo. Seguía observándome y sonreí. Eso era una señal de que verdaderamente le gustaba.

Cuando llegué a mi calle lo primero que hice fue dirigirme a casa de Adriel. Cuanto antes terminase antes podría estar con Eric. Pulsé el timbre y la voz de su madre sonó por el telefonillo.

-¿Quién?

-¿Está en casa Adriel?

-Desde anoche no ha vuelto y no contesta el teléfono. Eres Wendy, ¿verdad?

Lo cierto es que nos conocíamos y se sabía de memoria mi voz así que no me sorprendí. De pequeña siempre jugaba con su hijo hasta que él decidió hacerse como es. Sentí un poco de nostalgia cuando recordé lo unidos que estábamos.

-Sí, Miriam, soy yo. -le respondí. -¿Sabes dónde podría estar?

-En casa de Rubén o a saber dónde. Ya no sé qué hacer con él. -se la notaba un poco desesperada. Y no la culpaba, Adriel se había vuelto difícil.

-Bueno, si viene dígale que me llame al móvil. Es urgente.

Me despedí y eché a correr a mi casa. Una vez en mi habitación decidí llamar a su número de móvil. Cuando pensaba que no me lo cogería su voz sonó al otro lado de la línea algo cansada.

-¿Qué ocurre, Wendy?

-Necesito hablar contigo.

-Ahora no es el momento. Enserio...

-¿Dónde estás? ¿Qué te ocurre?

-Estoy en el descampado del instituto. ¡EY! -de pronto gritó y di un respingo. -¡¿QUÉ HACÉIS?!

Al otro lado del móvil oí un chillido agudo.

-¿Qué está...?

Pero Adriel me había colgado. Seguramente estaba metido en algún lío. Enfadada me levanté y decidí salir corriendo hacia el lugar en el que me había dicho que estaba. Crucé los dedos para que no fuera nada grave pero con él nada se podía garantizar.

PERDONA POR NO QUERERTE #Wattys2015Where stories live. Discover now