— Después de aquello instales chips rastreadores a mis dos hijos, uno en el anillo de Jonathan, y el otro en un colgante que le regalé a Kathe en su cumpleaños — me quedé mirando el punto que se ubicaba en Nueva York.

— ¿Kathe está en Nueva York? — Steven negó con la cabeza.

— Ese punto es Jonathan, ahora mismo mi equipo está rastreando el chip de Kathe, dime, ¿Ella llevaba puesto su colgante? — asentí, era algo que nunca se quitaba.

— Perfecto, nos llevará un tiempo, pero la vamos a encontrar —

Saber aquello me daba un poco más de tranquilidad, sin embargo, tenía una fuerte opresión en el pecho, quería tener a mi mujer en mis brazos.

Ya empezaba a amanecer cuando uno de los chicos de Steven se acercó corriendo a nosotros

— Encontramos la ubicación del chip —

La policía se puso en marcha, llamaron varias camionetas y refuerzos, subí a cambiar mi ropa, no pensaba quedarme en casa esperando que ellos lograrán traer a Katherin a mi lado.

Desafortunadamente para nosotros, salimos casi a medio día de casa, debido a que no expedían la orden de allanamiento, papá tuvo que llamar a uno de sus amigos que ejercía como juez.

Por fin logramos salir en dirección a donde estaba mi mujer, eran casi dos horas de viaje desde donde estábamos.

— Le vamos a pedir que se mantenga al margen del proceso joven — mire al oficial encargado.

— Sí fuera su mujer la que está con un degenerado dueño de prostíbulos, ¿usted se mantendría al margen? — le pregunte y el sólo se rasco la cabeza incómodo, luego de hablar con otros oficiales se nos acercó entregándonos un chaleco antibalas a cada uno.

— Utilice este chaleco, sí las cosas se ponen feas busque dónde resguardarse — asentí con la cabeza mientras me ponía el chaleco antibalas bajo la chaqueta, al igual que mi padre y Steven.

Llegamos a una fortaleza, de muros altos, demasiado altos para mí gusto, unos cuatro metros de altura, aparte de eso estaba por completo rodeada de agua.

— Está era una antigua cárcel, se dice que la persona que compro el terreno demolió la cárcel para crear una mansión — sí Kathe estaba acá era imposible que pudiera escapar.

Con mucha dificultad logramos entrar, sin embargo, en nuestro camino no encontramos tantos guardias como pensamos íbamos a encontrar, solo tres, teniendo en cuenta la extensión de terreno era extraño.

La gran casa fue rodeada y ni bien entramos a ella pude escuchar gritos, y no cualquier grito, era Katherin, desesperado corrí por la enorme mansión seguido de mi padre, Steven y un par de oficiales más.

Mientras más me acercaba a la fuente de los gritos más desespero y angustia se instauraba en mi interior.

— Nooo, Nooo —

Escuché los gritos y el llanto de Katherin del otro lado de la puerta, y entre todos de dos golpes logramos tirarla abajo, nunca me imaginé ver lo que acababa de ver.

Mi mujer, a punto de ser penetrada sin su consentimiento por un maldito depravado, el juicio se me nublo por completo y la ira se apoderó de mí, corrí tan rápido como pude y de un solo puñetazo alejé al desgraciado de ella.

No podía parar, golpeaba sin descanso, quería matarlo con mis propias manos, le arrancaría cada parte de su asqueroso cuerpo.

— Matthew basta — papá y Steven lograron alejarme de él. — Ve con Katherin, nosotros nos encargamos hijo —

En el momento que escuche su nombre mi mente volvió a la realidad, y solo una cosa importaba en ese momento, Kathe.

Estaba desnuda, envuelta en una sábana, con claras marcas de golpes en su rostro, nuestras miradas se conectaron y no dude ni un segundo en correr a abrazarla.

— Matthew — sollozo abrazada a mi pecho.

— Está bien amor, ya todo está bien, estoy aquí —

— Tenía tanto miedo — tragué saliva antes de tener el coraje de preguntar lo que quería saber desde que la vi.

— ¿Te llegó a hacer algo en estos días? — ella negó con la cabeza y suspiré aliviado.

Mientras veía como lo esposaban Katherin se acercó al armario de la habitación y tomo algo de ropa de allí para cambiarse.

— Estuve encerrada en esta casa, había preparado todo para mí en este lugar, junto con... — se quedó en silencio un momento y antes de decir algo un oficial nos interrumpió.

— Debe ir a poner la denuncia, además debemos pasar por medicina legal para que le hagan todos los chequeos pertinentes y descartar la violación, es por protocolo — asentí y salí atrás de ellos guiando a Kathe.

— Espera, no podemos irnos, Maggie — seguía con eso en la mente.

— ¿Aún después de esto que te paso quieres seguir buscando pistas? Ya déjalo amor, no pienso ponerte en riesgo de nuevo — papá y Steven llegaron a nuestro lado, el primero abrazando a Katherin.

— No lo entiendes Matthew, Maggie está aquí —

— ¿Que dices? Es imposible linda, tal vez estás confundida por lo que pasó — le dijo papá mientras ella hacia fuerza para soltarse de mi agarre.

— Suéltame Matthew, debemos ir por Maggie — estaba a punto de gritarle cuando un pequeño corrió hacia nosotros seguido de una persona que conocía bien.

— Tía, tía — el pequeño salto a los brazos de Katherin mientras papá y yo nos quedamos viendo a un punto en específico.

— Amor, la encontré — me dijo Kathe y mis lágrimas cayeron sin permiso cuando por fin tuve a mi hermana de nuevo en mis brazos.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu