Capítulo 33. Esta es mi realidad.

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No puedo vivir sin ese niño en mi vida.

Amelia tuvo que ir a la galería, después de todo, ella trabaja todos los días. Pero aún así no renuncie, fui con ella, obvio. Ahora estoy aquí observándola fotografíar algunos animales domésticos. Según Amelia, ella estaba haciendo un libro de fotos para una amiga. Se ve tan concentrada y sexy con esa cámara en la mano.

La forma en que mueve sus brazos, guiando su equipo. Como un maestro que comanda la orquesta. Tal vez estoy realmente enamorada de ella, por quedar de esa manera tan boba sólo porque respire. Y cada vez que me sonríe, es como si el mundo se detuviera, como si todo alrededor desapareciera.

- Cariño, es casi la hora de tu consulta con la Dra. Rocío - no note en qué momento ella se acerco a mí. Sonrío y abro los brazos, llamándola para que se siente en mi regazo. Amelia se sienta frente a mí, sus piernas a cada lado de mi cuerpo - ¿Te sientes mejor ahora? Puedo llamarla y cancelar si quieres.

Subo y desciendo mis manos en su cintura, acariciando esa parte. Amelia tiene sus manos en mis hombros.

- Me siento mucho mejor ahora.

- Eso es bueno - se inclina hacia adelante y besa mis labios.

- Muy bueno - coloco una mano sobre su espalda y la empujo contra mí, sus labios están a centímetros de los míos - ¿Vas a ir conmigo?

- Por supuesto - coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja - Estoy preocupada por ti. Han pasado tantas semanas desde que no tenías una pesadilla, y está fue realmente aterrador. Todavía puedo oír tus gritos.

- Lo siento por asustarte.

- No es tu culpa, mi amor - sonríe dulcemente y acaricia mi mejilla - Pero es posible que hayas traumatizado a nuestro hijo.

- Sí lo sé, él entro a nuestro cuarto casi llorando.

- Fue aterrador - es posible notar la agonía en su voz. Estaba aterrorizada durante la pesadilla y ella por no poderme despertar. No consigo imaginar cómo sería si fuera lo contrario. Bueno, probablemente me desmayaría - Pero está todo bien ahora, vamos a salir de esta también.

- Contigo a mi lado estoy segura que así sera.

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Acabamos de llegar al consultorio de la Dra. Rocío, confieso que estoy ansiosa por sacar esa angustia que permanece dentro de mí. Hay algo que me aterroriza, y no consigo descubrir que es exactamente.

Amelia tomo mi mano durante todo el camino, no pude escoger una esposa mejor. Es cariñosa y comprensiva, toda chica gusta de esa sensación de estar segura. Sé que con ella no necesito preocuparme, sin exigir nada. Ella está siempre a mi lado.

- Buenas tardes, Señora Luisita, Señora Amelia.

- Buenas tardes - saludo sonriente a la secretaria de la Dra. Rocío, Amelia sólo asiente con la cabeza y me acompaña hasta uno de los bancos de espera.

No demora más que unos diez minutos para que la puerta se abra y el paciente que estaba con la doctora, salga.

- Nos vemos la próxima semana.

- Hasta la próxima semana Dra.

Rocío se despide del chico alto del cual siempre olvido su nombre. Ella toma su portapapeles y mueve los ojos alrededor de la sala, sonríe al verme allí.

- Hola chicas bonitas - viene toda sonriente a nuestra dirección. Todavía me siento un poco celosa por la forma en la que ella le sonríe a mi esposa, pero ahora sé que es solo su manera. Y Amelia es amable con todos, no tengo motivos para dar escenas - ¿Todo bien?

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