Tu presencia en mi vida fue tan fugaz como significativa, llamaste a la puerta de mi corazón con un suave susurro casi imperceptible para una jauría de emociones presas que gritaban desesperadas al otro lado, tratando de revelarse al exterior, aquél susurro había logrado colarse entre la ranura de aquella puerta, como un simple viento que sopla, pero fue lo suficientemente fresco como para sentir una profunda necesidad de cubrirme con tus brazos, aquel día, tuve la necesidad de dejarte pasar, y todas aquellas emociones que guardaba con recelo se sintieron en libertad, después de tanto tiempo, revolotearon y fueron activando las fibras más sensibles y emotivas de mi ser, y dejé que te adentraras más, casi pude sentir tu calidez tocar mi alma. Hoy que ya no estás te recuerdo con cariño mientras corro detrás de cada emoción que liberé con tu llegada, avisando que su tiempo en libertad había expirado, volviendo poco a poco a guardarlas en mi interior. Gracias por ser esa brisa en primavera, tan sutil, tan dulce y tan pasajera, te devuelvo tus brazos, es hora de dejar que el calor del verano haga su trabajo.
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Tanto para decir.
RandomTantas cosas para decir que no se pueden decir, que solo me queda escribirlas y dejar el recuerdo de lo que pude haber dicho y no me atreví.
