Incluso, se podría decir que la obra que Leah escribía en wattpad tenía sentido, ella era una hábil lectora, aspirante a escritora.... Escribir sobre cómo evitar la muerte de tantos personajes era imprescindible.

Leah ayudó a muchísimos, pero no pudo ayudarse a sí misma.

Daba consejos a multitud de personajes, pero no podía seguir sus propios consejos.

Era inevitable su final en una situación que lo ameritaba.

Ella no podía detener el fin del mundo sola.

Ella no podía cambiar su mundo caído.

Muchos menos su destino.

El corazón de Ismael pesaba, y tenía tantas ganas de traspasar las páginas para poder abrazarla, mucho más cuando ella presenciaba el beso de los protagonistas en el fin del mundo, y Leah no tenía a quién acudir para sentir esa seguridad.

No es que la necesitara, de hecho, Leah era una chica fuerte, pero si el mundo se estaba yendo al carajo, ella también quería vivir una historia cliché y romántica: donde un chico la salva en el último momento.

Leah no creía en el amor, pero lo vivía a diario en las letras de todos los libros que había leído. Pero no era suficiente, no se sentía del todo real.

Aquello le hacía sentir peor a Ismael: Él quería ser esa persona que la acompañara y le sostuviera sus miedos, y los cubriera entre sus brazos. 

Ismael acercó su rostro al libro, a una altura donde ya no era posible distinguir las letras, cerró con lentitud los ojos y besó la página. Sintió el calor de sus labios cuando besó la palabra "Leah Lee". Quería fundirse en sus letras, arder en cada sílaba.

—Te quiero así de cerca—susurró Ismael—, como la tinta al papel, como las letras al libro. Te amo.

Era bueno confesar sus sentimientos al menos una vez antes de que fuera tarde. Sabía que si lo hacía por mensaje ella no respondería. Sabía que si no lo hacía ahora, ya no la volvería a leer, esa era la última vez que aparecería en el libro. Después, las letras se convertirían en ácidas lágrimas.

Leyó como Leah soltaba su último suspiro y fallecía en los brazos de Celeste.

A Ismael le temblaban los dedos cuando decidió cerrar el libro y apartarlo hacia sus pies. Ya no quería leer más, no si ya no significaba un final feliz para Leah, le importaban un carajo los otros personajes, si por él fuera, que el mundo ficticio ardiera.

Se dio media vuelta y hundió su rostro en la almohada, con cada lágrima que enjuagaba sus mejillas recordaba las alocadas teorías de Leah en su libro de wattpad, cada gota podía salvarle la vida al personaje ficticio.

Pero no importaba cuanto llorase Ismael, Leah era ficticia, y por si fuera poco, Leah era un personaje que moría. Era parte de la esencia de su historia.

Irónico, ¿no? Salvar a los demás, pero no poderse salvar a sí misma.

Después de largas horas, cuando los ojos de Ismael le permitieron volver a enfocar las palabras sin que se distinguieran borrosas por las lágrimas, retomó el libro. Aún no se revelaba la razón del título del libro.

¿Deadly kiss? La respuesta estaba en el final.

Y se resumía en traición: la protagonista se volvería el personaje más vil y miserable de todos. Aunque el policía Venzor siempre veía por Celeste, la cuidaba y protegía, llegó un momento en la novela donde ella lo besaba para despistarlo y así salvarse a sí misma.

Si Celeste tenía que elegir entre morir, o que muriesee el amor de su vida; elegía al policía Venzor, causando así la muerte de otro personaje.

Y por eso, al final, dolía más la muerte de Leah. El lector se enteraba que la narradora lo estuvo engañando, la protagonista era quien narraba, y lo que había dicho anteriormente, sobre la muerte de Leah, era cómo Celeste se lo había relatado al policía Venzor, para que la buena percepción de ella no se borrara, y se mantuviera la confianza.

El libro que me lleva a ti (1)Where stories live. Discover now