Malas noticias (Cap. 2)

Start from the beginning
                                    

—¡Eres una machine, amiga! —me felicita Lena y me abraza por el costado, con cariño.

—Me toca —anuncio dando por finalizada mi respuesta, no me gusta concretar cifras ni regodearme—. Quiero preguntar algo a Iris —digo mirando hacia mi fichaje—. ¿Estás contenta con tu trabajo, cielo? Desde que acabaste el máster me parece que estás algo desilusionada, no sé.

—Así es, desilusionada es una buena forma de resumirlo. Pensé que, al terminar el máster, me ascenderían; así me lo habían insinuado en numerosas ocasiones. Y nada, no he visto mejora de ningún tipo.

—Tampoco te has quejado —le recuerda Lena con sutileza.

—No quiero que me mejoren condiciones porque me quejo, quiero que lo hagan porque me lo merezco —aclara Iris convencida.

Lena nos mira a mí y a Tania, juraría que pidiendo refuerzos.

—Cariño, nadie se merece ese ascenso más que tú —admito con sinceridad—, y tu empresa lo sabe. Pero se aprovecha de que no lo peleas para ahorrárselo.

—Estoy de acuerdo —concluye Tania.

—Lo pensaré —acepta Iris apocada—. Mi pregunta es para mi magdalena de fresa —anuncia dirigiéndose a su chica y cambiando su expresión por una preocupada—. Lena, ¿llevas bien mi vuelta con Angie? ¿Por qué no lo cuentas ahora que estamos en plan «terapia de grupo»? —sugiere con humor.

—¡Ehhh! No te cachondees, ¡que la terapia de grupo es muyyyy efectiva! —defiendo convencida.

—¡Lo sé, lo sé! —reconoce entre risas Iris.

—Lo llevo regulinchi —suelta Lena captando nuestra atención. Iris coge su mano con cariño mientras Lena sigue hablando—. Ni con calendario me acostumbro a tenerte tantos días fuera de casa.

La angustia con la que lo dice nos llega a todas hasta el fondo de nuestro interior y somos capaces de sentir esa desazón que debe suponer compartir el tiempo de la persona que amas, con otra persona. Lena es tan auténtica, que cuando se abre, te lleva con ella a donde sea que vaya.

—¿Con Gerard estás bien? —pregunta Tania a Lena con interés.

—¡Más que bien! —responde ella recuperando una ilusión innata y una sonrisa de pardilla enamorada que nos hace sonreír a todas—. Con Gerard todo es... ¡perfecto!

—Alucino de que estando tan enamorada y tan entretenida con tu noviete, tengas tiempo de estar celosa porque tu novieta tenga otro vínculo —resume Tania con alucine real.

—Chicas, es que... lo que siento por Iris es independiente de lo que siento por Gerard. Uno no anula las ganas del otro, ni uno saca amor al otro. Es difícil de explicar para vuestras mentes monógamas, pero es así —afirma metiéndose un poco con nosotras, en broma—. Además, soy humana, siento celos, ¡como todos! Tengo derecho.

—¡Claro! Oye, hablando de abrir la mente y los vínculos... —anuncio expectante por ver sus reacciones. Son de sorpresa y capto la atención de todas al instante. Me río de ellas y alargo su sufrimiento bebiendo de mi vino antes de continuar—. ¿Creéis que debería ampliar mi agenda sexual?

—¡Por supuesto! —aplaude Tania.

—¿Ha pasado algo con Marc? —intenta adivinar Lena preocupada.

—No, no. Qué va. ¡Todo bien con Marc! —aseguro y me pierdo unos instantes rememorando la noche fogosa que pasamos juntos la última vez que nos vimos. Habíamos cenado con vino y llegamos a su piso achispados y ardientes. No nos dio tiempo ni de quitarnos del todo la ropa. Fue un polvazo ansioso de lo más placentero.

Seducción encriptadaWhere stories live. Discover now